En el clásico del cine de 1967 «La batalla de Argel, que recrea la guerra de independencia argelina, un líder insurgente esposado, Ben MHidi, es llevado ante un grupo de periodistas franceses para un intenso interrogatorio.
Uno de los periodistas le pregunta: "¿No piensa que es un poco cobarde usar bolsos de mujer y canastas para llevar escondidos artefactos explosivos que matan a tantas personas inocentes" en cafés y clubes nocturnos? Con la misma brusquedad, el insurgente argelino responde: "¿Y no le parece aun más cobarde lanzar bombas de napalm en aldeas desarmadas sobre miles más de civiles inocentes?"
"Claro, si tuviéramos sus aviones de guerra sería mucho más fácil. Dénos sus bombas, y ustedes podrán tener nuestros bolsos y canastas", añadió.
Como los insurgentes argelinos, los combatientes de Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) no peleaban a un nivel tradicional de campo de batalla, mientras los militares israelíes lanzaban su gran poder de fuego sobre una población prácticamente indefensa en Gaza. Más de 1.300 palestinos murieron en 22 días de conflicto.
"Quizás sería interesante ver los roles invertidos: los palestinos con los aviones de combate y los tanques de batalla estadounidenses, y los israelíes con cohetes caseros", dijo un diplomático árabe, estableciendo un paralelo con la insurgencia argelina.
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Además de los aviones F-16, los israelíes también usaron una amplia gama de equipos estadounidenses, incluyendo helicópteros Apache, tanques M60, vehículos blindados para transporte de soldados y artillería pesada.
Frida Berrigan, investigadora asociada del Centro de Recursos Comerciales de Armas en el Instituto de Políticas Mundiales de Estados Unidos, señaló que la gran parte del arsenal actual israelí está compuesto por equipos militares suministrados por los programas de asistencia estadounidenses.
Israel, recibió 226 aviones F-16 y jets de ataque, más de 700 tanques M60, 6.000 vehículos y cientos de aviones para transporte de personal, helicópteros de ataque y aviones de entrenamiento, así como bombas y misiles tácticos de todas las clases.
Por contraste, cientos de cohetes erráticos usados por Hamás son tan rudimentarios que la mayoría no dieron en sus objetivos.
"Israel tiene enormes recursos militares", afirmó Natalie Goldring, investigadora del Centro para la Paz y Estudios de Seguridad en el Colegio Edmund A. Walsh de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown.
Los últimos acontecimientos demostraron que Israel pueden destruir grandes áreas de la Franja de Gaza. "Pero no puede defender efectivamente su pueblo contra los relativamente poco sofisticados cohetes" de Hamás, dijo Goldring a IPS.
A pesar de su tamaño y sofisticación, las fuerzas militares israelíes no han producido la paz. Y probablemente no lo logren. "No hay señal de que ninguna de las partes tenga éxito en usar la fuerza para convencer a la otra a que se rinda", agregó.
Mientras, organizaciones de derechos humanos acusaron a Israel de emplear municiones y artillería que nunca debieron haber sido lanzadas en zonas densamente pobladas.
Amnistía Internacional (AI) instó el jueves a las autoridades israelíes a revelar qué tipo de armas y municiones usaron contra la población palestina.
"Ahora sabemos que municiones de fósforo blanco fueron usadas en áreas civiles, aunque las autoridades israelíes previamente negaron esto", dijo Donatella Rovera, quien lidera un equipo investigador de AI en Gaza.
"Ahora tenemos evidencia irrefutable del uso de esta arma, pero los médicos que trataron a las primeras víctimas no sabían que había causado esas heridas", agregó.
En una declaración divulgada el jueves, AI señaló que los médicos en Gaza tienen dificultades para tratar ciertas clases de heridas pues desconocen el tipo de armas que las causaron.
"Los médicos nos dicen que encuentran nuevos patrones de lesiones entre algunos palestinos víctimas de los ataques militares israelíes", afirmó Rovera. "Algunas víctimas presentaban miembros carbonizados, y los médicos que los trataban no sabían qué armas habían sido usadas".
El jefe del Departamento Quirúrgico del Hospital Al Shifa en Gaza, Subhi Skeik, dijo: "Tenemos muchos casos de amputaciones y reconstrucciones vasculares, en los que normalmente se espera que los pacientes se recuperen. Pero, para nuestra sorpresa, muchos murieron una hora o dos después de su operación. Esto es dramático". Mientras, la organización Human Rights Watch (HRW) dijo que el uso de artillería pesada en áreas residenciales de la ciudad de Gaza violó las leyes de la guerra contra ataques indiscriminados.
En una declaración divulgada la semana pasada, HRW dijo que uno de sus investigadores de la frontera de ese territorio palestino observó el repetido uso de proyectiles israelíes de 155 milímetros, que al estallar provocan una fragmentación capaz de hacer daños hasta a 300 metros de distancia.
Disparar estos proyectiles "en el centro de Gaza, cualquiera sea el objetivo, probablemente causará terribles víctimas civiles", dijo Marc Garlasco, analista militar de HRW.
Al usar estas armas en esas circunstancias, Israel perpetra ataques indiscriminados en violación de las leyes de la guerra, añadió.
Consultado sobre la posibilidad de un cambio de política bajo el nuevo gobierno de Estados Unidos, Goldring dijo a IPS: "La administración de (Barack) Obama y su enviado a Medio Oriente, George Mitchell, afrontan una tarea difícil".
Pero la diplomacia ha ayudado a generar una situación más pacífica entre Israel y sus vecinos Jordania y Egipto, progreso que antes parecía imposible.
"Se necesitará capacidad y suerte para producir un resultado similar con Hamás. Pero la opción militar claramente no está funcionando para ninguna de las dos partes", sostuvo.