Mientras agencias humanitarias alertan una grave crisis en Sri Lanka, el ministro de Asuntos Exteriores de India, Pranab Mukherjee, pidió a Colombo que se comprometiera a proteger la seguridad de los 250.000 tamiles atrapados en los combates entre los rebeldes separatistas y las tropas del gobierno.
Mukherjee, quien viajó a la capital srilankesa el martes, regresó este miércoles tras una importante reunión con el presidente Mahinda Rajapakse.
"El gobierno srilankés reafirmó que respetaría las zonas de seguridad y minimizaría los efectos del conflicto en los civiles tamiles", señaló la Alta Comisión India en Sri Lanka a través de una declaración divulgada tras la reunión.
"Hice énfasis en que las victorias militares ofrecen una oportunidad política para restaurar la vida y la normalidad en la provincia del norte y en toda Sri Lanka", rezaba la declaración, citando palabras de Mukherjee.
"Trabajaremos juntos con el gobierno de Sri Lanka para permitir que todos los srilankeses, y en particular la comunidad tamil, que ha sufrido la carga de los efectos del conflicto, tengan una vida normal lo antes posible", añade.
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Al hablar ante periodistas antes de su partida a Colombo, Mukherjee dijo que India estaba "contra todas las formas de terrorismo" y no tenía simpatía con ninguna organización, particularmente el LTTE (Tigres para la Liberación de la Patria Tamil), que está proscrito en India.
No obstante, "tendremos que ver cómo los civiles pueden ser protegidos y no se conviertan en desventuradas víctimas de la situación", añadió.
"Aunque India podría tener reservas sobre intervenir en Sri Lanka, el gobierno (en Nueva Delhi) está bajo una tremenda presión de sus aliados políticos para impedir una crisis humanitaria en las áreas tamiles" de ese país insular de Asia meridional, dijo el indio Praful Bakshi, oficial retirado de la Fuerza Área y que ahora asesora al Comité Internacional de la Cruz Roja.
Esa presión viene especialmente del partido Dravida Munnetra Kazhagam (DMK), aliado en el gobierno de coalición indio, que administra el estado sureño de Tamil Nadu. El estado es hogar de más de 60 millones de tamiles, muchos de los cuales simpatizan con sus pares étnicos de Sri Lanka.
"Hay infelicidad y furia aquí en Tamil Nadu", dijo a IPS en conversación telefónica el experto en seguridad B. Raman, radicado en Chennai, capital del estado.
"El gobierno srilankés, después de la visita del secretario del Exterior indio (Shiv Shankar Menon) a Colombo a comienzos de este mes, hizo parecer que Nueva Delhi aprobaba totalmente sus acciones. Esto motivó varios comentarios molestos en Tamil Nadu", añadió.
Por tanto, Mukherjee debió viajar a Colombo para aclarar malentendidos sobre la posición india y en particular para subrayar su preocupación sobre la crisis humanitaria tamil, según expertos en Nueva Delhi.
Después de tomar control de Mullaitivu, la última localidad que pertenecía al LTTE, el ejército de Sri Lanka habría rodeado a los remanentes rebeldes en pequeños lugares de la jungla. Pero unos 250.000 civiles tamiles se replegaron junto a los separatistas a las selvas de los distritos de Mullaitivu y de Kilinochchi. Estas áreas son continuamente bombardeadas por las tropas del gobierno.
"Cuando el ejército de Sri Lanka fue a Mullaitivu, la localidad estaba vacía", dijo Raman. "No hubo informes de recuperación de armas o de capturas de algún soldado del LTTE allí. Todo el aparato del LTTE junto a más de 200.000 civiles simplemente se habían mudado a la jungla", agregó.
"El gobierno srilankés afirma que esos civiles están a merced del LTTE, que los quiere usar como escudos humanos, en tanto que el sitio web de ese grupo, www.tamilnet.com, señala que los civiles huyeron porque 300 de ellos murieron por disparos de artillería del ejército", dijo Raman.
La preocupación de India por la situación humanitaria en Sri Lanka es compartida por el resto de la comunidad internacional.
La comisarios de la Unión Europea (UE) Benita Ferrero-Waldner, de Relaciones Exteriores, y Catherine Ashton, de Comercio, se reunieron con el canciller de Sri Lanka, Rohitha Bogollagama, el lunes en Bruselas para expresarle sus temores.
En una declaración, la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE), señaló que como copresidenta del Proceso de Paz de Sri Lanka observa los sucesos en el norte de ese país muy de cerca, sobre todo los significativos avances del ejército.
Los líderes de la UE urgieron al gobierno de Sri Lanka a que "tome acciones decisivas para frenar los abusos a los derechos humanos, incluyendo acciones contra los perpetradores, y para garantizar la libertad de prensa, que es un componente fundamental de cualquier democracia que funcione".
Además, expresaron su esperanza de que Colombo "tenga como prioridad delinear e implementar una ambiciosa y sostenible solución política que ponga a Sri Lanka en el camino de la paz y la reconciliación entre las comunidades".
El martes, la Organización de las Naciones Unidas divulgó una declaración alertando que cientos de miles de civiles atrapados en las áreas de combate en el norte srilankés estaban en grave peligro.
El secretario general del foro mundial, Ban Ki-moon, le pidió al gobierno y a los rebeldes de Sri Lanka que "permitan y faciliten el movimiento de 250.000 civiles actualmente en el área de combates a zonas seguras".