El ascenso de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos desató una onda expansiva alrededor del mundo. Muchos creían que la Casa Blanca estaba predestinada a albergar algún día a un negro, dada la importancia de esa comunidad.
Pero observadores y activistas no ven en la consagración del presidente electo la concreción de un destino histórico inevitable. Lo consideran, en cambio, producto de la titánica gesta por los derechos civiles y políticos de los afroestadounidenses, cuya culminación fue en los años 60.
Se trata, afirman, de la concreción del sueño que Martin Luther King expuso el 28 de agosto de 1963 ante una enorme multitud en Washington: que algún día sus hijos no fueran juzgados por el color de su piel, sino por su carácter.
Hijo de un hombre negro de Kenia, en el oriente africano, y una mujer blanca del central estado estadounidense de Kansas, Obama derrotó a su adversario, John McCain, en las elecciones presidenciales del día 4.
El candidato del opositor Partido Demócrata, senador por el central estado de Illinois, conquistó 364 votos en el Colegio Electoral estadounidense frente a los 162 de McCain, del gobernante Partido Republicano.
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"Es un hito realmente importante, una culminación. El cambio ha llegado", dijo Bernard LaFayette Jr., quien fue colaborador de Martin Luther King, entrevistado telefónicamente por IPS desde Belén, en Cisjordania.
"Ya estaba en el corazón de la gente: Obama sacaría lo mejor de cada uno. Esto se remonta a la batalla que dimos en los años 60", agregó.
LaFayette, director del Centro de Estudios sobre No Violencia y Paz en la Universidad de Rhode Island, integró el equipo ejecutivo de King y coordinó en todo el país la Campaña de la Gente Pobre, de 1968, junto con su líder.
Los detractores de Obama "hicieron todo lo que pudieron para desacreditarlo y convencer al pueblo estadounidense de que no era el mejor, e incluso dijeron que era peligroso y trataron de asociarlo con terroristas", recordó el activista.
"Paradójicamente, aquí había un senador votado por los ciudadanos de Illinois para representarlos y luego por el Partido Demócrata como su candidato presidencial. Pero aun así dijeron que no era estadounidense", agregó LaFayette
Obama sufrió, además, ataques similares a los que debió soportar King antes de su asesinato, señaló.
"A King lo acusaron de ser comunista y era un pastor bautista. Decían que no sabía nada sobre política exterior cuando se opuso a la guerra en Vietnam. Incluso algunos ministros negros y grupos como la Convención Nacional Bautista rechazaban su mensaje de integración", agregó.
Los cuestionamientos por los que pasó Obama fueron una prueba real de su carácter, opinó LaFayette. "La mayoría de la gente no leyó su libro. Lo que vieron fue su carácter, más que su color, y cómo respondió a las falsas acusaciones", dijo.
Eddie Connor, periodista de 26 años, consideró que el resultado de las elecciones consagra "un matrimonio histórico entre las filosofías del doctor King y del presidente electo Obama".
Connor conduce el programa radial "Juventud en la marcha" en Detroit, ciudad del septentrional estado de Michigan donde King pronunció su discurso "Yo tengo un sueño" antes de que la multitudinaria marcha por los derechos civiles de la minoría negra llegara a Washington
Obama "fue capaz de hacer lo que había hecho King: trascender, en algunos casos, a la raza, uniendo a los jóvenes", señaló.
"Verdaderamente creo que Obama le dio nuevas energías al fuego de la gente joven en Estados Unidos", opinó Connor.
En enero, durante la campaña por la candidatura demócrata a la presidencia, Obama comenzó a abordar los problemas raciales en la Iglesia Bautista Ebenezer de Atlanta, ciudad del sudoriental estado de Georgia donde otrora predicó King.
"Cada día, nuestra política alimenta y explota las divisiones, atravesando todas las razas, regiones, géneros y partidos. Ninguno de nosotros tiene las manos limpias", dijo Obama.
"Ya no podemos darnos el lujo de construirnos demoliendo a otros. Ya no podemos darnos el lujo de traficar mentiras, o temor, u odio. Ése es el veneno que debemos purgar de nuestra política, el muro que debemos derribar antes de que sea demasiado tarde", afirmó.
Robert Johnson, residente en Atlanta, dijo que los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos van más allá de los simbolismos.
La victoria de Obama "demuestra que aquellos privados del derecho al voto y las familias trabajadoras pueden abrirse camino en el 'sueño americano'", explicó.
"Por eso estas elecciones fueron más emocionantes que cualquier otra que yo haya visto. En las calles podía verse la alegría de gente de todas las razas y de todas las creencias", señaló.
Pero LaFayette sostuvo que la elección de un líder con carácter no debería perderse en medio de las celebraciones.
"La ciudadanía no decía: 'Queremos un presidente negro'. Lo que decía era: 'Queremos a alguien que nos ayude a salir de este problema'", afirmó LaFayette.
"El color de Obama pasó desapercibido. Los ciudadanos vieron el color de su corazón, y a él como alguien en quien confiar", explicó.
El activista dijo que nunca creyó que viviría para ver a un negro electo presidente de la principal superpotencia del mundo.