La ciudadanía de Venezuela, que prácticamente es convocada a las urnas todos los años, escogerá este domingo a los gobiernos de 22 de sus 23 estados y para 328 de sus 335 alcaldías, un acto que la dura campaña convirtió en nuevo plebiscito sobre el presidente Hugo Chávez y su proyecto de socialismo del siglo XXI.
"Los que estén conmigo, voten por mis candidatos. Nos estamos jugando el futuro de la revolución, del socialismo, de Venezuela, del gobierno y también de Hugo Chávez", ha repetido el propio mandatario en sus recorridos por el país en busca de votos para los suyos.
Chávez, "para avanzar en su revolución necesita altos niveles de conexión popular, los busca permanentemente y por eso el resultado de esta elección regional no es secundario, es vital", observó a IPS el analista Luis León, director de la firma encuestadora Datanálisis.
En la propaganda de su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el mandatario apareció acompañando al candidato de cada estado o municipio, en un claro mensaje a sus seguidores, sobre todo después de que grupos y líderes locales que fueron oficialistas se apartaron para presentar fórmulas electorales disidentes.
"El que traicione a Chávez, se muere políticamente. No es a mí a quien traiciona, es al pueblo. Necesito un equipo verdaderamente integrado y sólido de gobernadores, alcaldes y consejos legislativos regionales. Un equipo, un solo gobierno", insistió.
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En los anteriores comicios regionales, en 2004, dos meses después de que Chávez ganó un referendo sobre su mandato, sus partidarios triunfaron en 21 de los 23 estados y en unas 300 alcaldías, incluida la mayor del área metropolitana de Caracas.
En 2005, la oposición no se presentó a las elecciones parlamentarias y los 167 cargos en la unicameral Asamblea Nacional fueron para la lista progubernamental. Al año siguiente, Chávez fue reelegido presidente, con 63 por ciento de votos, para el sexenio que finalizará en enero de 2013.
Animado por esos números, el presidente presentó en 2007 una propuesta de reforma constitucional, de tinte socialista y que posibilitaba su reelección indefinida, pero el proyecto fue rechazado por 51 por ciento de quienes sufragaron.
"Esta elección regional es clave para Chávez porque si obtiene una victoria muy clara presentará de inmediato una enmienda a la Constitución que le permita ser nuevamente candidato en 2012", comentó a IPS el analista político Fausto Masó.
Si, por el contrario, es la oposición la fortalecida, "entonces el proyecto de Chávez no sólo recibirá un fuerte golpe, sino que su poder tiene fecha de vencimiento y entonces dentro del PSUV surgirán aspirantes que rivalizarán por su liderazgo", sostuvo Masó.
La oposición, una heterogénea aglomeración de partidos tradicionales, nuevos grupos y liderazgos locales, también ha contribuido al carácter plebiscitario de estas elecciones, pues sus candidatos con frecuencia confrontaron más las políticas del presidente que las fallas en los servicios locales que deben atender, como inseguridad o calles llenas de basura.
Para más de 80 por ciento de los cargos en disputa, la oposición logró presentar candidaturas unitarias, lo cual dio un perfil aún más plebiscitario y nacional al proceso.
"En las elecciones del próximo domingo se pondrán en tensión dos fuerzas que han estado luchando desde que el proceso bolivariano dirigido por Chávez inició su giro indetenible hacia la izquierda autoritaria", dijo a IPS Trino Márquez, profesor titular del postgrado en Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela.
Márquez, identificado con la oposición, explicó que, a su juicio, "un triunfo claro e inobjetable de Chávez revitalizaría el esquema piramidal liderado por el caudillo, que ya sufrió un duro revés en 2007, y pondría su reelección indefinida nuevamente en el primer lugar de la agenda política nacional".
Por el contrario, "la conquista por parte de la oposición y del chavismo disidente de importantes espacios, hoy controlados por el oficialismo, transformaría de modo radical el panorama político y conduciría a una redistribución del poder, que obligaría al jefe de Estado a cohabitar con un elevado número de gobernadores, alcaldes y diputados regionales que no simpatizan con él", según Márquez.
