COLOMBIA-EEUU: Demócratas preparan entierro del TLC

La ratificación del tratado de libre comercio (TLC) con Colombia por parte de Estados Unidos parece estar más lejos que nunca tras el triunfo en las elecciones de ese país de Barak Obama, quien ya manifestó su oposición, y por las distorsiones económicas que causa la crisis financiera.

Si algo faltaba para que el opositor Partido Demócrata, mayoritario en el Congreso legislativo y fortalecido con la victoria de Obama, dudara a la hora de aprobar el acuerdo firmado por Washington y Bogotá, era el escándalo en Colombia de las ejecuciones extrajudiciales de civiles inocentes a los que militares disfrazaron como guerrilleros o paramilitares.

Las denuncias que investiga la justicia, que ya motivaron la destitución de 27 militares, se refieren a casos de jóvenes de Bogotá y de otras ciudades que fueron sacados de sus hogares con falsas ofertas de trabajo para ser asesinados pocas horas después y mostrados como bajas causadas por la fuerza de seguridad pública en "acciones exitosas" contra la insurgencia izquierdista o contra milicias paramilitares de ultraderecha.

Analistas entienden que esas ejecuciones, en las que aparecen involucrados los mandos militares y de la policía de Colombia, refuerzan los argumentos de los demócratas contra la ratificación del TLC con un país donde se cometen violaciones a los derechos humanos, civiles, laborales y sindicales.

Sin embargo, la embajadora de Bogotá en Washington, Carolina Barco, sigue optimista y señala que el acuerdo bilateral podría confirmarse en las sesiones extraordinarias del Congreso de Estados Unidos que se iniciarán el 17 de este mes. Lo mismo cree el ministro de Comercio de Colombia, Luis Guillermo Plata.
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Todos los actores en este asunto tienen claro que la situación hoy es opuesta a la de mayo de 2004, cuando comenzó el debate sobre el tratado comercial entre ambos países y el presidente de Colombia, el derechista Álvaro Uribe, creía que ese instrumento estaría pronto para su puesta en marcha en menos de un año.

"La resistencia de amplios sectores de la población colombiana, social, sindical, obrera e indígena, al igual que la de pequeños empresarios de los sectores farmacéutico, agropecuario y ramas de la industria, lograron aplazar la negociación y, de alguna manera torpedearla", recordó ante IPS el activista y editorialista del diario local La Tarde, Aurelio Suárez.

El debate siguió hasta que "en agosto de 2006, cuando el TLC había superado la primera fase en Estaos Unidos y ya corrían los 90 días reglamentarios antes de pasar al Congreso, hubo un súbito cambio y fue que los demócratas lograron mayoría parlamentaria y con ello aumentó la presión contra Uribe, que ahora se profundiza con el escándalo de las ejecuciones", añadió.

Desde entonces, el TLC avanzó con paso muy lento. El parlamento colombiano, con mayoría oficialista, lo ratificó en 2007 mientras continuaba el lobby con asesores estadounidenses, a los que el gobierno de Uribe les paga 80.000 dólares mensuales, según confirmó el ministro Plata a la radioemisora La W, de Bogotá.

Pero hace un año, el vicepresidente Francisco Santos admitió que el TLC había entrado "en un torbellino de disputas políticas". Y ahí se quedó, según analistas consultados por IPS.

"Uribe le dio la espalda a los legisladores del Partido Demócrata y eso se lo cobran. No basta que ahora, tardíamente, haga señales de una política bipartidista", explicó a IPS Enrique Daza, director del Centro de Estudios del Trabajo.

También considera Daza que la posibilidad de una aprobación próxima en Estados Unidos es poco probable, porque "tienen una agenda muy apretada, muchos temas acumulados con la crisis financiera y la parálisis legislativa que motivó el periodo electoral. Por tanto, "aspirar a que el TLC adquiera un carácter prioritario es equivocado".

Igual opina el académico y economista Ricardo Bonilla, de la estatal universidad Nacional de Colombia. "Obama negó durante toda la campaña la posibilidad de aprobarlo, y tampoco creo que Uribe sea prioritario en la agenda próxima del Congreso estadounidense", dijo.

Aunque no descarta una aprobación posterior, "con pequeños cambios como los que se hicieron al TLC de Estados Unidos con Perú, pero descontando, para el caso colombiano, la gravedad de las acusaciones por violación a los derechos humanos que motivará la atención cuidadosa de los legisladores estadounidenses", agregó.

Más escéptico es el senador Jorge Enrique Robledo, del izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA), opositor acérrimo del TLC y quien presentó una demanda por traición a la patria contra Uribe para el caso de lograrse la aprobación del tratado.

"No olvidemos que Estados Unidos es un imperio, con una política imperialista que incluye tanto a demócratas como a republicanos", dijo Robledo a IPS.

"Recordemos que el TLC con Perú es idéntico al colombiano, y que fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos", apuntó.

"Para el caso colombiano, lo que creo es que pesan razones personales contra los maltratos del presidente de Estados Unidos (George W.) Bush a los demócratas, y contra Uribe por su cercanía a Bush, lo cual suma a las razones de violencia y paramilitarismo en Colombia", agregó.

"Por eso creo que, una vez aliviadas las cargas políticas, no me extrañaría que Obama, con algunas condiciones pequeñas, finalmente aprobara el TLC porque de todas maneras hace parte de la política imperialista", puntualizó.

Robledo, de todos modos, entiende que pesará más la opinión estadounidense, que responsabiliza al libre comercio de la crisis económica que afronta ese país, la pobreza y el desempleo. "Lo que además es cierto", enfatizó.

El escepticismo de una pronta ratificación del TLC tiene además el peso de la conflictividad laboral que afronta Colombia en los últimos meses, con largas huelgas en la justicia, en la Dirección Nacional de Impuestos, en la Registraduría Nacional del Estado Civil y, en especial, la que realizan desde hace casi dos meses los cortadores de caña de azúcar de los sudoccidentales departamentos del Valle del Cauca y de Cauca.

Mientras, el gobierno no cede. Uribe felicitó a Obama y "al pueblo estadounidense por esa gran democracia, motivo de admiración", según escribió en el mensaje enviado el miércoles al ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses.

En la misiva, Uribe recuerda que Colombia ha mantenido históricamente una alianza y una aproximación bipartidista con Estados Unidos, subrayando que en la misma posición continuará.

Afirma, además, que "a Colombia le conviene que haya democracias fuertes e importantes, ejemplo de libertades, respeto a la iniciativa privada y responsabilidad social".

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