Los países en desarrollo no están a salvo de los efectos dañinos de la crisis financiera nacida en Estados Unidos, como se había insinuado originalmente, pero hasta ahora el impacto no ha sido tan dramático, según Michael Herrmann, economista de la Unctad.
En entrevista con IPS, Herrmann precisó que los más expuestos son los estados del Sur que han mantenido altos déficit de cuenta corriente, dejaron sobrevaluar su moneda respecto del dólar y con ello debilitaron su competitividad externa.
También sentirán fuertemente las consecuencias nefastas de esta crisis los países más pobres del mundo debido a la caída de los precios de los productos básicos, tendencia que ya se aprecia, pues muchos de ellos son exportadores de esos bienes, advirtió el experto de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
IPS: ¿Cómo repercute en los países del Sur la crisis del sistema financiero estadounidense que ya afecta a buena parte del mundo rico?
MICHAEL HERRMANN: En las naciones en desarrollo, esta crisis en curso arroja resultados directos que se transmiten a través de los mercados de capitales y del comportamiento asumido por las instituciones financieras una vez que estalló el problema.
Pero también aparecen efectos indirectos, como las consecuencias de la depresión económica global, entre ellas la reducción de los precios de los productos básicos, y también las posibles derivaciones en la asistencia al desarrollo.
Sobre este punto de la Asistencia Oficial al Desarrollo (AOD), cabe aclarar que ninguna lógica económica nos dice que esos aportes de los países industrializados deben disminuir en respuesta a una crisis económica, aunque por supuesto hay razones políticas para que eso ocurra.
IPS: ¿Cuáles son los aspectos salientes de esas consecuencias directas?
MICHAEL HERRMANN: Por ejemplo, asistimos a la caída de las bolsas de valores en los países en desarrollo y al aumento en esos mercados emergentes de los spread (costo de operaciones financieras), las diferencias de rendimientos de los activos.
También vemos que las instituciones financieras se muestran menos inclinadas a prestar a otras entidades similares y las empresas menos dispuestas a efectuar inversiones.
IPS: En los comienzos de la crisis se dijo que los países en desarrollo saldrían menos perjudicados a causa de sus menores vínculos con los mercados principales.
MICHAEL HERRMANN: Vemos que la idea de un desacoplamiento de esos países con el resto del mundo no es correcta. Sin embargo, hasta ahora los efectos en las naciones en desarrollo no son tan dramáticos como podríamos haber pensado tiempo atrás.
IPS: ¿A qué atribuye esa aparente indemnidad?
MICHAEL HERRMANN: Esa relativa resistencia saludable del Sur proviene básicamente del hecho de que algunos de esos estados disponen de elevados excedentes de cuenta corriente. Además, a propósito presentan tipos de cambio ligeramente devaluados, tienen una competitividad exportadora muy sólida y recursos suficientes para financiarse a si mismos. No dependen mucho de los recursos financieros externos.
Por lo tanto, son bastante resistentes a las conmociones. Empero, hay otros en el mundo en desarrollo que probablemente serán perjudicados, porque tienen elevados déficit de cuenta corriente, tipos de cambio sobrevaluados y débil competitividad exportadora.
IPS: ¿Qué depara la crisis a los países menos adelantados (PMA)?
MICHAEL HERRMANN: Numerosos países de ese grupo resultarán afectados. En realidad, los PMA no están sólidamente integrados a los mercados financieros internacionales, pero igualmente pagarán las consecuencias del cambio de comportamiento de los bancos que hospedan.
Por ejemplo, en África central y occidental operan muchos bancos franceses y creo que en África meridional hacen negocios bancos ingleses. Ahora, esas entidades están bajo tensión en sus países de origen y por eso pueden mostrarse menos dispuestos a mantener sus operaciones en los PMA.
IPS: ¿Seguirán creciendo los PMA?
MICHAEL HERRMANN: También los efectos indirectos de la crisis repercuten con mayor presión sobre los PMA. Es el caso de la contracción económica mundial.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado su pronóstico de 2009 para la economía mundial. En abril proyectaba un crecimiento de 3,8 por ciento y en su último informe de octubre vaticina apenas un tres por ciento. Es decir que el producto retrocede en el mundo en desarrollo, pero ocurrirá lo mismo en los países industrializados y en las economías en transición.
