Cinco semanas después de la aprobación legislativa del rescate para las instituciones financieras estadounidenses a un costo de 700.000 millones de dólares, todavía no se ha implementado ninguna medida para ayudar a familias en peligro de perder sus casas.
"Están dadas las condiciones para un verdadero desastre económico", advirtió el jueves Susan Wachter, de la Escuela de Economía Wharton de la Universidad de Pennsylvania, en una audiencia de la Comisión de Bancos, Viviendas y Asuntos Urbanos del Senado estadounidense.
"No olvidemos que el problema es la vivienda", advirtió.
Todavía no está claro cómo se ayudará a los propietarios de viviendas que dejan de pagar los préstamos que tomaron para comprarlas en una proporción sin precedentes.
"El problema de las ejecuciones hipotecarias se está agravando, en lugar de mejorar", señaló en la misma audiencia Martin Eakes, director de Autoayuda y Centro para los Préstamos Responsables, organización de desarrollo comunitario sin fines de lucro.
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El Congreso se reunirá la semana que viene para decidir si asigna 25.000 millones de dólares, o quizás más, para auxiliar a la industria automovilística. Es probable que también elabore un proyecto para alentar la creación de empleo y ayudar a los desocupados.
Sin embargo, no existe ninguna iniciativa para atender los problemas de los propietarios de viviendas. Luego de la reunión de la semana próxima, el Congreso podría entrar en receso hasta enero.
El secretario del Tesoro (ministro de finanzas), Henry Paulson, a cargo de la administración del paquete de rescate de 700.000 millones de dólares, dijo el miércoles que los próximos sectores en recibir ayuda serían los de créditos al consumo, préstamos estudiantiles y préstamos para la compra de automóviles, pero no los propietarios de viviendas.
"Continuamos explorando alternativas para reducir el riesgo de ejecución hipotecaria", declaró a la prensa. Mencionó un nuevo programa, por el cual los prestamistas otorgarían a los deudores nuevos créditos a una tasa de interés menor.
Sheila Bair, presidenta de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos elaboró un agresivo plan para asistir a los propietarios de vivienda en problemas, basado sobre la propuesta de que el pago mensual de las hipotecas no representen más de 31 por ciento de los ingresos del hogar.
Pero ese plan parece estar empantanado, posiblemente hasta que el presidente electo Barack Obama asuma su cargo el 20 de enero.
A partir de esa fecha, su gabinete tendrá el control sobre el remanente del paquete de 700.000 millones de dólares, que según estimaciones podría ser de alrededor de 350.000 millones de dólares.
No se sabe si Obama recurrirá a esos fondos para ayudar a los propietarios de viviendas, aunque apoya la idea de que los tribunales de quiebras modifiquen las condiciones de los créditos que cayeron en cese de pago, lo cual podría determinar la ejecución hipotecaria.
Eakes dijo apoyar la propuesta de Bair y la idea de Obama acerca de que los jueces modifiquen los términos de las hipotecas.
Los prestamistas, agregó, no ofrecerán voluntariamente condiciones más favorables. El banco Credit Suisse modificó los términos de apenas 3,5 por ciento de su cartera de créditos morosos en agosto, dijo Eakes.
Hasta que no se contenga el problema de las ejecuciones hipotecarias, la economía en su conjunto no podrá salir de la recesión, advirtió Wachter.
Incluso podría agravarse, por la interacción de los problemas del sector financiero, la caída en los precios de las viviendas y el deterioro de la economía, agregó.
Las ejecuciones hipotecarias se incrementaron cinco por ciento en octubre, según la consultora RealtyTrac, que señaló que la mayor tasa se registra en los estados de Arizona, California, Florida, Georgia, Michigan, Nevada, Nueva Jersey, Ohio y Texas.
Casi tres millones de familias han perdido sus casas y 2,3 millones más estarán en esa situación a fines de 2009, según un análisis de datos de la Asociación de Banqueros Hipotecarios realizado por la organización de Eakes.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París, anunció el jueves que las economías de 30 países ricos cayeron en recesión, incluidos Estados Unidos, Japón y la mayoría de las naciones europeas.
Según el análisis de la OCDE, el producto interno bruto de esos países se contraerá en 2009, más severamente en Estados Unidos. La organización señaló que es la primera vez que observa una recesión simultánea en un grupo tan grande de naciones desde que comenzó a analizar la situación económica en los años 70.
El estudio se conoció en vísperas de la reunión del Grupo de los 20, que incluye a naciones ricas y emergentes, el cual deliberará durante dos días a partir de este viernes en la Casa Blanca para coordinar esfuerzos destinados a aliviar la crisis, como incentivos fiscales y regulaciones.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, señaló que se opondría a intentos de regular la economía.
"Sería un terrible error permitir que unos pocos meses de crisis borraran 60 años de éxito", dijo a los periodistas el jueves.
Una de las causas de la actual crisis económica internacional fue el comportamiento irresponsable de algunos prestamistas, que otorgaron millones de créditos hipotecarios a tasas de interés exorbitantes, a las que los tomadores más tarde no pudieron hacer frente.
"La actual crisis es un monumento a las prácticas destructivas en el otorgamiento de créditos, jamás vistas con anterioridad en tal escala y con tan poca supervisión. Desafortunadamente, todo el país está sufriendo las consecuencias", dijo Eakes.
Los bancos compraron y vendieron esas hipotecas de alto riesgo y crearon complejos instrumentos financieros que colocaron en todo el mundo, acumulando ganancias sin precedentes y sin ningún tipo de regulación.
Ahora que los propietarios están dejando de pagar las cuotas de sus créditos y los precios de las viviendas están en picada, muchos de esos títulos en poder de los bancos son trozos de papel casi sin valor.