ELECCIONES-ISRAEL: Sin lealtad no hay ciudadanía

Las listas árabes Balad y Ta’al podrían no ser autorizadas en las próximas elecciones de Israel, ya que representantes de todos los grandes partidos votaron por su exclusión. Danny Hershtal, candidato de Yisrael Beitenu, principal instigador de la medida, explica por qué la considera necesaria.

Bajo la sombra de la Operación Plomo Fundido sobre Gaza y la sensación de que la mayoría del público israelí la respaldó, los partidos derechistas Yisrael Beitenu (Israel Nuestro Hogar) y la Unión Nacional solicitaron la exclusión de los partidos árabes Balad y la Lista Árabe Unida – Ta’al.

El Comité Central de Elecciones, constituido por representantes de todos los partidos, aprobó descalificar las listas árabes. Balad y Ta’al ahora esperan un veredicto final de la Corte Suprema.

Se espera que ese tribunal rechace la decisión del Comité, como ocurrió en 2003 y 2006 antes de las elecciones esos años. Asociaciones de derechos humanos, medios y políticos de izquierda acusan a la derecha israelí de usar "política barata" y de "ganar votos en las espaldas de los soldados" enviados a Gaza, mientras que Yisrael Beitenu insiste en que su iniciativa fue poco más que una "responsabilidad legal".

IPS: ¿Cuáles son los argumentos de la exclusión para los comicios del 10 de febrero?

DANNY HERSHTAL: Según la ley israelí, un partido que se presenta a la Knesset (parlamento unicameral) tiene que cumplir lo establecido en la Declaración de Independencia de Israel, que señala que éste es un Estado judío y democrático. Si bien en el pasado hubo partidos que representaron a los árabes israelíes defendiendo sus derechos y la igualdad dentro del país, los líderes de Balad y Ta’al específicamente niegan la idea de que Israel tenga que ser un Estado judío. Por tanto, entendemos que contradicen la ley y no pueden presentarse en las elecciones.
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IPS: ¿Cuál es la evidencia que presentan contra Balad y Ta’al?

DH: Recientemente hemos compilado nueva evidencia: durante la última operación militar en Gaza hubo una marcha en la localidad árabe de Sakhnin, en el norte de Israel, en la que uno de los miembros de Balad llamó a sus seguidores no sólo a protestar contra las acciones de los soldados israelíes, sino también a atacarlos físicamente, y liderar una rebelión armada contra Israel.

Esto va más allá de cualquier sentido de protesta democrático o de cualquier disentimiento democrático sobre una decisión de gobierno. Es un abierto llamado a la rebelión. Presentaremos estas declaraciones ante la Corte Suprema, mostrando que esos partidos no simplemente desacuerdan con el gobierno. Son partidos que abiertamente quieren derrocar y cambiar la naturaleza del país. Esto va más allá del espectro de lo que debe ser permitido.

IPS: Los intentos de excluir los partidos árabes de las elecciones han fracasado en 2003 y 2006. ¿Por qué debería ser diferente esta vez?

DH: No puedo decir que tengo gran confianza en que funcionará. Pero tenemos la ley de nuestro lado y la responsabilidad de mostrar que esos partidos han ido más allá de lo que es democráticamente aceptable. Será incluso una señal a los israelíes árabes: si tienen quejas con el gobierno, tienen el derecho democrático a manifestarlas, pero no a través de líderes que luchan y crean más violencia en el país. Esa no es la forma en que puede conseguir el tipo de igualdad y emancipación que merecen.

Deben elegir líderes que quieran ser parte del país, que puedan discrepar con el gobierno pero que llamen a una abierta disensión. Durante las últimas elecciones, el líder de Balad, Azmi Bshara, fue acusado de ayudar a Hezbolá (Partido de Dios, movimiento chiita libanés) durante la segunda guerra de Líbano (en 2006). Se fue del país antes de que pudiera ser responsabilizado. Balad nunca se distanció de las acciones de Bshara, e incluso permanece su foto en su sitio web como un líder a seguir. Otra vez se revela la traicionera naturaleza de esos partidos.

IPS: ¿Cómo reacciona a la acusación de la izquierda judía y de los medios de que esto es una maniobra electoral para salir en los titulares y ganar votos?

