FORO SOCIAL MUNDIAL: Beneficios temporales al barrio anfitrión

El agua, que corría pocas horas diarias por las cañerías, ahora llega todo el día, y la policía triplicó el número de efectivos, reduciendo la violencia, pero la gente del barrio Terra Firme no alimenta esperanzas de que esas mejoras permanezcan después del Foro Social Mundial (FSM) en esta ciudad de Brasil.

Los 100.000 habitantes del barrio ubicado al lado de las dos universidades que acogen la mayoría de las actividades del FSM fueron beneficiados también por la pavimentación de calles y el cierre de los bares a las 22 horas, medidas con que el gobierno local buscó mejorar las condiciones del encuentro mundial de la sociedad civil que tiene lugar del martes a este domingo en Belém, capital del norteño estado de Pará.

"Pude inaugurar la ducha que compré hace 10 años", que permanecía sin uso por falta de agua, contó Maria do Pilar Pantoja, funcionaria de una escuela para sordos. Pasada esta semana del Foro, cree ella, volverá bañarse con cubos de agua. No todos pueden perforar pozos o construir cisternas para disponer de agua a gusto.

Pero es la inseguridad el principal problema del barrio, según sus pobladores. "Fui asaltado 11 veces en esta panadería", señala Pedro Veras, que tiene el negocio hace cinco años y piensa instalar rejas en las puertas, como casi todos los comerciantes locales, para defenderse. Los productos son entregados a los clientes a través de aberturas que no permiten pasar el cuerpo de una persona adulta.

Pese al aumento de la vigilancia policial "acaban de asaltar a una señora aquí", a 100 metros de la puerta de la Universidad Federal Rural de la Amazonia (UFRA), dijo a IPS Antonio Marinho, mecánico que dice haber perdido 70 por ciento de sus clientes al trasladar su taller de otro barrio a Terra Firme, donde vive hace 30 años. "La mala imagen de este lugar violento" genera miedo, se lamentó.
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Esa imagen hace también que muchos taxistas se nieguen a llevar pasajeros a las calles angostas del barrio, dejándolos en la plaza donde está la policía, comentó Nilo Almeida, que trabaja con su taxi en Belém hace 16 años.

Terra Firme es considerado uno de los vecindarios más violentos de Belém, superado por su vecino Guamá, que lo duplica en población.

La Policía Militar trasladó efectivos del interior del estado para triplicar la cantidad de uniformados del batallón que actúa en los vecindarios cercanos a las universidades, con nuevos equipos y vehículos, según el teniente Rogerio Pereira. Es natural que los transferidos vuelvan a sus lugares de origen, pero la comandancia pretende mantener el refuerzo local, aseguró.

El batallón tiene el récord de incautación de armas en Pará, sumando 298 el año pasado y cerca de cien en lo que va de 2009. La caída de la violencia es reconocida por la población, destacó Pereira. Sus policías también hacen cumplir la prohibición de abrir los bares después de las 22 horas, adoptada en vísperas del FSM y que la gente quiere que sea permanente, porque también ayuda a bajar la criminalidad.

Pero esa medida sería la muerte del bar de Nei Vera Cruz, que antes recibía clientes hasta las 02.00 de la madrugada. Sus ingresos, de unos 200 reales diarios, ahora no llegan "ni a 50 reales", observó. Es un negocio riesgoso, en el que ya fue asaltado dos veces, pero se volverá "imposible" si se mantiene el toque de queda.

Vera Cruz no logra imaginar alternativas a esta actividad que ejerce hace dos años en lo que era el garaje de su casa, porque no pudo seguir en su trabajo de pintor de automóviles por problemas de salud en su columna.

La mayor presencia policial redujo la tensión en el barrio, donde se cometieron 10 asesinatos desde diciembre, según las cuentas de Vera Cruz. Pero él tampoco cree que prosiga el esfuerzo motivado por el FSM.

Antonio Valdecir, recepcionista en la UFRA, teme el recrudecimiento de la violencia después de que se vayan los visitantes extranjeros y el refuerzo policial, porque los delincuentes volverían con mayor sed para "compensar el tiempo perdido". Los asaltos no acaban porque la policía detiene a los que delinquen, pero la justicia los libera pronto, así que habría que cambiar las leyes, sostuvo.

Una visión más optimista tienen las jóvenes Larissa Pantoja y Estefani Silva, ambas en el tramo final de la enseñanza secundaria. El FSM impulsó el turismo en Belém, amplió la conciencia ambiental de la gente y trató de la defensa de la Amazonia, destacó la primera.

Su asistencia diaria a las universidades donde se celebra el Foro, sin embargo, no le permitió concurrir a más de un solo debate sobre ambiente, en el que dice haber comprendido muy poco. Pero es positivo que haya un debate "diversificado" sobre los problemas del mundo y de la Amazonia, observó Silva.

Las dos jóvenes anhelan una policía mas presente para poder salir de noche y criticaron a los activistas que reclamaron protección ambiental, pero arrojaron latas y todo tipo de basura en el suelo de las universidades.

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