Las comunidades de 10 provincias del sur de República Dominicana sienten los avances de la colaboración de pequeños productores de café orgánico. Las mujeres participan en la producción y la venta, y sus hijos estudian para mejorar la productividad del sector.
La vida de 10 por ciento de la población dominicana gira en torno del café. Y para 700.000 personas este cultivo representa su modo de subsistencia y única fuente de ingreso. Pero los cafetales no han entrañado prosperidad para la mayoría.
Según el Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales, 78 por ciento de los cafetaleros son pequeños y tienen fincas de una a 50 hectáreas.
El Banco Central sostiene que en 2007 se exportaron 90.880 quintales de café orgánico, con un precio unitario 35 dólares mayor que el de la Bolsa de Nueva York.
Los cafetales se encuentran en las zonas de montaña de este país caribeño, donde la pobreza es más grave.
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De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 74 por ciento de la población de montaña es pobre. El ingreso por persona de los pequeños caficultores llega apenas a 80 centavos de dólar diarios, lo que los ubica por debajo de la línea de pobreza.
En los últimos años, la situación de los mercados internacionales y las plagas han obligado a muchos caficultores dominicanos a emigrar o a sustituir los cafetales por cultivos de ciclo breve.
Según el diagnóstico del estatal Consejo Dominicano de Café, alrededor de 25.000 familias abandonaron en 20 años esta producción y migraron en busca de mejores condiciones de vida.
Frente a esos desafíos, la Federación de Caficultores de la Región Sur (Fedecares) trabaja para representar a los pequeños y medianos productores de 10 provincias.
Constituida por 7.500 caficultores agrupados en 215 asociaciones, Fedecares produce entre 10 y 12 por ciento de la producción total de café de este país.
Los pequeños caficultores del sur y del norte producen en conjunto 30 por ciento del café nacional.
Fedecares se ocupa de recolectar el café verde (seleccionado y descascarado antes del tueste) para venderlo sobre todo a los mercados de Canadá, España, Estados Unidos y Francia.
"Toda la producción de nuestro café se enmarca en iniciativas de comercio justo. El 90 por ciento de nuestra producción es orgánica y amigable con el ambiente", porque no emplea productos químicos sintéticos para fertilizar ni combatir plagas, dice a IPS el dirigente de Fedecares, Refino Herrera.
Los miembros de la federación produjeron en 2008 entre 20.000 y 25.000 quintales de café. El salario mínimo en el sector, tanto para hombres y mujeres es todavía muy bajo, equivalente a 185 dólares mensuales.
Mejorar las condiciones de vida implica esfuerzos educativos. Para promover la formación universitaria de los hijos e hijas de las familias productoras, sobre todo de las de menos ingresos, Fedecares creó un programa de becas financiando por universidades dominicanas y cubanas.
En 2007 se entregaron 10 becas de centros de estudios de los dos países. Veinticinco por ciento de los becarios trabajan en el ámbito cafetalero y de desarrollo rural.
"Ha sido extremadamente importante acceder a esta beca, no solo por mi educación e inserción en el mercado laboral, sino porque estoy utilizando mis conocimientos para impulsar el desarrollo de mi comunidad", dijo a IPS Cesarina Encarnación, gerenta comercial de Agroesa, una empresa cafetalera del municipio Los Cacaos, a 70 kilómetros de Santo Domingo.
Para incentivar buenas prácticas productivas, la federación inició un concurso anual de comercio justo al que pueden aspirar los pequeños productores. El premio consiste en un monto de dinero extraordinario, además de la porción que corresponde a cada caficultor por las ventas al exterior.
"Este dinero no va al productor que lo ganó, sino que se utiliza para obras sociales, para el desarrollo de la comunidad, como infraestructuras, educación y salud", indicó a IPS Juan Lugo Franco, quien trabaja en el café desde los 13 años.
"Hacemos reuniones mensuales en Fedecares donde nos informan sobre el andamiento del mercado. Hombres y mujeres decidimos en estos encuentros las políticas que vamos a implementar", sostuvo Franco.
Las mujeres están ocupando un rol más activo en la producción y la venta.
"Hemos capacitado a 40 familias para que hubiera una igual distribución de las tierras entre hombres y mujeres", explicó a IPS Viviana Martes Lorenzo, activista de la Asociación de Mujeres en Acción (AMA).
"Cuando empezamos con AMA, decidimos intentar que nuestros esposos nos dieran parte de las tierras. Hablamos con ellos para explicarles que si se trabaja conjuntamente se puede tener más progreso", dijo a IPS Felicia Lorenzo, de 53 años y propietaria de cafetales.
"Desde que tengo mi tierra para gestionar, soy más autónoma y siento que mi trabajo es más reconocido", explica esta madre de ocho hijos. La AMA colabora con Fedecares para fomentar proyectos de café femenino y empoderar a las mujeres.
De momento 50 mujeres son ya propietarias de tierra, y 25 toman parte en un programa de café femenino en las sureñas zonas de Los Cacaos, Barahona, Polo y San Cristóbal.
"Uno de los resultados más grandes de nuestro trabajo es el mayor empoderamiento de las mujeres. Anteriormente las mujeres no manejaban los recursos. Ahora tienen la oportunidad de gestionar su trabajo y administrar sus ingresos", dijo Herrera a IPS.
Las exportaciones de café de nueve de los principales países productores de América Latina, exceptuando Brasil, crecieron en promedio 3,77 por ciento al terminar el año cafetalero, entre octubre de 2007 y septiembre de 2008, informó la Asociación Nacional del Café de Guatemala.
Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, Colombia, México, Perú y República Dominicana exportaron en ese período 29,3 millones de sacos de 60 kilogramos, superando en casi cuatro por ciento las ventas al exterior del año cafetalero anterior.
* Este artículo fue publicado originalmente el 6 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.