AMÉRICA LATINA: Crisis en Gaza despierta adhesión a Palestina

La crisis humanitaria en Gaza por la ofensiva militar de Israel iniciada el 27 de diciembre motivó actos de solidaridad en la mayoría de los países de América Latina, mientras los gobiernos de la región se manifiestan en forma casi unánime a favor de un cese el fuego y condenan el uso excesivo de la fuerza del Estado judío.

Quien llegó más lejos en el reclamo fue el presidente venezolano Hugo Chávez, al expulsar al embajador israelí en Caracas, pero también desde el gobierno brasileño se hicieron escuchar críticas de grueso calibre.

Chávez ordenó el martes la expulsión del diplomático israelí Shlomo Cohen y de sus inmediatos colaboradores, algo que no han hecho siquiera los estados árabes que mantienen relaciones con Tel Aviv.

El mandatario venezolano llamó "cobarde" al ejército de Israel, acusó al gobierno de Ehud Olmert de "asesino y genocida" y afirmó que "el presidente de ese país (Shimon Peres) debería ser juzgado por la Corte (Penal Internacional) de La Haya".

Funcionarios de gobierno y parlamentarios acudieron a la mezquita de Caracas para un mitin en respaldo a la población de Gaza, y los principales dirigentes lucieron "kefiyas" (pañuelos palestinos) a modo de bufandas, a la vez que miles de personas, en su mayoría oficialistas, participaron de una manifestación a favor de Palestina, y llegaron hasta las puertas de la embajada israelí gritando consignas como "No más petróleo a Israel" y "Boicot a los productos israelíes".
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En coincidencia con la voz de profesores universitarios que simpatizan con la oposición, el presidente de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela, Abraham Benshimol, sostuvo que "el gobierno vio un lado de la película y tomó posición por Hamás ".

En cambio, la presidenta de la Organización de Solidaridad Árabe de Venezuela, Isabel Francis, dijo a IPS que el apoyo a Palestina y la expulsión del embajador israelí "son medidas humanas y justas". "El presidente ha actuado con el corazón por una causa justa y ha dicho alto a la masacre de nuestro pueblo", añadió.

El gobierno de Venezuela se ufana de ser "aliado estratégico" de Irán, enconado adversario de Israel.

La comunidad árabe venezolana reivindica tener cientos de miles de descendientes en ese país de 27 millones de habitantes, en tanto los judíos sumarían unos 20.000.

Por su parte, el gobierno argentino de Cristina Fernández se expresó reiteradamente con dureza contra la "fuerza desproporcionada" aplicada por Israel en la Franja de Gaza y exigió un cese inmediato del fuego para "resolver las graves y urgentes necesidades humanitarias de la población civil palestina".

El representante argentino en la Organización de las Naciones Unidas, Jorge Argüello, reclamó el miércoles una "investigación independiente" por los ataques israelíes a escuelas de refugiados administradas por el foro mundial en Gaza, en las que murieron decenas de civiles. Buenos Aires también criticó "los continuos ataques cohetes por parte de grupos palestinos".

La administración de Fernández mantiene una buena relación con instituciones judías y con su par israelí, y ambos países coinciden en acusar a Irán por su supuesta responsabilidad en los graves atentados terroristas en Buenos Aires contra la embajada de Israel, en 1992, y la Asociación Mutual Israelita de Argentina (AMIA), en 1994, que produjeron 29 y 85 muertes, respectivamente.

En Argentina, el aluvión inmigratorio entre el último tercio del siglo XIX y la primera mitad del XX incluyó una presencia significativa de árabes, especialmente sirio-libaneses, y judíos. Según la Organización Islámica para América Latina, en Argentina habitan 700.000 personas con ascendencia árabe, aunque el dato no es preciso dado el altísimo nivel de integración en matrimonios de diverso origen que se dio a partir de 1930.

En el caso de los judíos, también están integrados en las más diversas actividades sociales, y la comunidad actual es estimada en 200.000 habitantes, una de las cinco más importantes del mundo. La Delegación de Asociaciones Israelitas de la Argentina y la AMIA mantienen una activa e influyente militancia comunitaria.

Estas asociaciones, junto a la Organización Sionista Argentina y la embajada israelí, convocaron el jueves un acto en apoyo al Estado judío en un auditorio de la AMIA. Asistieron unas 1.000 personas. Allí se acusó a Hamás (acrónimo árabe de Movimiento de Resistencia Islámica) de promover un "genocidio" contra Israel y se criticó la cobertura mediática del conflicto.

Dos días antes, en el obelisco de la capital argentina y más tarde frente al edificio que alberga la embajada de Israel, unas 7.000 personas se manifestaron en repudio a la irrupción israelí en Gaza. Participaron representantes de la Federación de Entidades Argentino-Arabes, el Centro Islámico, la Federación Argentino Palestina, la Asociación Madres Plaza de Mayo, gremiales estudiantiles, partidos trotskistas y marxistas y sectores afines al gobierno nacional. Allí se mencionó el "genocidio" de los palestinos y se cantaron consignas como "Israel, asesino, vos sos terrorista".