DH: Hay una sana base legal para lo que estamos haciendo, y por lo tanto no lo llamaría una maniobra. Con toda honestidad pienso que Yisrael Beitenu se beneficiaría más de tenerlos en la campaña, porque si compiten y abren sus bocas y dicen cosas violentas e incitadoras, la atención de los medios que reciben nos haría ascender en las encuestas.

Por tanto, no está en nuestro interés electoral descalificarlos. Tenemos una responsabilidad legal, y sentimos que la Corte Suprema ha sido ciega ante la actual incitación. Esperamos que esta vez cambie su forma de pensar y haga lo que es apropiado de acuerdo con la ley.

IPS: Mientras, el viceprimer ministro, ministro de Asuntos Estratégicos y presidente de Yisrael Beitenu, Avigdor Lieberman, realiza campaña con el eslogan "Sin lealtad, no hay ciudadanía". ¿En esa forma no está dirigida claramente a los israelíes árabes?

DH: Hasta cierto grado, sí, pero también están los judíos que no asumen responsabilidades y lealtades demandadas a un ciudadano por cualquier estado. Si bien admito que definitivamente hay discriminación contra los israelíes árabes, desde una perspectiva legal tienen todos los derechos. Y, si bien tienen el derecho a exigir un mayor grado de equidad y los mismos fondos de los programas del gobierno, no tienen derecho a demandar la disolución del país.

Estamos muy orgullosos de tener el apoyo de la comunidad israelí drusa. Sirven en el ejército y están dispuestos a aceptar a Israel como un Estado judío. Nada les gustaría más que gozar su ciudadanía, tienen su lealtad en la solapa y están dispuestos a ser juzgados por los compromisos que han hecho al país para ser tratados como ciudadanos iguales.

IPS: ¿No es lógico que los árabes o en particular los palestinos no sean leales a un Estado que repetidamente se llama "judío"?

DH: No podemos permitir una continuación del debate sobre la naturaleza del país. Si eso pasara, la nación perdería su legitimidad, tanto a nivel interno como externo. Israel fue fundado bajo el principio de ser un Estado judío, y eligió tener un gobierno democrático que respeta el derecho de todos sus ciudadanos para que gocen la misma protección bajo la ley. Desafortunadamente, los partidos israelíes árabes no tienen líderes que estén interesados en mejorar los derechos de los árabes, sino que tienen líderes interesados en causar problemas, que de hecho intentan socavar los fundamentos del Estado.

Por ejemplo, los partidos árabes nunca votaron el presupuesto. Con infraestructura y saneamiento limitados en las localidades árabes de Israel, uno esperaría que al menos eligieran líderes que intervinieran en el presupuesto. Pero nunca lo hacen, porque sienten que el problema tiene una parcialidad subyacente contra los árabes. En esencia, intentan socavar el Estado en lugar de trabajar por una mejora para la población.

En la misma reunión del Comité Central de Elecciones, cuando decidimos excluirlos, fue cómico que uno de los líderes árabes gritó: "Israel es un país racista que excluye partidos mientras bebe la sangre de niños palestinos". En la misma afirmación en la que acusan a Israel de racista, traen la vieja y molesta imaginería antisemita.

Si bien los partidos de izquierda en Israel han protestado contra muchos de nuestros ideales, y hay varias cosas con las que discrepamos, todavía podemos discutir con las fuerzas políticas que quieren lo mejor para Israel. Cuando un partido intenta hacer algo que es absolutamente lo peor para el país, con la mira de socavarlo, va más allá de lo tolerable en una democracia. Un partido así no debería tener el derecho a sentarse en el gobierno.

IPS: Si se excluye a los partidos árabes de las elecciones, un quinto de la población de Israel no podrá estar representada en la Knesset. ¿No le parece que su iniciativa en sí misma es un ataque directo a la democracia israelí?

DH: La Corte Suprema ha afirmado repetidamente exactamente lo que usted acaba de decir. Y sí, hay una buena posibilidad de que permita a esos partidos volver a presentarse, porque siente que los árabes israelíes merecen algún tipo de representación. Son bienvenidos si quieren votar a cualquier partido sionista: Yisrael Beitenu, Kadima, Likud, así como el Laborista y el Meretz. Y otra vez, no queremos evitar que voten por su propio interés, pero su interés no puede socavar los propios fundamentos del país.

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