MÉXICO: Muerte de altos funcionarios envuelta en dudas

Nadie en México se atreve a asegurar que fue un atentado lo que precipitó el avión en que el que murieron el martes el secretario de Gobernación (ministro del Interior) Juan Camilo Mouriño, y un alto funcionario vinculado al combate al narcotráfico. Pero las dudas flotan.

"No se han detectado indicios que permitan formular hipótesis diferentes a las de un accidente", dijo este miércoles el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez, luego de reportar que el avión siniestrado volaba con total normalidad antes del choque y que las condiciones de aeronavegación eran excelentes.

Poco antes de la hora local 19:00 del martes (01:00 GMT de este miércoles), el avión en el que viajaban Mouriño y el ex fiscal antidrogas José Luis Santiago Vasconcelos, asesor de seguridad del presidente Felipe Calderón, se precipitó sobre una transitada zona de la capital, a unos cinco kilómetros del aeropuerto internacional de esta ciudad, al que se dirigía.

Además de los nueve ocupantes del avión, que fallecieron al instante, murieron al menos cuatro personas más que circulaban por la zona a pie o en sus vehículos, y 40 fueron heridas. El lugar es de mucho tránsito vehicular y allí se concentran numerosos edificios de oficinas y viviendas.

No se puede asegurar todavía si fue un accidente o un atentado, "pero se entiende que por estrategia el gobierno presente como la única hipótesis al accidente", dijo a IPS el politólogo Daniel Blanco, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
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Mouriño, de 37 años, era considerado el brazo derecho de Calderón. Además de operador político, era uno de los principales encargados de conducir las políticas de seguridad del Estado.

Vasconcelos se había desempeñado como fiscal antidrogas del gobierno de Vicente Fox (2000-2006) y hasta la víspera asesoraba a Calderón en cuestiones de seguridad.

En varias entrevistas, Vasconcelos había reconocido que los jefes de las mafias de la droga lo habían amenazado de muerte en varias ocasiones.

En una alocución transmitida por radio y televisión, un Calderón muy conmovido lamentó la muerte de Mouriño, su amigo cercano. El gobierno "realizará todas las investigaciones necesarias, a fin de averiguar a fondo las causas que originaron esta tragedia", dijo.

La muerte del secretario de Gobernación, "me causa un enorme pesar, pero al mismo tiempo es para mí un motivo poderoso para pelear sin descanso, y ahora más que nunca, por los ideales que compartimos", según dijo, la lucha por "un México donde brillara la justicia, la democracia, la libertad, la seguridad y el respeto entre unos y otros".

El siniestro aparece en un contexto de continuos enfrentamientos y actos de violencia de los narcotraficantes.

En lo que va del año, más de 4.000 personas han sido asesinadas en hechos vinculados a las mafias, siete en un ataque con granadas cometido el 15 de septiembre en Morelia, cuando una multitud celebraba una fiesta patria. Cuatro personas están detenidas por ese crimen y, según las autoridades, han reconocido que actuaron por órdenes de jefes de la droga.

Es aventurado asegurar que el narcotráfico está detrás del desastre aéreo, pero esa posibilidad no puede descartarse, señaló Blanco.

En el avión también murieron otros siete funcionarios de gobierno, entre ellos Miguel Monterrubio, jefe de prensa de Gobernación y ex encargado de las relaciones entre la Presidencia y los corresponsales extranjeros acreditados en México.

Téllez informó que peritos mexicanos, de Estados Unidos y Gran Bretaña investigarán el siniestro. Los resultados estarán disponibles en días o semanas, indicó.

En una conferencia con medios de comunicación, el secretario ofreció una larga explicación sobre la ruta y condiciones de vuelo de la aeronave Lear Jet 45 modelo 1998, en la que viajaban los funcionarios y que había partido sin problemas de la ciudad de San Luis Potosí, en el norte del país, con destino a la capital.

En el trayecto, el piloto tuvo varias comunicaciones radiales con los controladores aéreos. La operación fue totalmente normal y el piloto jamás reportó algún problema, dijo Téllez.

Sin embargo, según Ángel Iturbe, portavoz de los controladores de tránsito aéreo de la capital, el piloto sí reportó una emergencia antes de estrellarse.

En los últimos días, entre políticos y observadores corría la versión de que Mouriño sería separado de su cargo a la brevedad, tras una ola de cuestionamientos que habían debilitado su imagen pública, incluyendo denuncias de corrupción y tráfico de influencias, formuladas por la oposición de izquierda.

Entre 2000 y 2004, mientras se desempeñaba como diputado del gobernante Partido Acción Nacional y luego asesor de la Secretaría de Energía, Mouriño suscribió siete contratos con la petrolera estatal Pemex como apoderado de empresas de su familia dedicadas al transporte y venta de combustibles.

La fiscalía, que depende de la Presidencia, no encontró méritos para investigarlo. Una comisión legislativa, en la que la oposición izquierdista se negó a participar, sostuvo en mayo que no había hallado indicios de delitos en la conducta de Mouriño y que las empresas de su familia, procedente de España, no habían recibido ningún trato privilegiado del gobierno.

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