CUBA-EEUU: Obama enciende esperanzas de distensión

El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, cuenta con la simpatía de buena parte de la población de Cuba, esperanzada en que cumpla sus promesas de distensión, aunque medios oficiales se abstienen de comentarios sobre el futuro de las relaciones bilaterales.

El candidato triunfante del aún opositor Partido Demócrata en las elecciones realizadas el martes será desde el 20 de enero el primer negro en alcanzar la presidencia de Estados Unidos y podría ser también el primero en sentarse a conversar con el gobierno cubano tras casi medio siglo de conflicto.

Durante su campaña electoral, Obama prometió eliminar las restricciones a los viajes y a las remesas de dinero hacia Cuba, impuestas en 2004 por el gobierno estadounidense de George W. Bush, del Partido Republicano, e inclusive se declaró dispuesto a conducir una "diplomacia directa" y sin "precondiciones" con La Habana.

"Yo espero que con él como presidente se suavice la relación y deje de haber tantas limitaciones", dijo a IPS una mujer de 62 años que se queja de que en noviembre pasado le negaron la visa por segunda ocasión en los últimos tiempos, con el argumento de que constituye un riesgo para los intereses de Estados Unidos. "Mis padres y hermanos viven allá desde hace muchos años y nunca antes tuve problemas para visitarlos, pero para el gobierno de Bush soy un peligro y ya no puedo ver a mi madre, de 92 años, que está enferma y quiere verme", añadió la mujer, quien no quiso identificarse para "no complicar más las cosas".

Un cambio en la política de Washington hacia Cuba tiene varias ventajas para la sociedad de este país, a juicio del reverendo Raimundo García Franco, director del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, una de las pocas organizaciones de la sociedad civil de la isla que mantiene un espacio de análisis sistemático sobre derechos humanos.
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El ofrecimiento de Obama de "abrirse al diálogo con Cuba (….) constituye un hito para su propio país y gobierno, ya que requeriría el desmontaje de lo que se ha llamado una política de embargo con base en asuntos de democracia y derechos humanos", afirmó. El religioso no duda que, en lo inmediato, una nueva postura de Washington contribuiría al acercamiento de las familias con parientes en uno y otro país y ayudaría a la economía cubana por el aumento de los viajes y las remesas. "Dios quiera que este sea el comienzo del cese de acusaciones (….) y rencores que han hecho tanto daño", remató.

Sin embargo, investigadores consultados no ven mayores beneficios económicos a corto plazo, especialmente por la crisis financiera que sacude a Estados Unidos y que se ha traducido en una disminución de las remesas hacia el resto de América, así como de los viajes debido al encarecimiento de las tarifas aéreas.

"Sin duda, la situación podría remontar en los próximos meses y sería una señal positiva, pero, por ahora, la prioridad de Obama es mejorar la economía de su país y ganar prestigio", consideró ante la consulta de IPS el economista y profesor universitario Omar Everleny Pérez Villanueva.

Aún así, el académico no tiene dudas en cuanto a que, si el Congreso estadounidense adopta iniciativas favorables a Cuba, no serían vetadas por Obama. "No tiene por qué hacerlo, además los cubanoamericanos recalcitrantes son republicanos, con quienes Obama no tiene compromisos", señaló.

Luis René Fernández, subdirector del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (Cehseu), de la Universidad de La Habana, concuerda en que Cuba no es "una prioridad" en la agenda de Washington, pero una nueva postura respecto de la nación caribeña puede "resultar importante para la percepción del mundo sobre Estados Unidos".

"Es decir, cambios pequeños en la política hacia Cuba, de cierta flexibilización, disposición a la negociación diplomática, aunque limitada, pueden servir para mejorar algo crucial para la política de los Estados Unidos: su imagen, muy deteriorada después de ocho años de una administración muy impopular globalmente", señaló Fernández.

A juicio de Fernández, una política hacia su país que exprese mayor pragmatismo podría brindar "beneficios colaterales" a la administración de Obama, quien debe asumir el mando presidencial pocas semanas después de celebrar el gobierno encabezado por Raúl Castro el medio siglo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 2009.

Hasta ahora, sólo el ex presidente Fidel Castro se refirió públicamente a los dos candidatos que pugnaron en la justa electoral estadounidense. En su última columna de opinión, consideró a Obama "más inteligente, culto y ecuánime" que su adversario republicano, John McCain. "Obama llega a estas elecciones con el respaldo de la clase dominante de Estados Unidos", recordó en tanto, Ramón Sánchez-Parodi Montoto, especialista en Relaciones Internacionales y ex jefe de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, en un artículo publicado este miércoles en el oficial diario Granma.

Entre los grupos opositores, ninguno de los cuales es reconocido por las autoridades cubanas, las opiniones son diversas. "No creo en propuestas de diálogo a este gobierno", dijo a IPS Berta Soler, integrante de las Damas de Blanco, como se hacen llamar las integrantes de un grupo de esposas y familiares de disidentes presos, acusados de "conspirar" con Estados Unidos.

Para Cuba, este cambio en Washington podría abrir un nuevo horizonte de posibilidades infinitas y "sería también una oportunidad para enriquecer el diálogo con América Latina", consideró, en contraste, Eloy Gutiérrez Menoyo, líder de Cambio Cubano, grupo que él define como "organización opositora independiente".

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