Cerrar la prisión en la base naval estadounidense en Guantánamo, Cuba, es apenas una entre varias medidas necesarias para reformar la política antiterrorista de Washington, según la organización de derechos humanos Human Rights Watch (HRW).
La institución humanitaria con sede en Nueva York urgió al presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, a repudiar las políticas instaladas por su antecesor hoy en ejercicio, George W. Bush, en su "guerra mundial contra el terror".
"El gobierno de Obama tendrá la difícil tarea de restaurar la posición de Estados Unidos en el mundo", dijo a IPS Joanne Mariner, directora del programa de antiterrorismo del HRW.
"Las políticas antiterroristas del gobierno de Bush dañaron profundamente la reputación de Estados Unidos", agregó Mariner.
El plan de acción de 11 pasos divulgado el domingo por HRW, titulado "Fighting Terrorism Fairly and Effectively: Recommendations for President-elect Obama" ("Combatir al terrorismo con justicia y efectividad: Recomendaciones para el presidente electo Obama"), siguiere que Estados Unidos podría recuperar su liderazgo mundial en materia de derechos humanos.
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"Pero todo depende de cuán radical sea el corte con el pasado que haga el gobierno de Obama", consideró Mariner.
Según HRW, unos 250 "combatientes enemigos" están confinados en la prisión instalada en 2002 en Guantánamo. La mayoría son prisioneros desde hace casi siete años, y sin haber sido acusados ante la justicia.
Obama, una vez en la Casa Blanca, debería cerrar la prisión, a lo que ya se ha comprometido, y establecer un grupo de trabajo que revise todos los casos para determinar si deben ser conducidos a los tribunales o, de lo contrario, liberados sin más trámite.
HRW recomendó también la disolución de las comisiones militares, cortes marciales en las cuales se procesa a los sospechosos de terrorismo y que, según la organización, carecen de "garantías básicas de juicio justo". Los tribunales penales federales están "mejor equipados" para manejar esos casos, agrega el informe.
Además, Obama deberá rechazar los planes de legalizar la detención preventiva por tiempo indefinido de los sospechosos basada sobre "pronósticos de peligrosidad futura", según esta institución con sede en Nueva York.
Washington tendrá que dejar de justificar la detención sin acusación clasificando a los prisioneros como "combatientes enemigos" en la "guerra contra el terror", como sucedió con personas arrestadas en Bosnia-Herzegovina, Tailandia y en la frontera de Estados Unidos con México.
HRW condenó, por otra parte, el uso de tortura y técnicas inhumanas de interrogatorio a cargo de las fuerzas armadas y las agencias de inteligencia estadounidenses, entere ellas desnudarlos, "someterlos a calor, frío y ruido extremos y privarlos de sueño por periodos prolongados".
Para frenar esas prácticas, que ya causaron la muerte de algunos prisioneros, Obama debería emitir rápidamente un decreto y repudiar los memorandos emitidos por el Departamento de Justicia (fiscalía general) y las directivas presidenciales que admiten la tortura y otros abusos.
HRW llamó al próximo gobierno a atender a las víctimas de las políticas antiterroristas abusivas, algo que hasta ahora no ha sucedido pues se les cerró el acceso a los tribunales civiles.
Por sobre todas las cosas, esos abusos del pasado deberán investigarse, documentarse e informarse públicamente por una comisión no partidista con poder de convocatoria compulsiva de testigos, así como tendrá que despojarse de inmunidad a funcionarios de gobierno responsables de algunos de estos delitos, según la organización humanitaria.
Medio centenar de líderes de la Campaña Religiosa Nacional contra la Tortura (NRCAT), una coalición de comunidades de fe de todo el país, se reunieron el día 12 con legisladores estadounidenses.
Además, 30 organizaciones religiosas se manifestaron frente a la Casa Blanca.
Mariner rechazó las medidas tomadas luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, por las cuales, consideró, "el gobierno de Bush dejó totalmente de lado principios básicos del estado de derecho".
"La admistración atacó el terrorismo de un modo extremadamente contraproducente", agregó.
En lugar de reducir la amenaza, los informes sobre violaciones de derechos humanos en Guantánamo, en la cárcel de Abu Graib en Iraq y en muchos otros lugares alentó el reclutamiento de organizaciones extremistas según las cuales Estados Unidos libra una guerra contra el Islam.
"Obama ya se resistió a los abusos" cuando votó en el Senado contra la ley que instauró en 2006 las comisiones militares, y también se comprometió a cerrar la cárcel en Guantánamo, recordó Mariner.
"Por lo tanto, confiamos en que, coherentemente con su mensaje de cambio, sus acciones y sus críticas, repudie las abusivas políticas antiterroristas del gobierno de Bush", concluyó.