"Los datos recogidos desde febrero confirman que la gente no percibe estas elecciones como unos comicios regionales o municipales más, prácticamente no está en juego quien puede ser mejor alcalde o gobernador, sino que lo nacional tiene un peso enorme", dijo a IPS Germán Campos, director de la firma encuestadora 30.11.
Aún así, Campos cree que la abstención se ubicará cerca de los promedios para este tipo de consultas, entre 45 y 50 por ciento de los 16,9 millones de electores habilitados.
En cuanto a vaticinios, las encuestadoras ofrecen registros dispares. La firma 30.11 es la que mejor ubica a los candidatos del PSUV, con ocho estados seguros y sólo uno para la oposición, mientras que en otros ocho parecería que se inclinan por el oficialismo y los cinco restantes los considera reñidos.
Una semana antes de las elecciones, Nelson Merentes, ex ministro de Finanzas de Chávez y quien dirige la encuestadora Gis-XXI, dijo que las probabilidades de triunfo del PSUV son "altas" en 16 estados, "medias" en cuatro y "bajas" en los dos restantes.
Las encuestadoras Datanálisis, Hinterlaces y Consultores 21 conceden opción de triunfo a la oposición o a disidentes del "chavismo" en al menos cuatro estados. Algunas firmas dan opción a los adversarios de Chávez hasta en 10 estados.
"El éxito en estas elecciones se mide en términos simbólicos más que numéricos, de modo que le permita a cada bando proyectarse como vencedor", señaló León.
"Por eso, un avance opositor resultará terrible para Chávez, quien en cambio quiere conquistar y poder mostrar la cabeza del enemigo y para ello la plaza más vital es el Zulia", estimó el director de la firma encuestadora Datanálisis.
Campos coincidió que, "de las más de 20 batallas regionales que se librarán el domingo, la más importante, la grande, sin duda es la del Zulia".
Ese estado, en el noroeste de Venezuela y que rodea el lago de Maracaibo en la frontera con Colombia, es el más poblado y rico del país, por su producción de petróleo y alimentos, y en la cultura de sus habitantes hay un fuerte acento localista.
Es uno de los dos estados que la oposición pudo retener en las elecciones de 2004, y su gobernador, Manuel Rosales, compitió con Chávez por la presidencia del país hace dos años.
Rosales no puede aspirar a un nuevo mandato como gobernador y, en cambio, busca, como amplio favorito según todas las encuestas, a la alcaldía de la capital estadual, Maracaibo, donde se formó políticamente.
Chávez, con duros epítetos, como "desgraciado", "vendepatria" y "delincuente", ha personalizado en Rosales buena parte de su ofensiva en esta campaña y ha sostenido que se propone llevar a ese opositor a la cárcel apenas deje de ser gobernador.
La empresa encuestadora 30.11 coloca al Zulia como un estado reñido, mientras que otras conceden ventaja al opositor Pablo Pérez.
Otra plaza reñida y cargada de simbolismo es el estado de Barinas, en las llanuras del sudoeste, tierra natal del presidente, donde su hermano Adán Chávez es candidato del PSUV a suceder como gobernador al padre de ambos, Hugo de los Reyes Chávez.
Allí, Julio César Reyes, alcalde de Barinas, la capital, rompió con el PSUV para buscar la gobernación y Chávez lo ha incluido en una lista de "asquerosos traidores", junto a gobernadores y aspirantes que se apartaron de su línea en esta contienda.
Los disidentes del "chavismo", en algunos casos a hombros de partidos de izquierda con los que el presidente rompió últimamente, también ponen a prueba la lealtad de las bases para con el jefe del Estado, quien con sus viajes proselitistas a las regiones y decenas de cadenas de radio y televisión se hizo omnipresente en esta campaña hasta convertirla en un nuevo plebiscito sobre su liderazgo y gobierno.
*Nota para los abonados: la difusión de encuestas está legalmente prohibida en Venezuela esta semana, debido a la veda electoral.