Ricardo Elía, director del Centro Islámico de Estudios Históricos, manifestó conformidad ante IPS por las posturas definidas por el gobierno argentino y el chileno de la presidenta Michelle Bachelet. Elía declaró que su comunidad se encuentra "totalmente conmocionada, aterrorizada, por las imágenes que vienen por satélite". "La comunidad palestina está realmente en una agonía. Se vive un campo de concentración a cielo abierto", remarcó.

En México se realizaron dos minúsculas manifestaciones, a favor y en contra de la incursión israelí en Gaza. El 7 de este mes, menos de 100 personas se presentaron frente a la embajada de Israel en la capital para repudiar lo que dijeron es un "genocidio", en tanto que la opuesta fue realizada el viernes por parte de grupos que apoyan el ataque. Cien personas de la comunidad judía portaban carteles que decían: "Israel, de esta guerra depende tu paz, sigue adelante".

En el primer caso, la marcha fue organizada por pequeños colectivos, entre ellos Estudiantes Mexicanos en Solidaridad con Palestina, el Partido Obrero Socialista (sin registro electoral), el Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba y el Comité de Solidaridad México-Palestina.

El gobierno del presidente Felipe Calderón repudió el uso excesivo de la fuerza en las operaciones de Israel y condenó el continuo lanzamiento de cohetes por parte de Hamás a territorio israelí.

En México se calcula que hay unos 40.000 judíos, muchos son dueños de empresas y también están presentes en la vida académica, la científica y cultural. Según afirma el llamado Comité Central de la Comunidad Judía de México, las empresas de sus miembros proporcionan alrededor de tres millones de empleos directos.

Mientras, en Brasil proliferan las manifestaciones de condena a la operación israelí en Gaza. El jueves, cerca de 1.000 personas marcharon por el centro de Río de Janeiro hasta el cercano consulado de Estados Unidos. Banderas de ese país e Israel fueron quemadas en la movilización, organizada por el Comité de Solidaridad a la Lucha del Pueblo Palestino y con el apoyo de partidos de izquierda, sindicatos y organizaciones sociales variadas.

En Sao Paulo, otro mitin juntó 500 personas en el barrio Bras, cerca del centro. En la avenida Paulista, centro financiero de la ciudad que concentra la mayor comunidad árabe de Brasil, hubo un acto de apoyo a Israel el jueves, con menos gente. Del jueves al domingo se anunciaron manifestaciones en siete grandes ciudades brasileñas.

El gobierno brasileño del presidente Luiz Inácio Lula da Silva criticó con énfasis a Israel, "deplorando la incursión militar terrestre", y envió al canciller Celso Amorim en misión a Medio Oriente.

El gobernante Partido de los Trabajadores (PT) emitió una nota el domingo 4 condenando el "terrorismo de Estado" que constituyen, a su entender, los ataques de Israel en Gaza, y calificó de "práctica típica del ejército nazi" la "retaliación contra civiles", comparándola a las masacres en la localidad española de Guernica, en 1937, y en la checa de Lidice, en 1942.

La calificación de "terrorismo de Estado" también fue utilizada por Marco Aurelio García, asesor de política exterior de Lula y uno de sus hombres más cercanos.

El manifiesto del PT generó protestas de representantes de Israel y de la Confederación Israelita de Brasil. También el opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña criticó el carácter "simplón" y maniqueo del PT por tomar partido en el conflicto.

En Brasil se considera ejemplar la convivencia de las comunidades judías y árabes, especialmente en Sao Paulo, donde hay calles de intenso comercio en que trabajan y conviven los dos grupos sin conflictos.

Se estima que los descendientes de árabes que habitan en Brasil son de ocho a 10 millones, la gran mayoría de origen libanés. La concentración de nuevos inmigrantes árabes y especialmente palestinos en Foz de Iguazú alimentó las sospechas estadounidenses de que la mayor ciudad en la triple frontera con Argentina y Paraguay seria un foco de "terrorismo".

Sólo 86.825 personas se declararon judíos en el censo oficial de 2000, y se registra una gran existencia de clubes, asociaciones y sinagogas en las principales ciudades.

Socorro Gomes, presidenta del Centro Brasileño de Solidaridad a los Pueblos y Lucha por la Paz (Cebrapaz), allegado al Consejo Mundial de la Paz, dijo a IPS que "lo que ocurre en la Franja de Gaza es una guerra de exterminio, donde los palestinos están encerrados y no tienen cómo defenderse". "En 17 años, los cohetes lanzados por Hamás sólo mataron seis soldados de Israel", enfatizó.

La dirigente culminó diciendo que "se debería quitar el Premio Nobel (de la Paz) a Shimon Peres", quien tuvo el "cinismo" de acusar los palestinos de no cuidar sus niños muertos bajo las bombas.

*Con aportes de Humberto Márquez (Venezuela), Diego Cevallos (México) y Mario Osava (Brasil).

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