Más paludismo, diarrea y asma. Enfermedades como esas y otras se multiplican en el mundo a causa de la destrucción de los hábitat y matan cada año a alrededor de tres millones de niños menores de cinco años y a dos millones de adultos.
"La evidencia científica sobre el impacto del medio ambiente en la salud es creciente, pero falta mayor cooperación internacional y esfuerzos locales para aterrizarlas en políticas públicas, y para eso estamos aquí", dijo a IPS el chileno Carlos Corvalán, investigador y asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Corvalán participa junto a unos 600 académicos, científicos, funcionarios de gobierno y miembros de organizaciones sociales de unos 82 países en el Foro Internacional Ecosalud, que se desarrolla en Mérida, enclavada en la sudoriental península mexicana de Yucatán. Desde este lunes y por cinco días, el grupo aborda la relación entre ambiente y salud.
"Estamos aquí para exponer nuevas evidencias y hallazgos, esas son las armas con las que podemos ir a los países desarrollados a demandar el dinero y el apoyo que requerimos, pero además para exigirles que se sumen a los esfuerzos", señaló a IPS Marilyn Aparicio, experta del estatal Programa Nacional de Cambio Climático de Bolivia.
Según la Organización Mundial de la Salud, debido al agua contaminada y a un saneamiento deficiente, más de 1,6 millones de niños mueren por diarrea cada año. En el mismo período fallecen casi un millón de menores por afecciones respiratorias agudas vinculadas al hecho de que en sus hogares se cocina con leña.
La misma agencia indica que la contaminación atmosférica causa alrededor de dos millones de muertes prematuras de adultos al año.
Un 24 por ciento de la carga de morbilidad mundial se debe a la exposición a riesgos ambientales evitables. Más de 33 por ciento de las enfermedades que sufren los niños, que son los más vulnerables, están vinculadas a problemas del ambiente.
Mercedes Pascual, profesora de biología de la estadounidense Universidad de Michigan que ha investigado la incidencia del paludismo o malaria vinculada a cambios de temperatura en el altiplano africano, indicó en el Foro que esa enfermedad transmitida por especies del mosquito anopheles aumenta de forma proporcional al incrementarse la temperatura.
La temperatura no es el único factor que dispara el paludismo, pero los datos indican que tiene una clara incidencia, apuntó Pascual. Aclaró que hay otros factores asociados que no deben despreciarse.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) advierte en un informe que la pérdida de bosques, la construcción de carreteras y presas, la dispersión de las ciudades y la contaminación de las aguas costeras definen condiciones que propagan nuevos y viejos patógenos, bacterias, virus y microorganismos que causan enfermedades.
Un estudio de la universidad estadounidense Johns Hopkins sostiene que con el aumento de uno por ciento en la deforestación en Perú aumentó la cantidad de mosquitos transmisores del paludismo en ocho por ciento. Esa investigación señala que los insectos se "desenfrenaban" después de la destrucción de un 30 a un 40 por ciento del bosque.
Los mosquitos pueden transmitir más de 100 virus, entre otros, el dengue, la fiebre amarilla, encefalitis y fiebre hemorrágica.
El Pnuma cita investigaciones en las cuales se afirman que los hoyos poco profundos que dejan los mineros en busca de piedras preciosas en Sri Lanka son criaderos ideales para los mosquitos y por tanto epicentros del paludismo.
"Los países desarrollados son los principales responsables del cambio climático con su consumo desenfrenado y por eso deben asumir su responsabilidad y apoyar al Sur en sus esfuerzos para superar los daños que nos causan en nuestra salud", dijo Aparicio, del estatal Programa Nacional de Cambio Climático de Bolivia.
Luego de que asuma en enero el próximo gobierno estadounidense de Barack Obama, "esperamos que ese país cambie de actitud y responda", señaló Aparicio.
La OMS indica que "más de la mitad de la carga que supone la contaminación atmosférica para la salud humana recae sobre las personas de los países en desarrollo".
Para Corvalán de la OPS, la crisis financiera internacional en marcha podría impactar en la disposición de fondos para investigaciones y programas sobre salud y medio ambiente. "Muchos lo ven así por lo que ahora nos toca ser creativos y actuar en los países en desarrollo", declaró.
La cita Ecosalud de Mérida es organizada por el gubernamental Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo de Canadá, junto a la OPS y el estatal Instituto Nacional de Salud Pública de México.