«Voten por un desarrollo democrático centrado en la gente.» Ése es el llamado de la sociedad civil a los jefes de Estado y de gobierno reunidos en la Conferencia Internacional de Seguimiento sobre Financiación para el Desarrollo, que terminará este martes en la capital de Qatar.
Representantes de organizaciones no gubernamentales de todo el mundo presionan a los delegados gubernamentales, reunidos a puertas cerradas para negociar el texto del documento final.
"Ésta es una Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y los 192 miembros deben votar quién definirá el documento final", señaló Roberto Bissio, de Social Watch, quien persigue a los delegados y otros participantes por los corredores del hotel Sheraton, sede de la reunión de cuatro días.
Organizaciones de la sociedad civil mantuvieron una reunión de dos días en Doha antes del inicio de la conferencia oficial el sábado.
En este foro paralelo, activistas y expertos observaron consternados que el borrador del documento final, aún en discusión, carece de un enfoque orientado a la acción.
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Estados Unidos "trata de bloquear el documento" respaldado por la Unión Europea y la mayoría de los 192 miembros de la ONU, señaló Sylvia Borren, del Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP), que mantuvo una "reunión de emergencia" con otras organizaciones el domingo para diseñar una estrategia de presión.
Con ese objetivo, representantes de la sociedad civil publicaron una carta en Internet en la que se puede leer: "ignoren el juego de poder antidemocrático del gobierno de (George W.) Bush", el saliente presidente de Estados Unidos.
Las primeras firmas en apoyo de la misiva son de Social Watch, el GCAP, la árabe Red para el Desarrollo, Campagna per la Riforma della Banca Mondiale y la británica Stamp out Poverty.
La mayoría de los líderes del mundo reconocieron la urgencia de la crisis, que golpeará más duro a los países y a las personas más vulnerables, en especial mujeres, niños y niñas, si no se toman medidas ahora, urge la campaña de la sociedad civil.
Unos 30 jefes de gobierno y de Estado y ministros hicieron uso de la palabra en los primeros dos días de la conferencia de la ONU.
Las negociaciones en Doha coinciden con una severísima crisis financiera mundial. La sociedad civil teme que los recortes afecten la vida y el sustento de cientos de millones de personas, en el Sur y en el Norte, y pongan en riesgo el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio.
Los ocho objetivos de desarrollo fueron acordados por los gobiernos en la llamada Cumbre del Milenio, como se conoce a las instancias inaugurales de la Asamblea General de la ONU de 2000.
Los activistas alegan que los gobiernos de las naciones ricas se las ingenian para rescatar a los bancos y a las instituciones financieras privadas con más tres billones de dólares de fondos públicos, pero no encuentran forma de responder a un descalabro peor: el de la carestía de alimentos, que golpea a todo el mundo.
La crisis actual terminará con 20 millones de puestos de trabajo para fines de 2009. Otras 100 millones de personas se verán empujadas a la economía informal, además de las 200 millones que ya están desempleadas y de los 1.300 millones de trabajadores subempleados.
"Muchas de esas personas serán mujeres", subrayó Borren, "¡pero nadie acá habla de la feminización de la pobreza!".
La comunidad internacional ha sido incapaz de recaudar fondos para los más pobres y marginados.
"Las organizaciones de mujeres se las tienen que arreglar con 100 millones de dólares al año", subrayó Borren.
Un pequeño porcentaje de los billones de dólares que se destinan a salvar a las instituciones financieras podría reducir en dos tercios la tasa de mortalidad infantil en los países pobres.
Más de 250 organizaciones y redes de la sociedad civil se reunieron en la capital de Qatar bajo el lema "Invertir en un desarrollo centrado en la gente".
"Hay que volver a ubicar a la gente y sus necesidades en el centro de las iniciativas de desarrollo", urgieron.
"Las naciones más pobres deben poder ejercer su soberanía y decidir sobre sus políticas internas sin interferencia de los países del Norte ni de las instituciones de Bretton Woods", reza la declaración final del foro de la sociedad civil, que terminó el viernes.
Los gobiernos deben "tomar partido por las mujeres y los hombres, los trabajadores, los agricultores, los jóvenes y los niños y niñas como forma de promover la sustentabilidad ambiental mediante una economía alternativa", a fin de incentivar el trabajo decente, la equidad de género, el crecimiento equitativo, el comercio justo y las políticas de inversión, un comienzo para erradicar la pobreza, indica el texto.
El llamado para discutir la reforma de la estructura financiera internacional en una "cumbre de alto nivel", en el ámbito de la ONU, es un asunto delicado que está en discusión en esta conferencia de Doha.
El pedido de reformas quedó atenuado en el documento final para no incluir al Fondo Monetario Mundial y al Banco Mundial, que tienen gran responsabilidad en la actual crisis financiera, señaló Nuria Molina, de Eurodad.
"No tienen legitimidad ni credibilidad" como para empezar su propio proceso de reforma, remarcó Molina.
Por otra parte, agregó, "la liberalización comercial, como la que promueve la Ronda de Doha (en el marco de la Organización Mundial del Comercio), contribuyó a aumentar la vulnerabilidad de las naciones en desarrollo en áreas clave".
"La ONU debe desempeñar un papel fundamental", indicó Ariane Arpa, de Oxfam Internacional. "La conferencia no ha cumplido con nuestras expectativas. Si no logra tratar esos asuntos, no se lograrán los resultados concretos y decisivos que fueron prometidos a las naciones pobres".