El anuncio del rey de Marruecos de una «regionalización gradual del país», que comenzaría por los territorios del Sahara Occidental anexionados en 1975, parece obedecer al temor de que el próximo gobierno de Estados Unidos impulse el referéndum de autodeterminación aprobado por la ONU.
El discurso de Mohamed VI coincide con el 33 aniversario de la llamada Marcha Verde, la estrategia utilizada por su padre, el rey Hasan II, quien gobernó de 1961 y hasta su muerte en 1999, para ocupar el Sahara Occidental. Unos 350.000 hombres, mujeres y niños marroquíes desarmados fueron empujados a la zona para legitimar la anexión de la aún provincia española.
Analista y medio de comunicación de Rabat y Madrid entienden que la oportunidad de la declaración, poco después de que el candidato del opositor Partido Demócrata, Barak Obama, ganó la presidencia de Estados Unidos, se debe a la preocupación que despierta en Marruecos un posible cambio de posición sobre la región.
Aunque el saliente mandatario de Estados Unidos, George W. Bush, nunca fue contundente sobre el conflicto del Sahara, miembros de su gabinete ministerial se mostraron favorables al proyecto de autonomía que defiende Marruecos y contribuyeron a "adormecer" el referéndum, acordado en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y por la Unión Africana.
El plan establece la convocatoria de un referéndum de autodeterminación, en el que los votantes deberán optar por mantener la autonomía, única posibilidad aceptada por Marruecos, o por constituir un país independiente. Ambas opciones son acordadas por el Frente Popular de Liberación de Saguia al Hamra y Río de Oro, más conocido como Frente Polisario de Liberación (FPL).
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El Sahara Occidental estuvo bajo dominio de España hasta 1975, cuando la ONU ordenó su descolonización. El FPL, creado en 1973 con apoyo del gobierno argelino de entonces, enfrentó primero a Madrid y luego a Marruecos, que ocupó el lugar reivindicando su soberanía sobre el área.
Marruecos finalizó a fines de los años 80 la construcción de un muro de 2.500 kilómetros de largo, ocupando la mayor parte del Sahara Occidental y quedando bajo control del FPL una pequeña zona, al este del muro, que limita con Argelia y Mauritania y donde creó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
La oferta de Mohamed VI de "una regionalización amplia y apropiada", en la que la población del Sahara llevaría "la gestión democrática de sus asuntos", sorprendió en la sede de la ONU a Mohamed Abdelaziz, presidente en el exilio de la RASD.
Abdelaziz acababa de reiterar al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, su preocupación por el bloqueo del referéndum y "por la violación de los derechos humanos en el territorio que controla Marruecos".
Indicó que el plan de regionalización ofrecido por Marruecos es el mismo que propuso ese país en 2006, cuando fue rechazado por el gobierno y el pueblo saharauis, y reitera la misma posición, que, últimamente, expuso en Rabuni, capital administrativa de los campamentos de refugiados de Argelia, donde residen los exiliados del Sahara.
"El pueblo saharaui nunca renunciará a sus derechos nacionales, sea cual sea el tiempo que tarde en conseguirlos, y está dispuesto a defenderlos también mediante el recurso a la lucha armada", dijo enfático Abdelaziz.
Añadió que "ni hoy, ni mañana, ni pasado, el (Frente) Polisario y el pueblo saharaui renunciarán a la independencia, salvo que sea el resultado de un referéndum con garantías internacionales".
Desde la ocupación marroquí del Sahara Occidental, cuando Francisco Franco agonizaba y con él su dictadura de 36 años, España tiene mala conciencia por el abandono de quienes tenían nacionalidad española, sin darles la posibilidad de autodeterminarse como pedía la ONU.
Esta mala conciencia, unida a las condiciones en que viven los refugiados, en campamentos del desierto de Tinduf, y a las persecuciones que sufren los habitantes del territorio ocupado por Marruecos que defienden la independencia, explican la simpatía general en España por la causa saharaui, exteriorizada estos días en numerosas manifestaciones y declaraciones.
