Mientras la comunidad mundial se reúne esta semana en Polonia para hallar soluciones a la crisis climática, George W. Bush aprovecha sus últimas semanas como presidente de Estados Unidos para aprobar a todo motor normas que la agravan.
Casi un millón de hectáreas de tierras vírgenes en los centrales estados de Wyoming y Utah se han abierto a la extracción de esquisto bituminoso. La Ley de Especies Amenazadas es desarticulada. También las regulaciones de las granjas industriales y la Ley de Aire Limpio. Y se remueven cimas de montañas para cavar en busca de carbón.
"Hay muchos cambios de último minuto, y algunos son draconianos", dijo a IPS Josh Dorner, del Sierra Club, en nombre de una red de 29 organizaciones ambientalistas que lanzaron una advertencia por esta intensa actividad de la Casa Blanca.
El Poder Ejecutivo puede hacer esos cambios arbitrariamente, sin aprobación o consulta con el Congreso legislativo o el público. Más de 60 de estas normas fueron aprobadas en noviembre, con la intención de atarle las manos al gobierno del presidente electo, Barack Obama.
Con algunas de ellas será difícil dar marcha atrás, pero Obama lo hará, seguramente, con muchas de las peores, pronosticó Dorner.
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"El gobierno de Bush no es tan hábil como piensa", opinó.
En 2009 habrá una atmósfera totalmente nueva en la Casa Blanca, aseguró la coalición de organizaciones ambientalistas, que se reunió la semana pasada con el equipo de Obama y presentó una "hoja de ruta para la acción presidencial sobre estímulo económico, energía, cambio climático y otras cuestiones acuciantes".
"Las prioridades del nuevo gobierno en materia de energía, economía y ambiente cuadran bien con nuestra hoja de ruta", dijo Margie Alt, directora ejecutiva de Environment America.
Obama dijo que para 2020 quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de Estados Unidos a sus niveles de 1990 y bajarlos otro 80 por ciento para 2050.
La mayoría de las organizaciones ambientales están a favor de establecer objetivos más duros, originalmente recomendados por los más de 2.000 científicos que integran el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), según los cuales Estados Unidos deberá recortar sus emisiones para 2020 entre 25 y 40 por ciento respecto de 1990.
Hay un amplio consenso en que la solución para la actual crisis económica es pasarse rápidamente a una economía verde alimentada por fuentes de energía limpias, dijo Frances Beinecke, directora ejecutiva del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.
"Podemos solucionar tres problemas de una sola vez: la economía, la seguridad energética y el ambiente", declaró Beinecke a IPS.
Con inversiones en eficiencia energética y producción de energía con fuentes renovables se pueden crear cinco millones de empleos. Introducir un sistema de topes y un mercado de carbono serviría para crear fondos dirigidos a inversiones en modernización de edificios y desarrollo de fuentes de energía limpia, como la eólica y la solar, señaló.
El equipo de Obama trabaja en un paquete de estímulos económicos que, según diversas versiones, superará los 500.000 millones de dólares. Los ambientalistas esperan que haya un gran componente verde que, entre otras cosas, mejore la anticuada infraestructura energética del país y más, dijo Beinecke.
"Veinticinco por ciento de la energía generada en Estados Unidos se pierde en la transmisión", observó Kevin Knobloch, presidente de la Union of Concerned Scientists. "Construir un tendido eléctrico inteligente será mucho más eficiente y menos propenso al fracaso."
Además, se necesita una nueva red para maximizar los beneficios de la generación desde fuentes alternativas de energía. Construir un tendido inteligente creará trabajos de calidad que no pueden subcontratarse, dijo.
"Lo mejor que el gobierno puede hacer por la población es reducir su uso de energía, para que puedan ahorrar dinero en esta crisis económica", opinó Larry Schweiger, presidente de la National Wildlife Federation.
De otro modo, "resurgirán los costos más elevados de la energía", dijo a IPS.
Tras ocho años de negligencia y explotación, es preciso potenciar la protección de las tierras y aguas de Estados Unidos, y especialmente del mar Ártico. La coalición propuso un Fondo de Tierra y Conservación de 450 millones de dólares para proteger las zonas vírgenes, crear más parques y optimizar las oportunidades recreativas, agregó.
"La naturaleza necesita adaptarse al cambio climático", enfatizó Schweiger.
Restaurar y afianzar la salud y la diversidad de los paisajes naturales y crear corredores para que las especies se desplacen a medida que las condiciones cambian es crucial para proteger el capital natural de la nación. Se requieren con urgencia medidas para la conservación del agua y para proteger el Ártico, dijo.
La coalición pretende que la licitación de licencias de perforación para extraer petróleo y gas en aguas del Ártico se suspenda de inmediato, y que se adopte un nuevo enfoque precautorio para cualquier actividad industrial en la región, que es la primera afectada, y que sufre los peores impactos del cambio climático.
"Confiamos en que el gobierno de Obama nos lleve en la dirección correcta. Ahora es tiempo para el cambio, y ese cambio es la economía verde", aseguró Dorner.