Un rebrote de fiebre amarilla en monos sorprendió en octubre a autoridades de Argentina y Brasil y a la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Como decenas de otros brotes que se presentan cada año, éste tuvo origen en la creciente interacción entre animales salvajes y personas y en la alteración de hábitat, que generan o reviven nuevas y viejas enfermedades.
Ébola, encefalitis, influenza aviar, síndrome hemorrágico pulmonar, hepatitis víricas, leptospirosis y sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) son algunas enfermedades que, según científicos, nacieron de la relación entre animales y personas y que cobran miles de vidas y grandes pérdidas económicas en todo el mundo.
"Los factores climáticos y la actividad humana cada vez más destructora y cercana a los animales salvajes detona enfermedades que en el pasado no podíamos ni imaginar o que ya considerábamos ausentes", dijo a IPS la investigadora Silvia Alonso, del Royal Veterinary College de la británica Universidad de Londres.
Experta en zoonosis (enfermedades de origen animal transmisibles a los humanos), Alonso participa en el Foro Internacional Ecosalud 2008 que se celebra en Mérida, ciudad de la sudoriental Península de Yucatán, en México, junto a decenas de científicos, expertos, activistas y funcionarios de gobiernos.
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La cita de cinco días iniciada el lunes es organizada por el gubernamental Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá.
En una exposición ante expertos, James Mills, jefe de la unidad especial de medicina ecológica del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades de Estados Unidos, sostuvo que hay alrededor de 175 enfermedades "emergentes" o nuevas que tienen origen zoonótico.
Mills relató una investigación a su cargo en la que se descubrió que las alteraciones de los patrones "normales" de temperaturas disparan la presencia de roedores en varias zonas de Estados Unidos y, con ellos, nuevas enfermedades humanas originadas en hantavirus —algunos causantes de fiebre hemorrágica con síndrome renal— y arenavirus.
En su opinión, no hay ninguna duda de que el cambio climático, atribuido en gran parte al consumo intensivo de combustibles fósiles, es responsable de la aparición de nuevas enfermedades.
Alonso no está tan segura de ese argumento. "Hay una influencia de factores climáticos, sin duda, pero hay otros y numerosos que no debemos descartar", expresó.
"También debe considerarse que ahora tenemos nuevos instrumentos científicos para detectar enfermedades zoonóticas que pudieron estar desde hace mucho tiempo presentes, pero que apenas ahora las encontramos", añadió.
El veterinario Innocent Rwego, investigador de la Universidad de Makerere en Kampala, Uganda, sostuvo que en las selvas de su país, la población de gorilas salvajes está sufriendo serios problemas de salud por la presencia humana.
En el Parque Nacional de la Selva Impenetrable de Bwindi, fronterizo con la República Democrática del Congo, hasta ocho turistas diarios interactúan con los gorilas. Por cada hora que están con los animales pagan a operadores turísticos unos 500 dólares, indicó.
"¡Imagínense si tenemos ocho personas diferentes entrando por día a nuestra casa, todo lo que podrían transmitirnos!", ejemplificó Rwego.
El investigador detectó en los últimos meses gorilas enfermos con una especie de parálisis facial y otros padeciendo un tipo de poliomielitis, que atribuye al contacto con humanos.
Del otro lado, los niños también pagan las consecuencias de ciertos contactos con animales. Los perros que andan sueltos en muchas zonas de los bosques de África y matan animales salvajes, los muerden o comen sus excrementos, regresan luego a las aldeas donde juegan con niñas y niños y así les transmiten enfermedades, explicó.
La OPS mantiene vigente en el continente americano un sistema de alertas sobre zoonosis como la fiebre amarilla, el dengue, el mal de Chagas y la gripe aviar, entre otras.
Apenas el 13 de noviembre, la OPS informó de una epidemia de fiebre amarilla en monos de Argentina y Brasil, sugirió reforzar las campañas de vacunación humana, ejercer mayor vigilancia sobre las poblaciones de primates y dar seguimiento estricto a la propagación del virus que la causa, transmitido por la picadura de mosquitos.
En enero, la organización había advertido de un brote de influenza aviar en República Dominicana.
Los científicos creen que las infecciones emergentes son causadas por agentes previamente conocidos o existentes en la naturaleza, pero que no hacen eclosión hasta que aparecen actividades de la sociedad humana que alteran directa o indirectamente el equilibrio ambiental o que varían sus relaciones con éste.
"Eso sucede desde siempre en la historia", lo novedoso ahora es la destrucción acelerada de hábitat y la cercanía excesiva e indeseada con especies animales salvajes. En ese escenario, los problemas se multiplican, dijo Alonso.