Ningún policía responsable de la muerte en 2004 de un indígena detenido en la oriental localidad australiana de Palm Island fue jamás condenado, pero un dirigente comunitario estará preso al menos hasta 2010 por disturbios en una protesta en reclamo de justicia.
De todos modos, la comunidad de Palm Island recibió con calma la condena a seis años de prisión dictada contra el indígena Lex Wotton por los disturbios ocurridos en 2004, vinculados a la muerte de otro aborigen en prisión. Sin embargo, alegan, todavía no se hizo justicia.
Los familiares de Lex Wotton "se sintieron aliviados y satisfechos", dijo Raymond Sibley, hermano de la esposa del acusado y vicealcalde del Consejo Aborigen del Distrito de Palm Island, luego de conocerse el fallo dictado por la Corte Suprema de la oriental ciudad costera de Townsville, el 7 de noviembre.
En julio de 2010, Wotton, de 40 años, podrá quedar en libertad condicional.
Wotton fue hallado culpable de incitar los disturbios en la aislada comunidad de Palm Island, 70 kilómetros al noreste de la ciudad de Townsville, en el estado de Queensland, en los cuales fueron destruidos la comisaría, el cuartel, el juzgado y un auto policial.
[related_articles]
Los desórdenes, que duraron tres horas, ocurrieron el 26 de noviembre de 2004, cuando la comunidad conoció el informe del juez de instrucción sobre la muerte, una semana antes, de Cameron Doomadgee, conocido por su nombre indígena de Mulrunji.
Doomadgee tenía el bazo y el hígado destruidos, así como varias costillas rotas. Murió en el calabozo en el que había sido confinado por un incidente menor.
La comunidad se mostró aliviada ante la relativa indulgencia del fallo, pero remarcan que todavía no se ha hecho justicia.
Los 4.000 residentes de Palm Island, en su mayoría indígenas que necesitan con urgencia viviendas, trabajo y mejores condiciones de educación para los jóvenes, "no podrá descansar", según Sibley, "hasta que no se haga justicia con Mulrunji".
Sólo habrá justicia cuando una Comisión Real investigue su muerte, dijo Sibley. Ese pedido ya había sido hecho por los participantes en una manifestación de protesta realizada en la capital del estado de Queensland, Brisbane, antes de conocerse la sentencia contra Wotton.
La creación de esa Comisión Real tiene antecedentes en Australia. De 1987 a 1991 funcionó una que investigó las numerosas muertes de indígenas en prisión.
Parece difícil que pueda crearse otra Comisión Real por lo sucedido a Mulrunji, pese a las dudas que siguen rodeando la conducta policial.
Mulrunji fue detenido por alterar el orden público el 19 de noviembre de 2004, tras una disputa verbal con oficiales de policía que estaban por detener a otro hombre en Palm Island.
Tras ser conducido a la comisaría, Mulrunji se peleó en el calabozo con el sargento Chris Hurley, quien lo había detenido. Poco después, el indígena de 36 años murió.
Su muerte desencadenó una serie de hechos, entre ellos los disturbios que llevaron a la detención de Wotton, su juicio y, finalmente, su condena.
El Comando de Ética Policial elevó a fines de noviembre un exhaustivo informe a la Comisión de Delitos y Mala Conducta de la institución en respuesta a las críticas sobre el papel de la fuerza en el caso de Mulrunji. Una vez que esa entidad llegue a una conclusión, se considerarán las medidas a tomar.
Una investigación policial realizada en 2006 ya había concluido que Mulrunji había sido víctima de horribles heridas en su hígado y vena porta, lo que le causó la hemorragia abdominal que le provocó la muerte.
La jueza Christine Clements concluyó que los golpes de Hurley causaron heridas graves a Mulrunji, pero el fiscal de Queensland, Leanne Clare, no presentó cargos.
No fue sino hasta después de una revisión que la fiscalía decidió en enero de 2007 recomendar que Hurley fuera acusado. El policía se declaró inocente de homicidio y de agresión, y terminó absuelto.
A raíz de las ramificaciones que tuvo la muerte de Mulrunji, el caso sigue siendo un símbolo de las relaciones entre indígenas y blancos en Australia.
"Hay un abismo entre la realidad y lo que los australianos quieren que el resto del mundo crea", señaló Chris Graham, editor del periódico National Indigenous Times, que trata de crear un puente entre los nativos y el resto de la población.
El caso de Mulrunji terminó con la muerte de un aborigen y la detención de otro, pero los policías investigados por su muerte, hasta ahora, han sido compensados o premiados.
"Creo que es una gran metáfora de cómo los australianos tratan a la población aborigen", indicó Graham.
En un hecho polémico, Hurley recibió una compensación monetaria de casi 65.000 dólares por los daños en los cuarteles durante los disturbios. Los 22 oficiales que reprimieron los desmanes fueron premiados la misma semana en que fue sentenciado Wotton.
"Es un gran indicio del abismo existente entre lo que dice la policía de Qweensland y la realidad porque no sólo los aborígenes están indignados con lo que sucede. Los que no son indígenas están anonadados de que algo así pueda suceder en pleno 2008", dijo Graham a IPS.
La sentencia de Wotton no tiene "nada que ver con la justicia", añadió.
"La gente tiene que recordar que un hombre murió en esta tragedia. Una persona murió a manos de un policía en la cárcel", indicó Graham.
El editor del National Indigenous Times alegó que los habitantes de Palm Island tienen motivos para atacar las comisarías, lo que, según él, propició una mayor cobertura periodística de la muerte de Mulrunji y sus derivaciones.
"No sólo tenían motivos, sino que mostraron compostura al no dejar ningún oficial herido de gravedad", señaló Graham, y agregó que éstos sólo quedaron con "algún moretón o rasguño".
"Si los indígenas indignados tras el asesinato de uno de los suyos no mostraron compostura en ese momento, entonces no sé qué es compostura", añadió..