TAILANDIA: Nuevo gobierno, la pesadilla de Birmania

La dictadura de Birmania tiene buenas razones para preocuparse por el más reciente cambio de gobierno de Tailandia.

Con la nueva coalición de gobierno, encabezada por el primer ministro Abhisit Vejjajiva, del Partido Demócrata, el país cambiará la política que siguió hacia Birmania desde 2001: romperá la tradición de aplaudir a la junta militar y de encubrir sus desmanes frente a las críticas internacionales.

El nuevo canciller tailandés Kasit Piromya describió las nuevas pautas que aplicará el gobierno ante expertos y diplomáticos, en una conferencia celebrada poco antes de su designación.

"Somos una sociedad democrática y abierta y nuestra política exterior debe reflejar eso", señaló Kasit, diplomático que cumplió funciones en capitales como Washington y Tokio.

"Ningún acuerdo comercial marcará nuestra política exterior. Nuestro gobierno no mezclará política y negocios", añadió, poco antes de su investidura, el 15 de diciembre pasado. "No nos dejaremos chantajear por intereses económicos."
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Kasit también aseguró que Tailandia velará por los derechos humanos y se preocupará por el ambiente. "Debemos tratar a los birmanos como tratamos a los tailandeses. No haremos nada que perjudique a la sociedad birmana."

Esa concepción hunde sus raíces en la política exterior seguida por anteriores gobiernos del Partido Demócrata, el último de los cuales transcurrió entre 1997 y 2000.

Entonces, Bangkok mantuvo una dirección firme y clara en consonancia con el derecho internacional, explicó el periodista Kavi Chongkittavorn, columnista y editor de asuntos regionales del periódico tailandés en inglés The Nation.

La última coalición encabezada por los demócratas alentó la democratización birmana, recordó Kavi a IPS. También fue un periodo en que los derechos humanos se erigieron en pilar de la política exterior tailandesa.

De hecho, el gobierno del entonces primer ministro Chuan Leekpai no ocultó sus críticas hacia la junta militar birmana, conocida por sus violaciones de derechos humanos y su política represiva.

Su gobierno se negó a alinearse con Birmania tras un ataque perpetrado por disidentes de ese país exiliados contra la embajada en Bangkok en 1999.

Por el contrario, representantes de Chuan describieron a los atacantes como estudiantes en lucha por la democracia, lo que enfureció a los generales birmanos, quienes los habían acusado de terroristas.

Chuan también se negó a visitar Birmania mientras fue primer ministro, pero recorrió las capitales de los otros ocho miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean), es decir Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur y Vietnam.

De hecho, aquel gobierno promovió cambios democráticos en Birmania, un enfoque mucho más enérgico que el del resto de la Asean y el del propio bloque, cuya política al respecto era denominada "compromiso flexible".

La postura de la Asean le sirvió a Birmania de amortiguador ante las críticas internacionales.

Una nueva relación bilateral entre Tailandia y Birmania nació en 2001, con el triunfo electoral del partido Thai Rak Thai (TRT) que lideraba el multimillonario magnate de las telecomunicaciones Thaksin Shinawatra.

A los pocos meses, el entonces primer ministro Thaksin cedió ante las posibilidades de negocios en Birmania y dejó de promover reformas democráticas y los derechos humanos en ese país.

El cambio allanó el camino para visitas de alto nivel de los líderes de ambos países, nuevas inversiones tailandesas en Birmania y una mayor defensa de Bangkok ante las críticas internacionales contra ese país.

De hecho, Birmania fue descrita como el mejor amigo de Tailandia por un alto funcionario del gobierno de Thaksin.

Esos vínculos no se desgastaron durante los cinco años del gobierno de TRT, cuando las violaciones de derechos humanos del régimen birmano fueron condenadas por los otros miembros de la Asean.

En 2003, el gobierno de Thaksin fue el único de Asia sudoriental que salió en defensa de la junta militar tras la brutal agresión y consiguiente detención de la líder prodemocrática Aung San Suu Kyi.

Una defensa similar de la junta fue lanzada a principios de 2008 por el entonces primer ministro Samak Sundaravej, quien condujo una coalición gubernamental encabezada por el Partido del Poder Popular, sucesor del TRT, disuelto por fraude electoral en 2007.

Entrevistado por un canal de televisión tailandés acerca de la dura respuesta del régimen birmano contra las protestas, la respuesta de Samak fue: "Los asesinatos y la represión son normales allí."

"Significaría mucho si Tailandia ayuda al proceso de democratización de Birmania después de tantos años", señaló Soe Aung, portavoz del Foro para la Democracia, una red de activistas políticos que viven en su país y en el extranjero.

"Aplaudimos las declaraciones del nuevo gobierno tailandés", añadió en entrevista. "La junta debe haber tenido pesadillas al enterarse de que el Partido Demócrata volvió al poder."

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