Esta simpatía se extiende a sindicatos, iglesias, organizaciones no gubernamentales y a todos los partidos políticos, cuyos representantes viajan a los campamentos con ayuda alimentaria y sanitaria y proponen mociones de apoyo en el Parlamento y en las cámaras legislativas autonómicas.
Si en un tiempo prudencial Marruecos no celebra el referéndum de autodeterminación, Rosa Diez, líder del nuevo y pequeño partido Unión, Progreso y Democracia, pedirá que España reconozca el Sahara como país independiente.
Pedro Vélez, portavoz del mismo grupo, dijo a IPS que "España tiene una doble responsabilidad desde el punto de vista legal y el moral, porque los saharauis que fueron abandonados en 1975 eran españoles".
Por su parte, Carmen Feliu, dirigente del opositor y centroderechista Partido Popular, quien a fines de octubre viajó al campo de Tinduf con el intergrupo parlamentario de las islas Baleares, comentó a IPS que, aunque el pueblo quiere ganar la batalla de forma pacífica, la situación es "insostenible".
"Existe la posibilidad de que se produzca una guerra en tres o cuatro años si no se celebra un referéndum de autodeterminación, alertó. Los jóvenes del Sahara Occidental no van a tener la paciencia que han tenido hasta ahora sus padres y abuelos", añadió.
Invitados por familias de este país, todos los veranos viajan a España entre 15.000 y 17.000 niños saharahuis, que conviven con pequeños españoles, que, en muchos casos, les visitan después en sus campamentos del desierto.
Este flujo contribuye, igualmente, a la sensibilización de la sociedad española con el problema saharaui, que aún sigue viva afectiva e informativamente.
Hay también una historia común desde que, atraídos por los ricos bancos de pesca, se establecieron en el Sahara los primeros españoles, que montaron factorías en la franja costera de Cabo Bojador a Cabo Blanco.
El expansionismo del "Gran Marruecos y los yacimientos de fosfatos de Bucraa, los más grandes del mundo y que fueron descubiertos en 1949, animan en realidad a este país a reclamar para sí el Sahara. Lo mismo hace la vecina del sur, Mauritania.
El 14 de noviembre de 1975, Marruecos, Mauritania y España firman en Madrid un acuerdo por el que el país europeo se compromete a salir del Sahara en febrero de 1976 y a compartir, hasta entonces, su administración con los dos estados africanos.
Muchos saharauis se refugiaron entonces en el desierto de Tinduf, el FPL proclamó la RASD, y entró en conflicto armado con los países invasores.
El FPL fuerza a Mauritania a renunciar a la ocupación, pero la lucha con Marruecos no cesa hasta 1991, en que se produce el alto el fuego auspiciado por la ONU, que se despliega en el territorio e insta a las partes a preparar un referéndum para 1992.
Desde entonces los saharauis exigen la autodeterminación ante Marruecos, la ONU y el gobierno español, al que el presidente del Consejo Nacional Saharaui, Ali Beiba, reclama "una posición más definida", por ser el Sahara una zona que no se descolonizó en su momento y que "nunca es tarde para corregir el daño que se ha hecho".
Las conversaciones entre Marruecos y los saharauis para preparar el referéndum han producido constantes discrepancias sobre al censo electoral y, una y otra vez, la consulta ha sido aplazada.
Ni los gobiernos en la ONU ni los africanos han sido capaces de hacer cumplir sus resoluciones, ni los diferentes gobiernos de España sus compromisos y promesas de lograr un acuerdo estable para el Sahara Occidental.
Las relaciones de Madrid con Rabat son complicadas, debido a la inmigración indocumentada y a los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, en el norte de África.
La Unión Europea y Estados Unidos consideran que Marruecos es un freno ante el islamismo radical y tampoco quieren alterarlo. Aunque conscientes de lo difícil de la situación, los saharahuis confían en que Obama llegue a la Casa Blanca con nuevas ideas y algún as en la manga.