La reinserción de Cuba en América Latina permite al gobierno de Raúl Castro celebrar el 50 aniversario de la Revolución en un contexto regional muy diferente al de los años 60 del siglo pasado, cuando esta nación fue marginada por la mayoría de los gobiernos de la época.
En ese aspecto, 2008 fue fructífero para la diplomacia cubana, una bonanza que seguirá en 2009 con las visitas a La Habana, en enero, de los presidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Cristina Fernández, de Argentina, a quienes seguirá la mandataria chilena Michelle Bachelet en febrero, y su par mexicano Felipe Calderón en fecha aún no precisada.
La propia decisión de Castro de elegir a Venezuela y Brasil como destinos de sus primeros viajes desde que fue nombrado presidente en febrero marca una proyección latinoamericana y caribeña a su gestión, en un contexto en que no dejan de ser prioritarias las relaciones con China y Rusia, heredera de la fenecida Unión Soviética. En Brasil, se hizo oficial el ingreso de Cuba como miembro pleno al Grupo de Río, un mecanismo de consulta y concertación política que celebró una cumbre extraordinaria en la primera cita presidencial de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo, el 16 y el 17 de diciembre, en el nororiental estado brasileño de Bahia.
La entrada al Grupo de Río y la acogida en la primera cumbre regional sin participación de Estados Unidos, que además condenó el embargo de Washington contra La Habana, fortalece al gobierno cubano en su postura de rechazo a un eventual retorno a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Para algunos analistas, el paso siguiente para una integración regional plena requeriría la desaparición de la OEA, "que excluye" a Cuba. "La OEA debe ser reemplazada por una organización latinoamericana, sin la presencia imperial panamericana", dijo a IPS la chilena Ximena de la Barra, investigadora y consultora independiente.
[related_articles]
El 31 de enero de 1962, en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones exteriores de la OEA, celebrada en Punta del Este, Uruguay, se acordó suspender la participación de Cuba del sistema interamericano por su adhesión al marxismo- leninismo y "el alineamiento" de su gobierno "con el bloque comunista". Ese acuerdo fue aprobado con el voto de 14 países, uno en contra (Cuba) y seis abstenciones (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador y México). Posteriormente, todos los gobiernos de la región rompieron relaciones diplomáticas con Cuba, con la única excepción de México. La organización hemisférica tiene su sede en Washington.
Según el ex diplomático cubano Carlos Lechuga, Washington consiguió los votos a favor de la exclusión cubana "mediante la presión y el chantaje" y "violándose" todas las disposiciones de la Carta de la OEA y de las Naciones Unidas. "Fue una victoria pírrica que hundió a la OEA aún más en el descrédito", comenta Lechuga en un artículo sobre el tema.
"Hemos tenido que vivir parte de estos 50 años arrinconados, pero defendiéndonos con firmeza", afirmó el presidente Castro en su visita a Brasil, en referencia a esa etapa de aislamiento que se abrió en 1962, mientras la Revolución Cubana devenía referencia de movimientos de izquierda que optaron por la vía armada.
Si bien las autoridades cubanas niegan haberse dedicado a "exportar" revoluciones, porque éstas "las hace el pueblo", han reconocido que durante las décadas de 1960 y 1970 apoyaron y promovieron movimientos revolucionarios armados en contra de las "oligarquías" de varios países y de la "política imperial" de Estados Unidos en la región.
"En el único lugar donde no intentamos promover la revolución fue en México. En el resto, sin excepción, lo intentamos", admitió en julio de 1998 el entonces presidente Fidel Castro, en una reunión de economistas en La Habana. En su opinión, en la región existían las condiciones objetivas para procesos revolucionarios, pero fallaron las subjetivas.
Más recientemente, el ex gobernante afirmó en su libro "La paz en Colombia" que "en cuanto al suministro de armas a los revolucionarios, nos ateníamos al carácter beligerante o no de los gobiernos de los países hermanos con relación a Cuba. Dependería del desarrollo concreto de la lucha en cada uno de ellos".
Según investigadores, los conflictos en los vínculos entre Cuba y gobiernos de la región fueron particularmente agudos entre 1962 y 1975, año en que la OEA modificó una resolución de 1964 que había obligado a sus Estados miembros a romper sus relaciones diplomáticas, comerciales y consulares con Cuba.
"La modificación de esa decisión creó las condiciones que propiciaron la progresiva normalización de las relaciones oficiales de la isla con la totalidad de los gobiernos de la región, con la única excepción del salvadoreño", dice el investigador y académico cubano Luis Suárez, en un artículo aún inédito entregado a IPS.
La situación humanitaria y sucesivas votaciones adversas a Cuba en la ex Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que La Habana consideró siempre como parte de la política agresiva de Estados Unidos, generaron roces y tensiones diplomáticas con varios países latinoamericanos desde los años 90.
Las mayores fricciones fueron con México, bajo el sexenio de Vicente Fox (2000-2006), pero su sucesor, Felipe Calderón, aquietó las turbulencias, y las relaciones diplomáticas pasan ahora por buenos momentos, con la perspectiva de intercambio de visitas presidenciales en 2009.
La Habana mantiene hoy vínculos con toda la región, excepto con El Salvador y con Costa Rica, con la que tiene relaciones consulares. Además, en la actual Asamblea General de las Naciones Unidas obtuvo la más alta votación en 17 años (185 países a favor y tres en contra) en su reclamo de cese del bloqueo económico impuesto por Estados Unidos.
A partir de los 90, Cuba reforzó la cooperación hacia América y el Caribe, especialmente en salud y educación, con programas de alfabetización, asistencia médica especializada y formación gratuita de profesionales en medicina, enfermería y otras disciplinas de la esfera sanitaria.
La Escuela Latinoamericana de Medicina, que se inauguró en 1999 con estudiantes centroamericanos y está dedicada ahora a la formación de jóvenes de 27 países, graduó en 2005 a los primeros 1.612 médicos comprometidos a ejercer su profesión sin espíritu comercial en sus naciones de origen.
Estos programas, que despiertan simpatía especialmente en sectores pobres de la población de América Latina, son valorados por algunos gobiernos como un importante aporte a la integración y al desarrollo, sobre todo en las naciones de menores recursos.
Por otra parte, Fidel Castro comenzó a inicios de los años 90 a desaconsejar la vía armada en la lucha revolucionaria. "Ni las armas atómicas podrían contener las esperanzas de los pueblos ( ) pero vemos con claridad que ahora, en este momento, en estas circunstancias, (la lucha armada) no es el camino más prometedor", afirmó en 1993.
"Y bien saben ustedes que les está hablando alguien que participó en la lucha armada y que apoyó al movimiento revolucionario armado, de lo cual no nos arrepentimos", dijo al clausurar ese año en La Habana una reunión del Foro de São Paulo, un ámbito de coordinación de movimientos izquierdistas latinoamericanos.
Castro, de 82 años, alejado del poder desde 2006 por su mala salud, encabezó la insurrección popular y la guerrilla en la Sierra Maestra, macizo montañoso del oriente de Cuba, para derrocar al dictador Fulgencio Batista, el 1 de enero de 1959. Luego fue primer ministro (1959-1976) y presidente de los Consejos de Estado y de Ministros entre 1976 y 2008.
En febrero de este año, el líder desistió de la presidencia, y la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicameral) eligió en su lugar a su hermano menor, Raúl Castro. Sin embargo, conserva el cargo de primer secretario del gobernante Partido Comunista de Cuba, que tiene previsto celebrar su sexto congreso en 2009.