Más de 24 horas después de que un grupo de hombres armados perpetraran ataques coordinados en la occidental ciudad india de Mumbai (ex Bombay), dejando más de 125 muertos y 300 heridos, quedaba en triste evidencia la absoluta incapacidad de este país de Asia meridional para lidiar con el terrorismo.
Mientras continuaban este jueves los enfrentamientos a disparos entre las fuerzas de seguridad indias y los terroristas, que tomaron control de uno de los hoteles más lujosos de la ciudad y un edificio propiedad de una familia judía, expertos en seguridad eran unánimes en criticar al gobierno federal por no anticipar el ataque.
Las autoridades federales recién comprendieron la magnitud de la situación después de que 14 policías —incluyendo a los tres principales funcionarios de contraterrorismo— fueron abatidos por los terroristas. El ejército fue convocado y comandos especiales fueron enviados a Mumbai desde su base en Manesar, cerca de Nueva Dehli.
"Fue un fracaso sistemático", dijo a IPS Vikram Sood, ex jefe de la principal agencia de inteligencia india RAW. "La precisión con la que los terroristas realizaron sus operaciones sugiere que todo fue planificado meticulosamente. Los lugares fueron investigados, y esto pudo hacerse solamente con ayuda local", señaló.
Sood sostuvo que el gobierno no parecía comprender la situación. "Un día el ministro del Interior dice que el terrorismo islámico es el más grande problema, y al día siguiente escuchamos que dice que es el terrorismo maoísta", indico.
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India ha sido azotada por una serie de ataques terroristas en los últimos meses, que han matado a cientos de personas.
Los terroristas se habrían aprovechado de una brecha en la seguridad india para moverse por botes neumáticos en las aguas costeras cercanas a Mumbai. Cuatro de las embarcaciones fueron recuperadas por la policía.
Los terroristas "llegaron por ruta marítima", confirmó el secretario especial del Ministerio del Interior, M.L. Kumawat.
Los atacantes, estimados en dos docenas, aparentemente descargaron explosivos y armas de los botes y las trasladaron a lugares previamente elegidos. Los terroristas mostraron conocimiento de los sistemas de seguridad de los 10 lugares que seleccionaron, señaló un funcionario de inteligencia.
"La vulnerabilidad de las áreas costeras del país era bien conocida desde hacía mucho tiempo", subrayó el comandante Alok Bansal, alto mando de la marina y ahora investigador del Instituto de Estudios y Análisis de Defensa. "La seguridad marítima ha sido tradicionalmente débil en India, y este problema no recibió mucha atención debido a que los gobernantes son ciegos en lo que se refiere al mar", añadió.
Los terroristas se apoderaron de varios automóviles estacionados en la costa para llegar a los diferentes lugares elegidos, según informó la policía. Uno de los grupos se trasladó a un conocido café llamado "Leopolds" frente al paseo marítimo, preferido por los turistas occidentales. En este lugar, dispararon contra la multitud, y luego ingresaron al hotel Taj Mahal. Otro grupo atacó al igualmente concurrido Hotel Oberoi Trident, también frente al mar.
Un tercer grupo se apoderó de una camioneta policial para llegar hasta una terminal ferroviaria, disparando a los transeúntes en forma indiscriminada. En la terminal lanzaron granadas y dispararon a los pasajeros, causando un alto número de víctimas.
Otro grupo atacó el Hospital Cama. Un total de 10 lugares públicos fueron tomados como objetivo, incluyendo Wadi Bundar y Vile Perle, donde utilizaron explosivos para hacer estallar dos taxis. La policía abatió a dos de los terroristas que desembarcaron en la zona de Girgaum a las 10:50 pm locales del miércoles, y pudo recobrar dos embarcaciones llenas de explosivos.
Los terroristas continuaban a última hora del jueves con el control de dos hoteles y teniendo a varios huéspedes como rehenes, la mayoría de ellos extranjeros o indios de alto nivel adquisitivo. Testigos del Hotel Taj Majal dijeron que los atacantes pedían los pasaportes para identificar a británicos y estadounidenses.
Según autoridades federales, establecieron bases de operaciones en los dos hoteles antes de los ataques y contaban con sofisticadas armas automáticas MP-6, granadas de mano y explosivos.
En conferencia de prensa en Nueva Delhi, el líder opositor Lal Krishna Advani reiteró sus llamados para rehabilitar la Ley de Prevención del Terrorismo, rechazada por el gobierno del primer ministro Manmohan Singh, señalando que las autoridades "tenían mucho por responder a la nación".
Más tarde, en un discurso televisado, Singh prometió reformas en el sistema policial, el endurecimiento de las leyes antiterroristas y la creación de una agencia federal contraterrorista.