Tras el triunfo de Barack Obama en las elecciones de Estados Unidos, la alianza entre ese país y Australia podría vigorizarse.
"Nuestra alianza ha verdaderamente prosperado en el pasado, y prosperará en el futuro", dijo el primer ministro Kevin Rudd, al reconocer el triunfo de Obama.
Rudd se unió así a las felicitaciones hechas en todo el planeta al primer negro en ser elegido para el cargo más importante en Estados Unidos, hecho que consideró "un mensaje de esperanza para el mundo".
Como ocurrió en todos lados, los periódicos, la televisión, la radio y los medios electrónicos de Australia fueron rápidos en destacar el triunfo de este senador de 47 años, del Partido Demócrata, contra el también senador y ex prisionero de guerra John McCain, del Partido Republicano.
Una encuesta del Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de Sydney (USSC) antes de las elecciones del 4 de este mes indicó que la mayoría de los australianos preferían ver a Obama en la Casa Blanca.
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Dirigida por el profesor Simon Jackman, académico visitante de la estadounidense Universidad de Standfor, la encuesta concluyó que la mayoría de los casi 4.000 consultados preferían a Obama que a McCain.
Un tercio de los encuestados dijeron que el resultado "no hacía diferencia" a los intereses australianos, en tanto que 49 por ciento señalaron que una victoria de Obama le haría mejor a Australia.
Esto se compara con apenas 11 por ciento que dijeron que una presidencia de McCain serviría más a los intereses de Canberra.
El director ejecutivo del USSC, Geoffrey Garrett, también miembro del influyente centro de estudios Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Nueva York, dijo que la victoria de Obama "le importa enormemente al público australiano".
"Creo que la razón para eso es que el público australiano quería desesperadamente dar vuelta la página a la administración de (George W.) Bush, y Obama era la forma más definitiva de hacer eso. McCain se parecía mucho a Bush en varias dimensiones", dijo Garrett.
Pero mientras el público de este país, que según la encuesta ve a Obama "considerablemente a la izquierda" del Partido Laborista de Rudd y a McCain "lejos en la derecha" de Malcolm Turbull, líder de la oposición conservadora australiana, parece apoyar mayoritariamente la decisión del electorado de Estados Unidos, Garrett sostiene que el resultado "importa menos" para los líderes políticos en Canberra.
"El fundamento de las relaciones entre Estados Unidos y Australia es tan fuerte que (el triunfo de Obama) no hace una gran diferencia como uno podría pensar", dijo a IPS.
Australia goza de una particularmente cercana relación con Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), fortalecida con la alianza militar que nació del tratado ANZUS de 1951.
Esta alianza ha sido vista en funcionamiento en las principales empresas militares estadounidenses, incluyendo las guerras en Vietnam, Iraq y Afganistán.
Y aunque Garrett opina que las relaciones bilaterales seguirían siendo una "roca sólida" aun si McCain hubiera triunfado, reconoce similitudes en los estilos y personalidades de Rudd y Obama, que podrían servir para cimentar la alianza entre los dos países.
"Son hombres más jóvenes, llegaron a la política electoral algo tarde en la vida, se dedican a solucionar problemas, no son ideólogos, son multilateralistas y no unilateralistas", indicó.
Pero Garrett también señaló similitudes en las políticas de ambos líderes.
Durante su discurso de aceptación, Obama señaló "al cambio climático, la guerra contra el terrorismo y los problemas económicos de Estados Unidos como sus tres principales desafíos. Creo que el primer ministro Rudd se alegró mucho de escuchar eso", sostuvo Garrett.
Como Obama, Rudd es visto como alguien más dispuesto que su antecesor a implementar medidas para tratar el problema del recalentamiento planetario.
Obama y Rudd quieren mayores reducciones en las emisiones de gases invernadero que sus antecesores. El estadounidense procura una recorte de 80 por ciento de las liberaciones de gases para 2050, mientras que para entonces Rudd se propone una disminución de 60 por ciento.
En lo económico, ambos están a favor de un sistema financiero regulado por el gobierno.
En "la guerra contra el terror", ambos apoyan la idea de concentrarse en Afganistán. Obama, que se opuso a la invasión de Iraq, ha dicho que "no existe solución militar" para ese país, y propone un repliegue de las tropas dentro de los 16 meses a partir de que asuma el cargo.
"Tanto Kevin Rudd como Barack Obama han dicho que Afganistán es la guerra correcta, así que hay mucho trabajo por delante allí", dijo Garrett.
Pero, en lo que podría ser el único punto de desacuerdo entre Washington y Canberra, Rudd descartó la semana pasada versiones de que la presencia militar australiana podría aumentar en ese país de Asia central.
Australia es el mayor contribuyente de tropas en Afganistán de los que no integran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
"No tenemos planes de incrementar las tropas en el futuro", dijo Rudd.