IPS: ¿Ya se advierten señales de ese comportamiento?
MICHAEL HERRMANN: Si, esta tendencia ya muestra efectos negativos por ejemplo en las inversiones. A menor demanda habrá menos inversiones. Lo mismo ya se nota en las exportaciones.
También se aprecian las consecuencias negativas en el dinero que envían a sus países de origen los emigrantes. A medida que pierden sus empleos en los países industrializados las remesas son menores o más espaciadas e, incluso, muchos retornan a casa.
IPS: ¿Qué pasa con los precios de los productos básicos?
MICHAEL HERRMANN: Por supuesto, con la contracción de la economía mundial asistimos a una caída de los precios de las materias primas, como ocurre con el petróleo y con otros productos que han seguido la misma tendencia.
Son numerosos los efectos que están asociados con la depresión de la economía y afectan a todos los países y a todos los sectores, aunque con una intensidad que variará según países y sectores económicos.
Por ejemplo, la recesión en Estados Unidos, con reducción de la demanda interna y depreciación del dólar, determina un descenso de las importaciones en ese país, lo cual afectará a distintas naciones muy dependientes de sus ventas al mercado estadounidense, como China, México. Estas naciones y otras resultarán afectadas principalmente en términos absolutos.
IPS: ¿También alcanzará a los PMA?
MICHAEL HERRMANN: Sí, no hay que olvidar que numerosos PMA exportan porcentajes significativos de su producción a Estados Unidos y, especialmente, a la Unión Europea.
Una caída de la demanda en esas dos potencias afectará a los PMA. Por otro lado, estos países pobres saldrán probablemente perjudicados por la reducción de los precios de los productos básicos, pues muchos de ellos son exportadores de esos bienes.
IPS: ¿Con eso acabarían los males para los PMA?
MICHAEL HERRMANN: No, porque la contracción de la economía mundial, los costos asociados con el programa de rescate a los bancos y también los relacionados con las políticas anticíclicas estimularán a los principales donantes a reducir los fondos de asistencia al desarrollo.
Esa posible caída de la ayuda afectará principalmente a los países más pobres, que son los PMA. Son los que más dependen de la Asistencia Oficial al Desarrollo.
IPS: ¿En síntesis
?
MICHAEL HERRMANN: En conjunto, se comprueba que no ocurre el desacoplamiento ante la crisis entre países en desarrollo y países industrializados, como algunos suponían. Todos serían afectados. Pero debemos ser conscientes de que los efectos variarán en el tiempo y en la intensidad.
Los países que están integrados a los mercados financieros mundiales serían los afectados directamente. Pero todo dependerá de la posición económica en que se encuentren. Por ejemplo, si tienen superávit o déficit de cuenta corriente, de que sus tipos de cambio estén sobrevaluados o subvaluados.
En cuanto a los demás países, menos integrados a los mercados financieros globales, incluidos los PMA, los efectos serán en su mayoría indirectos, pero no menos duros
IPS: En consecuencia, ¿es sombrío el panorama?
MICHAEL HERRMANN: Por supuesto, debemos ser conscientes de que los efectos de la crisis podrían ser mucho más graves. Pero un empeoramiento dependerá también de las respuestas macroeconómicas de los países industrializados y de los países en desarrollo. Por ejemplo, con políticas económicas anticíclicas puede ser posible una reducción de los efectos de la contracción económica.
IPS: ¿Qué recomienda en especial para los países en desarrollo?
MICHAEL HERRMANN: Las políticas que pueden aplicar los países en desarrollo dependerán de cada país. Creo que no hay recomendaciones generales. De todos modos, pienso que deben evitar, si pueden, las políticas monetarias estrictas, al igual que las políticas fiscales.
Por supuesto, no estoy diciendo que si afrontan tasas de inflación muy elevadas, imposibles de manejar, deberían aflojar sus políticas monetarias y fiscales. Aunque es claro que ahora la amenaza de inflación es menor. Y, finalmente, para estimular sus economías, deberían considerar la posibilidad de efectuar inversiones públicas, en especial en infraestructura.