La administración del presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, deberá actuar rápido para negociar con Irán sin condiciones y promover un acuerdo entre Siria e Israel, según dos expertos en Medio Oriente cuyas opiniones se espera influenciarán la futura política exterior.
Obama deberá también hacer "un serio esfuerzo desde el principio para promover el progreso entre Israel y Palestina", proponer sus propias soluciones a las partes "más pronto que tarde" y ganar el apoyo de la Liga Árabe en sus esfuerzos, según Richard Haass y Martin Indyk, consejeros de los presidentes George Bush (1989-1993), padre del actual mandatario, y Bill Clinton (1993-2001) respectivamente.
También instaron a Obama a considerar ofrecerle garantías de seguridad a Israel si las negociaciones con Teherán para frenar su plan de desarrollo nuclear fracasan o no logran un rápido éxito. Esto tendría el objetivo de evitar que el estado judío ataque instalaciones atómicas iraníes por su cuenta.
Ese escudo de seguridad podría extenderse también a los aliados árabes de Washington, en parte para evitar una carrera armamentista en la región.
Al mismo tiempo, señalaron que "la opción de una respuesta militar sea lanzada por Estados Unidos como por Israeldebe permanecer en el fondo precisamente porque, sin ella, Teherán podría ver una iniciativa diplomática por parte de un nuevo y joven presidente estadounidense como una oportunidad para agotar el reloj hasta que pueda cruzar el umbral nuclear".
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Las recomendaciones, incluidas en un artículo de la edición de enero y febrero de la publicación Foreign Affairs y en un libro titulado "Restoring the Balance" (Restaurando el equilibrio) presentado por el Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) y la Brookings Institution, se presentan como una "hoja de ruta" para los responsables de política exterior del futuro gobierno de Obama, sobre todo la futura secretaria de Estado (canciller), Hillary Rodham Clinton, el secretario de Defensa, Robert Gates, y el consejero de seguridad nacional, James Jones.
Los consejos llegan en momento de intensa especulación sobre cómo será la política exterior de Obama, especialmente en Medio Oriente, la región que ha recibido más atención de la administración de George W. Bush desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
La filiación profesional, institucional e incluso personal tanto de Haass como de Indyk, así como su experiencia en política, subrayan la potencial importancia de las recomendaciones para el próximo gabinete, cuyas inclinaciones ideológicas van desde los republicanos moderados "realistas", como Gates, hasta los demócratas internacionalistas pro-israelíes, como Hillary Clinton.
Haass se ha desempeñado como presidente del CFR, el centro de estudios sobre política exterior más prestigioso del país, desde que renunció a su cargo de director de planificación de políticas en el Departamento de Estado bajo el mando de Colin Powell, poco después de la invasión a Iraq en 2003.
Fue una persona muy cercana al consejero de seguridad nacional de Bush padre, Brent Scowcroft, así como a Powell, Gates y hasta cierto punto a Jones. Durante la administración de Clinton, encabezó la dirección de política exterior de la Bookings Institution, el centro de estudios más antiguo de Washington.
Indyk, quien ocupó varios puestos vinculados con Medio Oriente, incluyendo el de embajador en Israel y el de asistente del secretario de Estado para Asuntos de Cercano Oriente bajo el gobierno de Clinton, preside ahora el Centro Saban para Políticas de Medio Oriente en la Brookings Institution, cuyo presidente, Strobe Talbott, fue subsecretario de Estado de Clinton.
Antes de unirse a la administración de Clinton, Indyk estuvo muy vinculado al "lobby israelí", habiendo trabajado como director de investigaciones en el Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos y como director fundador del Instituto de Washington para Políticas de Cercano Oriente.
"Restaurando el equilibrio", la culminación de un proyecto de 18 meses, fue supervisado por una junta bipartidista de asesores copresidida por Haas y Talbot.
Al presentar el libro, tanto Indyk como Haass subrayaron que representaba la visión de sus autores y no de las dos instituciones ni de la junta de asesores.
El propio título, "Restaurando el equilibrio", parece referirse tanto a la necesidad de reducir el énfasis en Iraq que ha tenido la política exterior estadounidense en los últimos siete años como a prestar más atención a la diplomacia y al multilateralismo, lo que el propio Obama llamó "visión central" de su política exterior.
En relación a Iraq, los expertos alertaron sobre los peligros de "un repliegue demasiado rápido" de las tropas estadounidenses que pudiera generar nueva inestabilidad, así como de uno "demasiado lento" que deje atadas a las fuerzas y "no disponibles para otras tareas prioritarias", como respaldar la (estrategia de Obama de una) diplomacia directa con Irán con una creíble amenaza de la fuerza".
La prioridad de Obama "tiene que ser Irán", subrayaron los expertos, porque ese país podría avanzar lo suficiente en su programa de enriquecimiento de uranio en dos o tres años como para tener una creíble capacidad para la fabricación de armas atómicas.
*El blog de Jim Lobe sobre política exterior de Estados Unidos, y en particular sobre la influencia neoconservadora en la administración de Bush, puede verse en http://www.ips.org/blog/jimlobe/.