Desde hace cinco meses, Ataporn Kampa recibe insultos de la opositora Alianza Popular para la Democracia (APD), integrada por miembros de la elite urbana de derecha y conservadores que piden un golpe militar.
Ciudadanos como Ataporn, un peluquero de 44 años procedente del empobrecido cinturón nororiental de Tailandia, son la pesadilla de APD, que desde mayo impone la agenda política del país.
El movimiento antigubernamental los tratan con desprecio. Los consideran estúpidos y carentes de educación e inteligencia, y, por lo tanto, incapacitados para ejercer el derecho al voto.
Ese desdén descarado hacia los pobres rurales lleva a la APD a proponer que 70 por ciento de los escaños legislativos estén ocupados por miembros designados a dedo y sólo 30 por ciento por ciudadanos elegidos en las urnas. Además, desestima el debate parlamentario como una "pérdida de tiempo".
Esta organización salió a la calle con la pretensión de que el ejército dé un golpe de Estado contra la gobernante coalición de seis partidos, elegida en los comicios de diciembre de 2007.
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El mensaje de Ataporn a la elite conservadora de Bangkok es tajante: "La democracia no se trata de que los ricos nos digan a los pobres qué hacer. Se trata de que, como votantes, seamos iguales", señaló el peluquero, quien reside en la septentrional provincia de Loei.
"Tenemos corazón y mente. Los insultos nos hieren", remarcó Ataporn, quien apenas terminó cuarto año de escuela.
De hecho, Ataporn, padre de dos niños, considera que la joven democracia tailandesa corre peligro si la APD logra sus propósitos. "Quieren hacernos retroceder y convertirnos en otra Birmania", subrayó. "Tenemos que seguir avanzando."
Ataporn no es el único.
Las mismas ideas tuvieron eco en otras provincias, desde la cuales llegaron personas a Bangkok para participar el sábado en un acto contra un posible golpe de Estado, promovida por la APD, y contra la arraigada elite adinerada de este reino.
Entre los manifestantes se encontraba Bualoy Siriwiang, de la nororiental provincia de Khon Kaen. "Vine porque estoy contra los que quieren un gobierno no elegido" por el pueblo, alegó.
La multitud que llegó el sábado a Bangkok también difundió otro mensaje.
Unas 80.000 personas, vestidas de rojo, se reunieron en el mayor estadio deportivo de la capital para hacer una demostración de fuerza ante la APD, que virtualmente paralizó al país con sus protestas contra el gobierno.
Unos 20.000 integrantes del "ejército rojo" llegaron a la capital desde las provincias. El resto procedía de Bangkok y sus alrededores, según estimaciones policiales.
En su momento de mayor convocatoria, la APD, cuyos partidarios visten de amarillo, no lograron juntar a más de 20.000 personas en su principal emplazamiento para las protestas, la oficina del primer ministro, ocupada desde fines de agosto. Sus manifestaciones callejeras tuvieron aun menos éxito.
La manifestación del sábado fue organizada por el Frente Unido Democrático contra la Dictadura (FUDD) y el programa de televisión "Verdad Hoy".
La masiva manifestación del fin de semana también logró otro hito en un país que sufrió 18 golpes de Estados desde que se instauró la monarquía constitucional en 1932. Es la primera vez que en Tailandia hay una protesta masiva contra la posibilidad de que el ejército remueva a un gobierno elegido por voto popular.
La "aparición" del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, destituido en el último quiebre institucional en septiembre de 2006, no pudo tener más valor simbólico para mostrar la dirección que el movimiento antigolpistas le quiere dar a esta nación del sudeste asiático.
Thaksin, magnate de las comunicaciones y elegido en las urnas, fue ovacionado por la multitud cuando habló 15 minutos por teléfono, desde Londres, y sus palabras fueron amplificadas en todo el estadio. Luego se difundió un discurso suyo de 20 minutos grabado en vídeo.
El ex primer ministro, quien había regresado de su exilio de 18 meses en la capital británica, volvió a Londres en agosto, escapando de la justicia.
En octubre, la Corte Suprema de Justicia lo condenó en ausencia a dos años de prisión por un turbio negocio inmobiliario durante su primer gobierno. Thaksin se convirtió así en el funcionario de mayor nivel condenado por la justicia en la historia moderna de Tailandia.
"Tenemos que oponernos juntos a los golpes de Estado", arengó Thaksin. "Abusaron del proceso legal para sacarme del camino. Fui elegido dos veces por una abrumadora mayoría, pero igual me destituyeron mediante un golpe de Estado militar."
"No puedo regresar porque me condenaron a dos años de cárcel", añadió. "La gente se junta para luchar contra la injusticia y para volver a tener una sociedad justa."
Los otros oradores del acto, cuyo eslogan fue "no al golpe", mencionaron asuntos similares.
En las últimas semanas, Tailandia fue invadida por rumores de otro quiebre institucional, motivado por la tensión existente entre la APD y la coalición gobernante, encabezada por el Partido del Poder Popular (PPP), afín a Thaksin.
"El ejército no puede ignorar el mensaje de la manifestación", sostuvo Jaran Ditapichai, ex integrante de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, quien participó en el acto con una camiseta roja.
"Cualquier confusión que la gente pudiera tener respecto de otro golpe de Estado quedó aclarada tras la exitosa manifestación. Con su presencia, la mayoría silenciosa expresó su oposición a otra dictadura".
La empresaria de 50 y tantos años Pranormsri Boomsirithum concordó con él.
"Somos lo suficientemente desarrollados como para resolver nuestros problemas políticos sin necesidad de otro golpe de Estado", señaló tras el discurso de Thaksin. "Vine a apoyar esa idea. Hay muchos que piensan como yo. Mire la multitud."