Nicaragua parece haber ingresado a una etapa de violencia y caos institucional, con la oposición desconociendo los resultados de las elecciones municipales del domingo y llamando, junto a organizaciones internacionales, a un recuento de votos en presencia de observadores.
La jefatura nacional del opositor y derechista Partido Liberal Constitucionalista (PLC) anunció su rechazo y desconocimiento de los comicios para elegir autoridades de 146 municipios.
Liderados por el ex presidente Arnoldo Alemán (1997-2001), y el postulante a alcalde por Managua, Eduardo Montealegre, los liberales rechazaron los resultados parciales del Consejo Supremo Electoral, denunciaron fraude supuestamente orquestado por el gobernante e izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y dispusieron el paro de funciones en las instituciones públicas donde tienen delegados.
Alemán, condenado a 20 años de prisión por delitos de corrupción en la administración pública, se alió desde 1998 con el actual presidente Daniel Ortega para modificar leyes y repartir cargos claves en la administración pública entre militantes de ambas fuerzas políticas.
Actualmente distanciado de Ortega en su lucha por recuperar el poder perdido, Alemán, con la dirigencia del PLC, anunció un paro de labores de sus delegados en la Asamblea Nacional, el Ministerio Público, la Corte Suprema de Justicia, la Contraloría General de la República, los juzgados y el Poder Electoral, entre otras instituciones.
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El diputado Wilfredo Navarro, representante legal del PLC, presentó esta semana un escrito ante los magistrados del CSE, denunciando una serie de presuntas irregularidades en el acto comicial.
"El CSE, permitiendo todas las anormalidades denunciadas, ha parcializado y desnaturalizado sus funciones constitucionales para favorecer a uno de los partidos en contienda, el partido de gobierno", dijo Navarro.
"La actual situación ha generado un asalto a la institucionalidad y una grave crisis de gobernabilidad que se traduce en un derrumbe o parálisis de las instituciones y generará una descomposición social y económica del país", advirtió.
El PLC considera que su candidato a la alcaldía de Managua ganó las elecciones con 54 por ciento de los votos válidos y que el ex boxeador profesional Alexis Argüello, postulante del FSLN, obtuvo 46 por ciento.
El escrutinio de 70 por ciento de los sufragios de Managua, divulgados por el CSE, proyecta a Argüello como virtual ganador, con 51 por ciento, contra 46 por ciento del postulante liberal. Ambos aspirantes se han declarado ganadores.
El Poder Electoral atribuye la victoria al FSLN en 91 municipios y al PLC en 49, mientras cerca de 15 por ciento de urnas todavía no se han escrutado en todo el país.
Mientras el gobierno y el FSLN oficialmente han mantenido silencio, sus bases celebran en las calles de decenas de municipios de este país.
Las caravanas y reuniones de sandinistas se han topado con manifestantes liberales en varios lugares y se han enfrentado a pedradas, garrotazos, golpes de puño y hasta balazos.
La violencia ha dejado al menos dos muertos, decenas de personas heridas, vehículos quemados, propiedades destruidas, calles bloqueadas con barricadas y llantas quemadas, comercios cerrados y un tenso ambiente de inseguridad en las calles.
El último acto de violencia ocurrió en la madrugada del miércoles, cuando cuatro personas emboscaron al periodista Nicolás Berríos, de la oficial Radio Ya, lo golpearon e hirieron y quemaron el vehículo en el que viajaba.
Berríos acusó a dirigentes liberales de perpetrar el atentado y responsabilizó a Alemán y Montealegre de su suerte y la de los demás comunicadores afines al gobierno.
Luego del atentado simpatizantes sandinistas amenazaron a través de los micrófonos abiertos de la emisora con incendiar instalaciones del diario La Prensa, Canal 2 y El Nuevo Diario, medios críticos del gobierno.
El no gubernamental grupo de observación Ética y Transparencia, no acreditado por el Poder Electoral para fiscalizar los comicios, evacuó a su personal tras recibir llamadas con amenazas de incendiar su sede.
El miércoles, Ética y Transparencia divulgó el resultado de un ejercicio de conteo paralelo, en el que resultaba ganador el candidato liberal de Managua, con más de 50 por ciento de sufragios.
La Policía reforzó las instalaciones de estas instituciones con decenas de patrullas y agentes antidisturbios.
El presidente del CSE, Roberto Rivas Reyes, aseguró que el PLC carece de pruebas de supuestas irregularidades cometidas en Managua y otros departamentos del país y lo retó a mostrarlas mediante los recursos de la Ley Electoral.
No obstante, y tras reunirse a puertas cerradas con embajadores de la comunidad de países que cooperan con Managua, Rivas Reyes se comprometió públicamente a recontar las actas de votación únicamente en Managua, y con ello sellar los resultados finales de los comicios.
Los principales medios escritos del país mostraron el miércoles imágenes de material electoral supuestamente abandonado en basureros, escuelas y patios rurales de al menos ocho municipios. A la petición de un recuento se sumaron varios sectores.
Los obispos de la católica Conferencia Episcopal emitieron un pronunciamiento donde expresan abiertamente sus dudas sobre la legitimidad y validez del acto electoral.
Los obispos piden un recuento de votos, observado por instituciones especializadas, como el estadounidense Centro Carter, la Organización de los Estados Americanos (OEA) el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Se hicieron eco del pedido la Cámara de Industrias, el Consejo Superior de la Empresa Privada y la Cámara Nicaragüense Americana de Comercio.
Desde Washington, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, manifestó su preocupación por las dificultades surgidas en la etapa de los cómputos de votos.
Insulza instó a los partidos e instituciones públicas a "que encuentren a través del diálogo un mecanismo superador de esta situación, cuyo agravamiento implicaría un serio retroceso para el proceso democrático".
Francia, que ejerce la presidencia de la Unión Europea, llamó el miércoles a las autoridades de Nicaragua a hacer un "esfuerzo de transparencia".
La Unión Europea "constata" las "vivas protestas" que tuvieron lugar tras las elecciones, y "lamenta la no acreditación de observadores independientes nacionales e internacionales, cuya ausencia dificulta la evaluación de la regularidad del escrutinio".
En Venezuela, el presidente Hugo Chávez fustigó las protestas de la derecha nicaragüense y culpó a Estados Unidos de provocar un boicot contra la administración de Ortega.
El asesor presidencial para asuntos sociales de Ortega, Orlando Núñez, dijo que el resultado de las elecciones era una señal del cansancio de la población con los gobiernos liberales neoliberales que han administrado el país desde 1990.
"La gente votó por los programas sociales del gobierno, por los candidatos y por un cambio de sistema", comentó Núñez al oficial Canal 4 de televisión.
El asesor presidencial señaló que "la votación del domingo demuestra que el FSLN adquirió la mayoría política de Nicaragua con un 52 por ciento de votos y no se trata del número de alcaldías, sino de una mayoría política nacional para hacer los cambios necesarios del modelo social".
A criterio del analista Aldo Díaz Lacayo, la aparente victoria del FSLN obliga a la oposición derechista a un reacomodo y aceptación de la nueva realidad.
"Ya no son mayoría, son minorías y no pueden darse el lujo de reclamar legitimidad si la mayoría no vota por ellos", observó a Díaz Lacayo a IPS.