Los despidos recrudecen en el sector turístico del Caribe, que se esfuerza por capear el actual temporal económico mundial.
María Harvey, de Santa Lucía, anhelaba recibir una bonificación esta Navidad, pero el contenido del sobre que le entregaron esta semana sus empleadores la destrozó.
Harvey se unió a miles de trabajadores de la industria turística caribeña despedidos en las últimas semanas.
En Bahamas, donde un solo hotel eliminó de su plantilla a 800 trabajadores, el primer ministro Hubert Ingraham advirtió que el sector sufría una "caída estacional" y pronosticó más reducciones para inicios del año próximo.
"Como consecuencia de la contracción económica, las ganancias del gobierno bajaron", dijo Ingraham en una transmisión nacional el 10 de noviembre. Desde ese discurso, más de 1.000 personas perdieron el empleo, según fuentes del Ministerio de Trabajo.
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La semana pasada, la cadena hotelera Sandals Resorts International, con sede en Jamaica, anunció que despediría a un millar de trabajadores por no poder sobrellevar las pérdidas.
"Si no hubiéramos hecho cambios operativos antes, los nuevos recortes de personal habrían sido mayores", señaló la compañía.
Funcionarios de Santa Lucía ya habían advertido que podrían perderse 4.000 puestos de trabajo. El ministro de Turismo, Allen Chastanet, dijo que un comité designado por el gobierno presentará un informe esta semana, en medio de la preocupación por los despidos.
"La intención es dar a los hoteles cierto espacio para respirar mientras la demanda de alojamiento parece contraerse muy severamente", dijo Chastanet.
El primer ministro Stephenson King, quien le pidió al comité que acelere sus recomendaciones, reconoció que, según sus previsiones, la situación empeorará por "efecto dominó".
"En el sector hay pánico y una reacción a ese pánico", dijo King. "Cuando un hotel exitoso como el Sandals considera prudentes los despidos, otros hoteles comenzarán a adoptar decisiones similares", declaró a la prensa.
El gobierno de Jamaica también anunció medidas de apoyo a la industria. "Éste no es el momento de entrar en pánico", evaluó el domingo, por cadena de televisión, el primer ministro Bruce Golding, quien anunció ampliaciones del programa de promoción turística del país en el exterior.
Golding también dispuso incentivos como una reducción, desde enero, del impuesto al consumo que pagan los hoteles, y un préstamo especial del Banco de Desarrollo de Jamaica para los operadores del sector, que se suma a otros fondos gubernamentales.
Barbados también prevé una reducción en la llegada de turistas. La gobernadora del Banco Central, Marion Williams, dijo que la proyección más reciente era de una caída de cuatro a cinco por ciento de los visitantes para estancias extensas para 2009, y ningún crecimiento para 2010. La situación podría afectar a 14.000 empleos.
"El gasto bruto podría reducirse casi cuatro por ciento en 2009, antes de una pequeña recuperación al año siguiente. El año próximo las reservas en divisas extranjeras podrían caer por encima de 100 millones de dólares", dijo Williams.
Pero una profundización y prolongación de la crisis internacional podría reducir el ingreso de turistas hasta 20 por ciento, agregó la funcionaria.
El gobierno de Antigua y Barbuda ya calificó la temporada turística de este año de "muy sombría y nefasta".
Las reservas cayeron a 50 por ciento de la ocupación del año pasado. El gerente general de la Asociación de Hoteles y Turistas de Antigua, Neil Forrester, advirtió que la reducción puede llegar a 80 por ciento, con los consiguientes despidos.
Los países del Caribe dependen fuertemente del turismo. Según la Organización Caribeña del Turismo (CTO, por sus siglas en inglés), casi 23 millones de personas visitaron la región el año pasado, lo que supone un incremento de 19,4 por ciento respecto de 2002.
Estados Unidos, Canadá y Europa continuaron siendo los principales mercados. Las cifras muestran que casi 15 millones de visitantes llegaron a estos destinos entre enero y julio de este año.
El año pasado, el sector obtuvo 57.000 millones de dólares en ganancias. En 2006, habían sido 25.400 millones.
Pero la CTO, con sede en Barbados, observó que Bahamas y Puerto Rico, ambos importantes destinos turísticos, fueron testigos de "notables reducciones" y que la región también registró disminuciones marginales en la actividad de cruceros desde 2006.
La entidad agregó que los "precios galopantes del petróleo" habían dificultado la situación del sector, y pronosticó una débil temporada invernal para el próximo trimestre, especialmente para los visitantes procedentes de Europa.
La semana pasada, el ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Alistair Darling, eliminó la planificada introducción de gravámenes a las compañías de aviación y prefirió, en cambio, elevar en lugar de reducir los impuestos a los pasajes aéreos.
Aunque el impuesto será relativamente modesto para quienes realicen viajes aéreos cortos por Europa, será sustancial en los vuelos largos. Empresas turísticas y aerolíneas lo fustigaron, calificándolo de "impuesto a las familias".
Paul Charles, portavoz de Virgin Atlantic, una de las principales aerolíneas que vuelan al Caribe, dijo que el impuesto perjudicará mucho a la región: el impuesto aumentó en dos años de 62 a 116 dólares.