La Unión Europea (UE) aporta un quinto de lo que debería al financiamiento para la investigación sobre la tuberculosis, tomando en cuenta la enorme riqueza del bloque, según la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF).
La tuberculosis mata a 1,7 millones de personas al año, y expertos en salud estiman que precisan 1.450 millones de euros (más de 1.800 millones de dólares) para investigar esa enfermedad y combatirla, según un informe divulgado el miércoles por MSF.
Sin embargo, la Comisión Europea, rama ejecutiva de la UE, asignó al asunto el año pasado menos de 19 millones de euros (24 millones de dólares), agregó.
Según MSF, la Comisión debería haber aportado por lo menos 101 millones de euros a la investigación de la tuberculosis el año pasado, como su "justa cuota" de trabajo contra la enfermedad.
Spring Gombe, autora del estudio de MSF, describió el financiamiento de la Comisión Europea como "una suma vergonzosamente pequeña", considerando que la UE concentra 31 por ciento del producto interno bruto mundial y que "incluye una cantidad desproporcionadamente alta de las economías más poderosas del mundo".
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En el imaginario popular de muchos países occidentales, la tuberculosis se asocia con novelas populares como "Las cenizas de Ángela" ("Angela's Ashes", de Frank McCourt), que ilustran una era ya acabada.
Pero la Organización Mundial de la Salud (ONU) calcula que cada año se producen nueve millones de nuevos casos de la enfermedad.
El escaso financiamiento dedicado por la UE a combatir el mal se contradice con su recrudecimiento en el territorio del propio bloque, particularmente en los estados bálticos (Letonia, Lituania y Estonia), dijo Gombe.
El informe calcula que, si la UE pagara una cuota justa de lo necesario para desarrollar nuevos tratamientos, debería proveer unos 409 millones de euros (518 millones de dólares) anuales a la lucha contra la tuberculosis.
Los gobiernos de la UE no compensan lo irrisorio de la suma asignada a combatir la enfermedad por la Comisión Europea, que maneja un programa de investigación científica de siete años por valor de 50.000 millones de euros (más de 63.300 millones de dólares).
Alemania, el mayor país del bloque, gastó menos de 19 millones de euros (24 millones de dólares) el año pasado en investigación sobre la tuberculosis.
MSF también se quejó de que la Comisión no prevé programas dedicados a reducir el costo del diagnóstico de la tuberculosis, un reclamo urgente de la comunidad médica.
El médico Tido von Schoen-Angerer dijo que "en vez de mejorar", la epidemia de la tuberculosis "está empeorando", pues "todavía se propaga rápidamente, en particular en África" junto con el sida.
Algunas cepas de la tuberculosis se volvieron resistentes a numerosos medicamentos, lo cual afecta a alrededor de medio millón de pacientes al año.
Von Schoen-Angerer dijo que, aunque se desarrollen nuevos medicamentos, será imposible tratar a los afectados a causa de esa resistencia.
Las finanzas públicas deben que abrirse camino en esta área, alegó, dado que los laboratorios se han negado a asignar recursos a fármacos destinados a los pobres, porque es improbable que logren así beneficios económicos.
Hannu Laang, funcionario de la Comisión encargado de asuntos de salud, dijo que es "un poco desafortunado" que MSF haya examinado datos para 2007, dado que ése fue el primer año de su "programa marco" de siete años para la investigación científica.
El año pasado se comprometieron unos 20 millones de euros para la investigación sobre tuberculosis, pero la Comisión "no tuvo tiempo" de gastar toda esta suma en 2007.
En consecuencia, parte de esa cantidad se gastó este año, y otra parte se usó para mejorar las herramientas de diagnóstico, señaló.
Aunque sería posible aumentar el financiamiento para las cuestiones relativas a este mal, "siempre existe la posibilidad de saquemos dinero de alguna otra parte", agregó.
"Tal vez debamos sacarlo de la investigación sobre cáncer o sobre diabetes. Es un tema muy delicado", agregó.
Pero Carl Schlyter, miembro del Parlamento Europeo por el Partido Verde sueco, dijo que la Comisión necesitaba reexaminar sus prioridades para la investigación científica, pues la mitad de lo asignado a este fin en el área energética se destina a la generación nuclear.
"Si no solucionamos la tuberculosis, no conseguiremos un desarrollo adecuado en los países pobres. Si la gente está enferma no puede trabajar", planteó.
Stewart Cole, profesor del Instituto Mundial de la Salud en Ginebra, consideró erróneo que los países ricos usen la actual crisis financiera como pretexto para reducir el financiamiento de la investigación sobre tuberculosis.
"Toda crisis económica es seguida por un aumento de la tuberculosis. La pobreza agrava esta enfermedad. La incertidumbre sobre los ingresos conduce a la depresión, que tiene un efecto importante en el funcionamiento del organismo y desata una forma latente de tuberculosis. Éste no es el momento de reducir el financiamiento. Muy por el contrario, reclamamos un aumento", dijo.