El extraordinario crecimiento económico de España de la última década, muy por encima del promedio de la Unión Europea, no atacó como se suponía la desigualdad y la pobreza, que afectan en especial a niños, niñas, ancianos, mujeres e inmigrantes.
A esta conclusión llegaron 70 investigadores procedentes de diferentes instituciones especializadas en temas sociales, que, a lo largo de un año, elaboraron el informe de la fundación para el Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (Foessa), vinculada a la organización no gubernamental Cáritas y a la Iglesia Católica.
Ratificado por más de 200 expertos asistentes al Congreso sobre Exclusión y Desarrollo Social en España, el trabajo utiliza el mismo umbral de pobreza que la "Encuesta de Condiciones de Vida", del Instituto Nacional de Estadística Español, dependiente de la Administración, es decir que toda persona que tenga ingresos por debajo de los 6.895 euros (8.915 dólares) por año es considerada pobre.
"Se ha consolidado una pobreza extrema sin variación entre tres y cuatro por ciento de la población, lo que supone un déficit estructural de distribución de bienes y servicios necesarios para garantizar el pleno ejercicio de los derechos sociales, a los sectores más vulnerables de la sociedad", dijo a IPS Silverio Agea, director de la Fundación Foessa y secretario general de Cáritas.
En cifras absolutas y según el informe, 8,5 millones de los 44 millones de habitantes que tiene España son pobres, con ingresos por debajo de 574 euros (742 dólares) al mes (el mismo porcentaje que hace 10 años), un millón y medio de ellos viven en situación de "pobreza severa", es decir que reciben menos de 280 euros (362 dólares) por mes, y 500.000 hogares sufren "exclusión social".
"No se sostiene un modelo de bienestar, sólo con crecimiento económico, mientras la pobreza siga afectando a la quinta parte de los hogares españoles", comentó Agea.
"Una sociedad con 19,5 por ciento de personas bajo el umbral de riesgo de pobreza o con cuatro por ciento de pobreza extrema y 5,3 por ciento de exclusión severa, debe considerar estas situaciones como retos de su propio modelo." El presidente de Foessa se refiere al dato destacado en el informe de que la inmigración es uno de los colectivos más vulnerables. "Se constata que varias nacionalidades presentes en el país duplican las tasas de pobreza de los ciudadanos españoles y casi las triplican en el caso de la pobreza extrema", indicó.
"Los inmigrantes presentan también unos indicadores de privación, especialmente en vivienda, muy superiores a los de los hogares españoles", agregó Agea señaló a IPS que el modelo migratorio en España cambió respecto del pasado y "ya no es puramente mano de obra ajustable a cada coyuntura, por tanto no puede ser exclusivamente laboral, sino que debe plantearse desde la perspectiva de la integración, dado el arraigo de los inmigrantes cada vez es mayor y más consolidado".
Iniciado por Foessa en 1965, el informe analiza la realidad española desde tres ejes fundamentales de actuación: estructura social y desigualdad, agentes y actores sociales y cooperación internacional. Hasta ahora presentó sus informes en 1967, 1970,1975, 1980 y 1984. A partir de ahora, proyecta hacerlo cada tres años. Su impulsora, Cáritas, nació como una organización de asistencia social de la Iglesia Católica en 1947, en días de postguerra y miseria en el país. Hoy tiene 154 centros en el interior de España y 198 en el extranjero, con proyectos como la atención a los 90.000 desplazados de la guerra de Kivu (Congo), a los que asiste con agua, alimentos y ayuda no perecedera. El informe revela, que, además de los inmigrantes, otros grupos son hoy más vulnerables que al principio de la década de los 90. Es el caso de los adultos mayores, con tasas de pobreza superior a la media de la población en general y de la niñez.
La pobreza afecta a uno de cada cuatro niños y niñas de España, constituyéndose así en una de las tasas más altas de la Unión Europea.
Asimismo, persisten tasas mayores de pobreza entre las mujeres que entre los hombres, no sólo en hogares monoparentales sustentados por mujeres mayores de 65 años que viven solas, "sino en circunstancias del mercado de trabajo como las brechas en salarios o tasas de actividad y empleo, que siguen siendo elevadas".
Serge Paugam, analista de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París y partícipe del congreso realizado este mes en Madrid, apuntó que la modalidad de "pobreza integrada" que afecta a las sociedades mediterráneas es una forma elemental de pobreza más vinculada al modelo tradicional del medio rural y a las comunidades más desfavorecidas.
Sobre la "pobreza descalificante" de Francia, Gran Bretaña y Alemania, Paugam indicó que es un proceso acumulativo de carencias y rupturas sociales con un crecimiento considerable de personas dependientes de la asistencia de los servicios sociales. "Un tipo de pobreza sobre el que existe el grave riesgo de que se extienda por numerosos países europeos", alertó.
Dado que el diferencial del gasto social en España es aún de siete puntos porcentuales respecto de los 15 países de la Unión Europea que eran miembros antes de la ampliación, Foessa plantea la necesidad de aumentar ese gasto y lo razona en que la riqueza generada por las tasas de crecimiento es muy superior al promedio europeo.
Rafael del Río, presidente de Cáritas y de Foessa, puntualizó ante IPS que, pese a los datos negativos, el informe "aporta la dosis de confianza necesaria para creer que no estamos abocados a la fatalidad que supone la ruptura de la cohesión social" y que "se puede transformar la deshumanización en justicia social para que otra sociedad sea posible."