El fantasma de una prolongada recesión mundial puso un freno a la intención de China de promover un nuevo orden monetario internacional, no tan dominado por Estados Unidos y el dólar, pues ahora debe dedicarse a sus problemas internos.
Todos los días surgen noticias de fábricas cerradas y de disturbios sociales en todo el país, por lo que Beijing reclamó una cobertura periodística más sobria con el fin de reforzar la confianza del público.
En la portada de los principales periódicos chinos abundaron, en las últimas semanas, títulos como "enfrentando la crisis" y "resistiendo al tsunami financiero".
Los editoriales y análisis, antes dedicados a pedir el fin del capitalismo a la estadounidense y del dominio global del dólar, ahora reclaman defender la economía china.
El comportamiento de los medios de comunicación "no es diferente al de tiempos de guerra", explicó Liu Jin, experto en mercados de capitales de la Escuela de Negocios Cheung Kond, de Beijing. "Estamos en crisis y la prensa trata de ayudar al público a lidiar con ella."
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Beijing destinó a principios de este mes un paquete de 585.000 millones de dólares a impulsar su economía. El dinero se empleará en la construcción de vías ferroviarias, viviendas, aeropuertos, carreteras y otros proyectos que apuntan a ampliar la demanda interna.
"Mucha gente ya debe haberse dado cuenta de que las consecuencias de la crisis financiera para China no tienen relación con que compremos bonos del tesoro de Estados Unidos que pueden perder valor", señaló Wang Luolin, investigador de la Academia China de Ciencias Sociales.
"La caída del modelo de desarrollo de Estados Unidos, basado sobre el consumo, implica el fin del modelo de China, basado sobre las exportaciones", explicó.
Esta semana, China se ubicó por primera vez a la cabeza de la lista de mayores tenedores de bonos del tesoro de Estados Unidos, con 585.000 millones de dólares, superando a Japón, que posee 573.200 millones.
El periódico Investor Journal condenó, en un editorial, las viejas críticas de Beijing a la "hegemonía" del dólar, a las que calificó de "ciegas".
"Es lamentable que las críticas hayan llegado a oídos del público, pero también de economistas y políticos", sostuvo Investor Journal. "China, con sus grandes polos fabriles y voluminosas exportaciones, es uno de los mayores beneficiarios del sistema internacional de comercio basado sobre el dólar".
La industria de este país, responsable de 14 por ciento de los zapatos, la ropa y los juguetes importados por Estados Unidos en 2007, se enlenteció en los últimos meses a raíz de la caída del consumo en esa nación norteamericana.
Cientos de pequeños emprendimientos de las ciudades industriales del este y sur de este país se vieron obligados a cerrar sus puertas o a interrumpir la producción.
A China le preocupa el malestar de los trabajadores, declaró el jueves el ministro de Recursos Humanos, Yin Weimin.
Se registraron huelgas y manifestaciones por la pérdida de empleos en las provincias costeras. El desempleo en las ciudades todavía se sitúa en cuatro por ciento, pero puede subir a 4,5 por ciento a fines de este año, advirtió Yin.
"La crisis económica internacional se acelera y se propaga de las naciones ricas a las más pobres y las consecuencias se hacen más pronunciadas aquí", indicó, y añadió que habrá más despidos y malestar social hasta que el paquete de asistencia se haga efectivo el año próximo.
Desde el punto de vista financiero, este país, que mantiene el control del capital y un tipo de cambio fijo, se salvó de lo peor de la crisis.
Beijing debería aprovechar la oportunidad para pasar a controlar finanzas mundiales y aumentar el peso del yuan, sostuvieron algunos funcionarios y expertos al observar la profundización del descalabro.
Incluso propusieron que Estados Unidos tendría que ceder el control del Fondo Monetario Internacional (FMI) a China a cambio de su ayuda para salir de la crisis.
Beijing sólo volcará dinero a cambio de más de poder en los órganos multilaterales de crédito, según informaron esta semana fuentes políticas.
El asunto fue objeto de debate a raíz de que el primer ministro británico Gordon Brown señaló que China, con sus reservas en divisas extranjeras de dos billones de dólares, debería aportar más al paquete del FMI destinado a asistir a los países más comprometidos por la crisis.
"Nadie te seguirá si pretendes que gastes dinero en medio de una crisis que se agudiza, pero sin darte más poder de voto", declaró en Shangai Jin Liqun, presidente de la Junta de Supervisión de los fondos soberanos de China.
El yuan va camino a convertirse en la divisa internacional y reemplazar al dólar, declaró esta semana Wu Xiaoling, ex vicepresidenta del banco central.
Su declaración fue interpretada como una señal de que el gobierno podría estar preparándose para dejar de controlar al yuan para hacerle un lugar en las reservas de divisas de los bancos centrales.
En la actualidad, el yuan sólo es convertible sólo para fines comerciales e inversiones.
Pero la disposición de China para introducir cambios al sistema monetario internacional fue criticada por varios economistas destacados, entre ellos Justin Lin, ahora en el Banco Mundial.
Los mercados financieros todavía no están lo suficientemente maduros como para que este país desempeñe un papel más importante en el ámbito internacional, y el yuan debe ser totalmente convertible antes de ser la divisa de referencia, señaló Lin en octubre.
Pero no hay un cronograma para hacer del yuan una moneda convertible, declaró hace un año el presidente del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan.
Por su parte, el secretario general de la Sociedad de Macroeconomía, Wang Jian, calificó de "fantasiosos" los llamados a crear un nuevo orden monetario internacional.
"Las potencias europeas también tratan de aprovecharse de la crisis, porque quieren promover al euro como divisa alternativa al dólar", dijo Wang al China Business Journal. "Pero no hay forma de que Estados Unidos ceda el poder que tiene el dólar como moneda de reserva internacional".