Mientras se siguen cometiendo violaciones a los derechos humanos en todo el mundo, nuevas coaliciones de gobiernos en el Sur y Oriente desvían con éxito las críticas a su desempeño en el tema, señala el completo informe anual presentado este miércoles por Human Rights Watch (HRW).
Pero aún frente a ese desalentador escenario, el alba de una nueva era en Estados Unidos, con la asunción de Barack Obama como presidente el 20 de este mes, podría significar también el renacimiento del movimiento por los derechos humanos, añadió el grupo
El año pasado fue problemático para los defensores de los derechos humanos, según el Informe Mundial 2009 presentado este miércoles.
Pero, con la asunción de Obama el próximo martes, Estados Unidos podría limpiar su accionar a lo interno y recuperar la moral necesaria para tomar la iniciativa a nivel internacional, señala la introducción del informe, elaborada por el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.
"Por primera vez en casi una década, Estados Unidos tiene la posibilidad de recuperar su credibilidad mundial perdida, dando vuelta la página sobre las políticas abusivas de la administración" del saliente presidente George W. Bush.
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La mayor parte de las iniciativas en temas referidos a derechos humanos ha provenido de gobiernos en el Sur y Oriente. Pero, en lugar de concentrarse en poner fin a los abusos, lo hacen en desbaratar los esfuerzos internacionales para juzgar a los responsables y condenar las atrocidades.
Esto quiere decir que los países más implicados en el apoyo a los derechos humanos perdieron influencia en detrimento de aquellos que no los respetan, como Egipto, Rusia o China.
"Hoy, los que conducen la más enérgica diplomacia sobre derechos humanos probablemente residan en lugares como Argel, El Cairo o Islamabad, con el respaldo de Beijing y Moscú. El problema es que están presionando en la dirección incorrecta", indicó Roth en su introducción.
Mientras muchos de los regímenes en esos países buscan ocultar sus propios abusos, su voz solamente tiene peso por el considerable apoyo que reciben de países que fingen respetar y promover los derechos humanos.
Esta "equivocada" y "cruel solidaridad", al decir de Roth, entre países del Sur y ex colonias ha creado una coalición que fuertemente se opone a los esfuerzos de instituciones internacionales.
Estos países por lo general "invocan la solidaridad del Sur, pero detrás de su noble discurso, la solidaridad que tienen en mente es con gobiernos represivos, no con sus víctimas", señala el informe.
Lo más "decepcionante" para Roth son los casos como el de Sudáfrica, que, a pesar de ser una gran democracia con un discurso favorable a los derechos humanos y que logró emerger del apartheid (sistema de segregación de la minoría blanca en perjuicio de la mayoría negra) con la ayuda de la comunidad internacional, hoy bloquea la investigación a regímenes como el del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, al que muchos sudafricanos ven como líder de un frente anticolonialista.
Pero el trabajo destaca que, si bien algunos países del Sur están lejos de tener un historial ideal sobre derechos humanos, otros han emergido como líderes en la materia.
HRW especialmente destacó a América Latina, donde "los gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica y Uruguay han consistentemente apoyado las iniciativas de derechos humanos", así como varios países en África.
Además, la culpa del activismo contra los derechos humanos en el escenario internacional no puede sólo echarse sobre los pies de las coaliciones en el Sur y sus partidarios en Rusia y China. De hecho, Estados Unidos ha jugado un papel importante en socavar los derechos a través de las políticas de Bush.
Primero y antes que nada, "porque la más efectiva defensa de derechos humanos es por el ejemplo". Estados Unidos ha dañado su reputación y su peso debido a sus propios demonios en casos como las prisiones militares en la base de Guantánamo, Cuba, y en otros lugares secretos, así como las llamadas "entregas" o desapariciones forzadas de sospechosos y las tácticas de interrogatorio que muchos consideran tortura.
La administración de Bush también ha llevado adelante una política de "hiper soberanía", subrayando el derecho de las naciones a regir dentro de sus fronteras. Esto es "música para los oídos" de Rusia, China e India, ya que fortalece sus propios argumentos para refutar las críticas a su desempeño en materia de derechos humanos.
HRW también criticó al gobierno de Bush por no respaldar la Corte Penal Internacional y no participar del nuevo Consejo de Derechos Humanos, que es el "organismo gubernamental líder" en la materia.
Pero la administración de Bush terminará en menos de una semana, y el presidente entrante ofrece un potencial de renovación, subrayó Roth.
"La administración de Obama debe deshacer el terrible daño causado por el gobierno de Bush y comenzar a restaurar la reputación del gobierno de Estados Unidos y su efectividad como un defensor de los derechos humanos", escribió. "Cambiar la política estadounidense sobre cómo luchar contra el terrorismo es un lugar clave para comenzar", añadió.
Esto significa cerrar Guantánamo y todas las prisiones secretas, así como juzgar a los más graves violadores de derechos humanos dentro de fronteras estadounidenses.
"La tortura es un delito muy grave, y las personas que la autorizaron deben ser juzgadas", dijo Roth al presentar el informe.