Los ataques incendiarios y matanzas obligaron a las autoridades a cerrar escuelas para niñas y pusieron de rodillas a la industria del entretenimiento en la Provincia de la Frontera Noroccidental de Pakistán.
Hombres armados secuestraron el lunes al célebre comediante de la etnia pashtún Alamzeb Mujahid a plena luz del día, en las afueras del mercado de Hayatabad, en Peshawar, la capital provincial.
Las sospechas caen sobre miembros del movimiento extremista Talibán, que dominó la mayor parte del territorio afgano entre 1996 y 2001.
Mujahid ha trabajado en la cadena nacional Pakistán Television (PTV) durante más de 20 años, y tiene una miríada de seguidores de su comunidad étnica en este país y en el vecino Afganistán.
"Acababa de retirarse de su residencia rumbo al trabajo cuando tres hombres armados lo metieron en una camioneta y huyeron", dijo Tariq Jamal, presidente de la Asociación para el Bienestar de los Artistas Zoom (AWAZ, por sus siglas en inglés).
[related_articles]
Miembros de Talibán habrían asesinado, además, a la bailarina tradicional Shabana en el distrito de Swat, también en la Provincia de la Frontera Noroccidental.
Su cuerpo apareció colgado de un poste de electricidad. En el suelo, debajo deella, yacían discos compactos con su música, dinero y portadas de sus álbumes.
Al parecer, se trataba de una advertencia para que el público no desafiara la prohibición impuesta por Talibán de los "vicios antiislámicos".
A medida que la rama pakistaní de Talibán controla vastas áreas de la provincia, entre ellas áreas fronterizas y tribales, sus miembros se dedican a reprimir a los comerciantes que comercializan discos de música y películas, impiden a los peluqueros rasurar a sus clientes y clausuran escuelas de niñas.
Unas 300 de esas escuelas cerraron sus puertas sólo en el distrito de Swat, donde no queda ninguna tienda de música y películas.
"Talibán considera antiislámicas la música, las artes plásticas, la danza y el teatro. Los artistas corren peligro de ser ejecutados o secuestrados", dijo Ashraf Ali, de la Universidad de Peshawar.
El famoso cantante Anwar Gul murió por heridas de bala en el hospital, luego de ser atacado por desconocidos en el distrito de Malakand, cerca de Swat, el 30 de diciembre. Regresaba a su hogar de una boda en la que había cantado.
Antes de la prohibición impuesta por Talibán en la Provincia de la Frontera Nororoccidental, ninguna fiesta era considerada completa si no se contrataba a bailarinas y cantantes profesionales.
La amenaza obligó a la mayoría de los artistas a huir de las áreas bajo control del movimiento extremista, aseguró Jamal, quien se dejó la barba y ahora se dedica a vender comida en un puesto callejero.
"Sobreviví a un atentado. Me balearon el 11 de noviembre", dijo a IPS.
El cantante Haroon Bacha, de 36 años, una estrella en la Provincia de la Frontera Noroccidental y en las vecinas Áreas Tribales Federalmente Administradas con docenas de discos y películas en su currículum, debió solicitar asilo en agosto en Estados Unidos, a donde había viajado para participar en un recital.
"Recibía amenazas telefónicas de talibanes que me exigían abandonar la música. Pero es mi pasión, no puedo", dijo a IPS Bacha, entrevistado telefónicamente desde su actual residencia en Nueva York.
El cineasta local Tawab Sarhardi anunció que rodará sus películas en la provincia pakistaní de Punjab. "Talibán me advirtió que debía dejar de filmar. Pero no puedo: tengo ocho niños que alimentar", explicó.
Otro actor de PTV, Arshad Hussain, fue secuestrado en Mardan, localidad de las Áreas Tribales, y liberado una semana después. "Me dijeron que me matarían si no dejaba de actuar", afirmó.
La talibanización de la Provincia de la Frontera Noroccidental coincidió con la caída del régimen extremista a fines de 2001, provocada por la invasión encabezada por Estados Unidos tras los atentados terroristas que acabaron con 3.000 vidas el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Los talibanes afganos, la mayoría de los cuales pertenecen, al igual que los pakistaníes, a la etnia pashtun, atravesaron la porosa frontera y se refugiaron en las Áreas Tribales.
El gobierno pakistaní se enfrenta en duros combates con combatientes extremistas en esa zona, y los civiles suelen caer por el fuego cruzado.
Militares pakistaníes arrasaron en un bombardeo la casa del periodista Hameedullah en el poblado de Sacar Darra, en Swat, el 2 de este mes. Fuentes cercanas al profesional informaron que representantes del ejército le habían exigido no escribir artículos sobre la muerte de civiles.
Nueve periodistas murieron asesinados en Pakistán el año pasado, cinco de ellos al parecer a manos de combatientes islamistas.