La diversidad social y de pensamiento existentes en la grey católica brilla por su ausencia en el VI Encuentro Mundial de Familias que se realiza en la capital mexicana, según observadores.
Iniciada formalmente este miércoles con la asistencia de unas 7.000 personas, entre ellas varios obispos, la cita organizada por el Vaticano tiene como objetivo promover y alentar la existencia de la familia tradicional conformada por hombre, mujer e hijos.
El encuentro dejó afuera la diversidad de la feligresía católica y el debate sobre los diferentes modelos de familia, además de que sus participantes son en su mayoría de alto poder económico, dijo a IPS Elio Masferrer, presidente de la no gubernamental Asociación Mexicana para el Estudio de la Religiones.
Para Masferrer, se trata de una reunión "definida bajo la verticalidad ideológica de la Iglesia", que alimentará su propio pensamiento "dejando de lado a la gran mayoría de laicos". Policías antimotines apostados cerca del lugar de la cita impidieron este miércoles el paso a simpatizantes del pequeño partido Socialdemócrata, que pedían la apertura de un debate sobre la existencia y los derechos de las familias no tradicionales, conformadas por homosexuales por ejemplo.
Diversas fuentes afirman que personeros de la Iglesia Católica obtuvieron de la municipalidad de la capital, comandada por el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, el compromiso de que la policía local evitará que cualquier tipo de manifestantes no deseados ingresen al encuentro.
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Activistas de la comunidad gay y transexual habían advertido que realizarían algún tipo de protesta por considerar que la Iglesia Católica los discrimina.
En la inauguración del martes del encuentro, que finalizará el próximo domingo, el presidente del llamado Consejo Pontificio para la Familia, cardenal Ennio Antonelli, declaró que la familia es un don de Dios, que está amenazado por el error y el pecado, así como el "relativismo".
Además, llamó a los fieles a defender esa institución de nuevas leyes que, desde su puntos vista, la amenazan.
El pronunciamiento fue interpretado por analistas como una crítica a normas vigentes en la capital mexicana que permiten la unión de personas del mismo sexo, el aborto antes de la 12 semanas de embarazo y la posibilidad de que una persona transexual cambie su identidad en sus documentos de nacimiento.
En forma paralela al encuentro religioso, grupos no gubernamentales como Católicas por el Derecho a Decidir y Population Council se reunieron en una sede alterna para debatir sobre los "Otros modelos de familia".
Portavoces de esa reunión declararon que el "modelo ideal o natural" de la familia "conlleva la discriminación y el desconocimiento de otras estructuras y formas de convivencia".
Para Masferrer, el VI Encuentro Mundial de las Familias no constituye un "verdadero espacio de diálogo y reflexión, pues vedó la participación a los "católicos que piensan y viven de manera diferente".
"Esta cita pasará como un encuentro más donde la Iglesia retroalimenta su pensamiento y cerrazón, donde se impone el no diálogo", opinó.
José Suárez, portavoz del no gubernamental Observatorio Eclesial, manifestó algo similar. En el encuentro no hay discusión y, "como era de esperarse", no generará respuestas a temas que preocupan a los católicos como el aborto y las uniones homosexuales, dijo.
El Encuentro Mundial de las Familias, que se efectúa en un centro de convenciones de la capital mexicana, tiene como antecedentes los realizados Roma en 1994 y en 2000 (Jubileo de las Familias), en 1997 en Río de Janeiro, en 2003 en Manila, y en 2006 en Valencia, España.
Para asistir a esta reunión de México, los interesados debieron pagar una cuota de entre 150 y 280 dólares, dependiendo de si eran inscripciones individuales o familiares. Según lo observado en la inauguración, la mayoría de los asistentes pertenecían a estratos sociales medios y altos y, aunque se informó que provenían de diversos países, la mayoría son mexicanos.
El presidente de México, Felipe Calderón, quien es un católico declarado, inauguró el encuentro con un discurso en que ligó parte de la inseguridad pública que vive su país a la disfuncionalidad y desintegración de las familias.
El mandatario declaró que es un deber central del Estado apoyar y tutelar a las familias, pues se trata de la principal "célula" de la sociedad.
Calderón expresó que esa tarea se dirige no sólo las familias tradicionales, sino también las formadas por madres solteras.
Añadió que lamentaba la ausencia en el encuentro del papa Benedicto XVI, quien adujo problemas de salud. "Lo extrañamos, pero lo vamos a seguir esperando siempre con los brazos abiertos", dijo.