Luego del revés sufrido en las negociaciones de la Ronda de Doha, la Organización Mundial del Comercio (OMC) restaña las heridas y se fija objetivos más factibles para el año próximo.
Aunque la situación es decepcionante para todos, necesitamos afrontar la realidad y actuar de una manera consecuente con la responsabilidad que compartimos en aras del bienestar del sistema multilateral de comercio, arengó el jefe de la OMC, Pascal Lamy.
La OMC admitió que el proceso de liberalización del comercio mundial, conocido como Ronda de Doha porque fue lanzado en la capital de Qatar, ha sumado una nueva frustración en sus siete años de vida.
Una fase clave del proceso, como era la aprobación de los parámetros que condicionarían las negociaciones de agricultura y bienes industriales, quedó trunca la semana pasada por desacuerdos principalmente entre países en desarrollo e industrializados.
Lamy había pedido el viernes un plazo de 48 horas para sentenciar el fin de esa etapa, porque dos gobernantes, los primeros ministros Gordon Brown, de Gran Bretaña, y Kevin Rudd, de Australia, intentaban por separado reavivar las negociaciones.
Pero las 48 horas ya se han cumplido y sin resultados, admitió Keith Rockwell, el portavoz de la OMC.
A la luz de lo ocurrido, ahora debemos concentrarnos en consolidar los progresos alcanzados en las negociaciones y también fortalecer la trascendencia de la OMC como un sistema que es algo más que un foro de negociaciones, exhortó Lamy.
El director general de la institución bregó en los últimos meses por destrabar el proceso de Doha y fue uno de los promotores del llamado del Grupo de los 20 (G-20, países con intereses en el sistema financiero) a concertar dentro del presente año las bases para los acuerdos sobre productos agrícolas e industriales.
El Grupo de los 20, que reunió en Washington el 15 de noviembre a las naciones más poderosas y a algunos países en desarrollo, fue convocado para examinar la actual crisis financiera.
Finalmente, la demanda del G-20 no fue atendida y Lamy debió desistir de su propósito de convocar a la reunión de ministros de un grupo reducido de países para consagrar el postergado acuerdo sobre modalidades en agricultura e industria.
Rockwell explicó a IPS su visión del contexto en que se desarrolló la solicitud del G-20 y su desenlace. Todos los miembros del G-20, excepto uno (Rusia), son miembros de la OMC y han manifestado su voluntad política de avanzar en las negociaciones, recordó el portavoz.
Además, los ministros de los Países Menos Avanzados (PMA), reunidos en Camboya el 20 de noviembre, reiteraron esa misma voluntad, apuntó. Otro tanto hicieron en la cumbre de Lima, el 23 de noviembre, los jefes de Estado y de gobierno de los países del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico, conocido por su sigla en inglés APEC, agregó.
"Estos antecedentes revisten gran trascendencia y han tenido efectos importantes en acelerar e intensificar las negociaciones que se desarrollaban aquí en Ginebra", opinó Rockwell.
Esas señales favorecieron la redacción de borradores de acuerdos con muchas mejoras y la consolidación de los progresos alcanzados en las negociaciones celebradas, también en Ginebra, desde julio, relató.
Sin embargo, lo que ha ocurrido, por lo menos en algunas áreas, es que "no hemos sido capaces de transformar esas expresiones de voluntad política en acciones concretas en la mesa de negociaciones", resumió el portavoz.
La OMC se muestra dispuesta a dar vuelta la hoja y encarar una nueva etapa en el 2009 partiendo del reconocimiento de que el mandato original de la Ronda de Doha debe mantenerse incólume.
Los borradores elaborados en agricultura y productos industriales deben ser preservados como base de las labores que se deberían reanudar en enero. De igual manera, con el nuevo año, además de esos dos temas, el impulso debe contagiar también a las áreas de la negociación de Doha, subrayó Lamy.
El presidente del comité que negocia el acuerdo de agricultura, Crawford Falconer, adelantó que aspira a obtener los primeros resultados favorables en el rubro del algodón, donde está en juego el interés de los países productores pobres, en particular africanos, perjudicado por las subvenciones que otorgan a sus cultivadores las naciones ricas, sobre todo Estados Unidos.
A su vez, Lucius Wasescha, quien preside la negociación industrial, identificó en especial el tema de "sectoriales", como se denomina la demanda de las naciones más ricas de que algunos países en desarrollo eliminen o reduzcan de manera pronunciada los aranceles de importación de varias ramas de la industria, como químicos, automóviles y electrónica.
En esta área también queda pendiente la negociación de las flexibilidades que demandan Argentina y Venezuela para proteger algunos rubros de sus industrias.
Lamy anunció que la OMC alentará la labor de un grupo de trabajo que efectuará actualizaciones regulares de las medidas comerciales que se adopten en el mundo en relación con la crisis financiera.
Ese grupo actuará en la órbita del Órgano de Revisión de Políticas Comerciales, el cuerpo que examina periódicamente el apego de los 152 estados de la OMC a los acuerdos comerciales que han suscripto.
La OMC incorporará a sus actividades el análisis de algunos temas cruciales que no forman parte de su programa regular, como las crisis en los alimentos y la energía, y también el cambio climático.
Pero en ese ejercicio, la institución no deberá distraerse de su objetivo central de avanzar en la Ronda de Doha, advirtió Lamy.