Lo único bueno de la tormenta tropical Nisha, que la última semana de noviembre azotó el norte de Sri Lanka, fue que logró por un momento amainar la feroz lucha entre rebeldes separatistas tamiles y el ejército srilankés. Pero esa calma no se mantuvo.
Según el Centro de Manejo de Desastres, unas 370.000 personas fueron afectadas por los vendavales y las lluvias, y más de 50.000 casas resultaron dañadas —11.000 de ellas completamente destruidas— en nueve distritos del país entre el 22 y el 30 de noviembre, cuando se desató Nisha. Se confirmó que fallecieron 11 personas.
El peor daño se registró en la septentrional península de Jaffna, donde 330.000 personas fueron afectadas y nueve murieron. La península ha estado sitiada por renovados enfrentamientos entre fuerzas del gobierno y los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) desde agosto de 2006.
Durante el fin de semana del 22 y 23 de noviembre se reportaron fuertes combates en los flancos occidentales de Kilinochchi, centro neurálgico de las operaciones del LTTE.
Tanto el gobierno como los Tigres informaron que los enfrentamientos durante los dos días causaron la muerte de por lo menos 150 combatientes.
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Durante el fin de semana siguiente se registraron pocas luchas y Nisha pareció haber logrado lo que la comunidad internacional no pudo: crear una pausa en las sangrientas hostilidades.
«Las dos divisiones ofensivas actualmente alinearon sus fuerzas a lo largo de las fronteras occidental y meridional de Kilinochchi, y se trasladaron allí sin prisa, considerando el estado del tiempo y el terreno», señaló el Ministerio de Defensa el 28 de noviembre.
Pero la tregua fue demasiado breve. Mientras amainaba Nisha, las balas y los ataques de artillería se reanudaron, y el Ministerio indicó que las tropas se estaban congregando en torno a Kilinochchi.
«Los hombres están muy centrados en su misión: Kilinochchi, allá vamos es lo que se escucha aquí», señaló en una declaración escrita.
«Soldados de la División 57 del ejército (57 Div) y la Fuerza de Tareas 1 (TF1) que ayer (por el 2 de este mes) se alinearon a lo largo de las fronteras occidental y meridional del pueblo de Kilinochchi y comenzaron a presionar sus fronteras ( ) hacia el área del pueblo. La marcha del ejército hacia el otrora centro administrativo del LTTE y, simbólicamente, pueblo vital, se enlenteció por las lluvias torrenciales y las resultantes inundaciones en el área durante las últimas dos semanas», añadió la declaración.
Los Tigres no confirmaron ni negaron los detalles del último enfrentamiento brindados por el Ministerio de Defensa, pero dijeron que fuego de artillería y ataques aéreos por parte de las fuerzas armadas srilankesas se habían incrementado tras el paso de Nisha.
Aparentemente, la escalada en los combates estuvo vinculada a un discurso pronunciado por el líder del LTTE, Velupillai Prabhakaran, en el «Día de los Héroes» conmemorado el 27 de noviembre.
En el discurso, Prabhakaran apeló a que India levantara la prohibición que pesa sobre los Tigres, al tiempo de criticar a otras naciones por adoptar una posición dura en relación a su organización.
«Algunos países que se identificaron a sí mismos como patrocinadores de la paz se apresuraron a ingresar en actividades que lisiaron las negociaciones. Ellos denigraron a nuestro movimiento por la libertad por considerarnos una organización terrorista. Nos pusieron en la lista negra y nos aislaron, como indeseados e intocables», dijo en el discurso que brindó en una ubicación no revelada del Vanni, área controlada por los Tigres.
«Hoy se producen grandes cambios en India. Las voces dormidas en apoyo de nuestra lucha están resurgiendo y alzándose. También hay señales de que nuestra lucha está aceptándose allí», sostuvo.
Pero el mensaje de Prabhakarn fue que el LTTE se mantendrá firme y resistirá la ofensiva del gobierno. «Cuando se lo compara con estos hechos del pasado, los desafíos de hoy no son enormes. Enfrentaremos estos desafíos con la fuerza unificada de nuestro pueblo», dijo.
Hubo ministros que desestimaron el discurso por considerarlo un pedido de clemencia a India. El canciller Rohitha Bogollagama dijo al parlamento que India nunca albergará a los Tigres.
«El ministro de Relaciones Exteriores le extendió a Prabhakaran una rama de olivo al urgirlo a considerar el llamado del presidente Mahinda Rajapakse a deponer las armas, renunciar al terrorismo e ingresar en el sendero democrático a fin de ser parte del proceso político que ya está en curso, para desarrollar una solución sustentable que traiga a Sri Lanka una paz y una estabilidad duraderas», dijo el ministro de Relaciones Exteriores.
Mientras, Nisha se sumó a las miserias de más de 230.000 civiles atrapados en las luchas por desbaratar la entrega de alivio humanitario.
El comisionado general de Servicios Esenciales, S. B. Divaratne, dijo a IPS que las carreteras del Vanni eran intransitables durante el tifón. «Se habían hundido, algunos de los tanques (de reserva) estaban bajo amenaza de desbordarse, no había manera de mover los convoys», explicó.
Ningún convoy de suministros viajó en la semana en que Nisha estuvo activo. El 25 de noviembre, camiones del gobierno tuvieron que retroceder cuando estaban 50 kilómetros al este de Kilinochchi, debido al mal tiempo y las inundaciones.
Entre la asistencia humanitaria demorada estuvo el primer envío de 1.700 toneladas de suministros donados por India el 15 de noviembre.
«Los suministros indios serán distribuidos por agentes del gobierno y funcionarios del Comité Internacional de la Cruz Roja», dijo Sarasi Wijeranthe, portavoz de dicha entidad.
Unas 5.000 toneladas de suministros fueron llevadas a los desplazados desde abril. La mayor parte de este paquete —4.700 toneladas— fue suministrado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Mientras, Estados Unidos anunció alivio de emergencia por valor de 100.000 dólares para los afectados por las inundaciones en el norte y este de la isla.
La donación estadounidense, que será administrada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), se usará para elementos de alivio no alimentarios en Jaffna y el Vanni.
«El gobierno de Estados Unidos está ansioso por responder a este pedido de asistencia para brindar alivio a los miles de srilankeses que fueron desplazados y afectados por este desastre», dijo Robert O. Blake, embajador de Estados Unidos en Sri Lanka.
«Al haber más de 400.000 individuos afectados por las terribles inundaciones en el norte, es imperativo que respondamos rápidamente a esta situación y trabajemos juntos para mantener a la población a salvo», agregó.