El asesinato en noviembre de 2004 de Frank Kangundu, periodista del diario La Référence Plus, y su esposa abrió un ciclo de violencia contra la prensa en República Democrática del Congo.
La última víctima fue Didace Namujimbo, de Radio Okapi, a quien desconocidos le dispararon una bala en la cabeza cerca su casa en Ndendere, en el condado de Ibanda del oriental distrito (provincia) de Kivu del Norte, el 22 de noviembre.
Namujimbo fue el quinto trabajador de la prensa asesinado en circunstancias similares en los últimos cuatro años. En 2006 fueron Bapua Mwamba y Kayilu Mutombo, éste último acuchillado.
El ministro de Prensa y Comunicaciones, Lambert Mende, señaló que esos casos fueron crímenes cometidos por delincuentes comunes, pero observadores consideran que parecen, más bien, asesinatos planificados.
Mutombo, técnico de mantenimiento de la red nacional de telecomunicaciones Renatelsat, fue apuñalado el 29 de marzo de 2006 en la aldea de Kisanga, al sur de la ciudad de Lubumbashi, en la meridional provincia de Katanga. Los otros fueron todos asesinados de un disparo a quemarropa.
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Analistas piensan que Mutombo fue víctima de la crisis política de marzo de 2006, cuando el Movimiento de Liberación del Congo (MLC), de Jean-Pierre Bemba, cuestionó el resultado de las elecciones presidenciales en las que triunfó Joseph Kabila.
El conflicto llegó al extremo de enfrentamientos armados entre las fuerzas que custodiaban a ambos candidatos.
El homicidio de Mutombo ocurrió el mismo día en que la sede del canal de televisión de Bemba, Canal Congo, sufrió un ataque.
Franck Kangundu y su esposa, Hélène Paka, fueron asesinados en el marco de la crisis política de 2004 a raíz de acusaciones contra Kabila por haber donado 30 millones de dólares al Ministerio de Educación de Tanzania.
La organización Periodistas en Peligro informó que ése fue también un periodo en el que numerosas organizaciones sociales presionaban al gobierno por aumentos de salario, entre ellas los sindicatos de la educación.
Serge Maheshe y Didace Namujimbo, dos periodistas de Radio Okapi, proyecto operado por la Fundación Hirondelle y de la Misión de la Organización de las Naciones Unidas en Congo (Monuc), fueron asesinados en medio de una crisis en el este del país.
También circulaban rumores de que el líder del rebelde Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo (CNDP), Laurent Nkunda, preparaba un ataque contra la República Democrática del Congo desde Kigali junto a altos oficiales congoleños.
"¿Acaso Serge y Didace lo descubrieron y se convirtieron en blanco de un ataque?", se preguntan activistas de derechos humanos.
También llamó la atención que, salvo en el caso de Kangundu, las pertenencias de las víctimas no fueron robadas, un hecho subrayado por Periodistas en Peligro, que desestimó la hipótesis del crimen común.
A Kangundu sólo le robaron el teléfono móvil, cuando los agresores pudieron haberse llevado su automóvil negro Mercedes-Benz, que quedó en el lugar del asesinato, según Djudju y Francine Kangundu, hijos de la víctima.
Por último, cinco periodistas fueron asesinados por hombres armados cerca de una comisaría, cuyos oficiales se quedaron impávidos en sus puestos. Los agresores fueron atrapados a las pocas horas del hecho y conducidos a tribunales militares, aunque la justicia civil contaba con mecanismos legales para procesarlos.
"Daremos todos los recursos necesarios al sistema penal para que pueda cumplir su función y hacer justicia", prometió el Azarias Ruberwa, vicepresidente a cargo del Poder Judicial en tiempos del asesinato de Kangundu.
Lo mismo dijeron Aunorius Kisimba Ngoy, ministro de Justicia cuando Serge Maheshe fue asesinado, y Charles Mwando Nsimba, actual ministro de Defensa, que se comprometió "a descubrir la verdad detrás del homicidio de Didace Namujimbo".
Pero ese proceso probablemente termine igual que los otros.
Periodistas en Peligro y el Sindicato Nacional de la Prensa enviaron en junio de 2007 una carta al jefe de las fuerzas armadas congoleñas, Dieudonné Kayembe, para reclamarle por los juicios sin resolver y las investigaciones sin terminar.
En los procesos por los tres asesinatos de periodistas anteriores a 2008 no se esclarecieron plenamente los motivos, responsables y autores de los crímenes, pues las investigaciones estuvieron mal hechas, según Periodistas en Peligro.
Organizaciones de la sociedad civil urgieron a las autoridades a conducir investigaciones profesionales y a realizar juicios justos, declaró Chantal Kanyimbo, presidenta del sindicato de periodistas.
La impunidad de los asesinos y sus cabecillas alimenta el ciclo de violencia contra los profesionales de la prensa, agregaron.