La Antártida, que contiene en sus hielos la mayor reserva de agua dulce del planeta, está calentándose por efecto de los gases invernadero, afirman nuevos estudios.
"Por primera vez podemos atribuir directamente a la influencia humana el calentamiento en el Ártico y en la Antártida", dijo el físico Nathan Gillett, de la Universidad de East Anglia, en Gran Bretaña, quien encabezó una investigación publicada el 30 de octubre por la revista científica Nature Geoscience.
La evidencia del recalentamiento global causado por la liberación de dióxido de carbono y otros contaminantes se ha encontrado en todos los continentes. La excepción hasta ahora era la Antártida, que contiene 90 por ciento de los hielos del planeta y 70 por ciento del agua dulce.
El continente antártico, 1,4 veces mayor que el de Estados Unidos, tiene apenas 20 estaciones que recolectan información climática. Por esta y otras razones, se sabe poco sobre él.
Los científicos observan que se están recalentando las zonas menos frías, como la región occidental y la Península Antártica, cuyo extremo norte se acerca a América del Sur y es hogar de millones de focas, pingüinos y una gran variedad de otras aves.
[related_articles]
Pero la gélida porción oriental, con una cubierta de hielo de un grosor de 2.226 metros, no ha experimentado cambios significativos de temperatura en los últimos 50 años, e incluso ha mostrado evidencias de enfriamiento, por lo que fue imposible sacar conclusiones sobre el efecto de los gases invernadero.
La Cuarta Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) concluyó que la Antártida era el único continente donde los cambios de temperatura antropogénicos no se habían detectado, posiblemente por datos y observaciones insuficientes.
El trabajo de Gillett "prueba de manera convincente lo que sugerían estudios anteriores, que los humanos han contribuido a recalentar tanto la región ártica como la antártica", dijo a Tierramérica el científico Andrew Monaghan, del Centro Nacional de Estados Unidos para la Investigación Atmosférica, y colega cercano del equipo investigador.
El grupo de Gillett utilizó información recolectada entre 1990 y 2000 en las 20 estaciones instaladas en la Antártida y complejas funciones informáticas para alcanzar sus conclusiones.
Los científicos crearon cuatro modelos en computadora, uno de ellos incluyendo el impacto de gases invernadero y otro que no lo hacía. El primero arrojó resultados que coinciden con las temperaturas observadas hasta ahora, sostiene la investigación "Attribution of polar warming to human influence" (Atribución del calentamiento polar a la influencia humana).
"Si tomamos la temperatura media de toda la Antártida, encontramos un recalentamiento" de unas pocas décimas, dijo Gillett a Tierramérica.
Pero se hallaron aumentos de temperatura de hasta tres grados centígrados en la Península Antártica desde 1950, de los mayores registrados en el planeta, dijo Monaghan. La temperatura media mensual allí oscila entre un grado y 15 grados bajo cero.
Varios grandes glaciares de la región occidental se están derritiendo y elevando el nivel del mar por las corrientes oceánicas más cálidas que tocan y desgastan las barreras de hielo. Las temperaturas medias en esa zona se encuentran entre -12 grados y -35 grados.
"Este derretimiento tiene consecuencias en el aumento del nivel del mar", dijo Gillett. En 2002, se fundió la enorme barrera de Larsen B, en la península. Tenía 3.250 kilómetros cuadrados, agregó Gillett.
Los investigadores advierten que los datos indican un recalentamiento a lo largo de las costas de la Antártida oriental y esperan que el fenómeno se acelere.
Gillett planteó la hipótesis de que cierto enfriamiento del Polo Sur puede deberse a una marcada pérdida de ozono en la atmósfera polar, atribuida a la contaminación.
El científico cree que su investigación permitirá delinear una imagen más precisa del futuro de la Antártida.
Los cálculos muestran que los hielos antárticos que se fundan en el próximo siglo pueden coadyuvar a una elevación de 70 metros del nivel del mar.
"No veremos nada catastrófico en los próximos 100 años si las cosas siguen al ritmo actual. Pero el derretimiento puede acelerarse", advirtió Monaghan.
Los informes del IPCC no incluyeron pronósticos completos y precisos sobre la elevación del nivel del mar por la falta de datos sobre la Antártida. Sus predicciones fueron de entre 18 y 59 centímetros, dijo Gillet.
En enero, el presidente del IPCC, Rajendra Pachauri, exhortó a sus colegas a estudiar la Antártida y Groenlandia.
"Mi esperanza es que el próximo informe (del IPCC), si es que existe, pueda suministrar mucha mejor información sobre la posibilidad de que esas dos grandes masas de hielo se estén derritiendo, lo que sería aterrador", dijo Pachauri.
La investigación sobre la Península Antártica ha crecido.
Este año, Eric Rignot, de la Universidad de California, estudió imágenes satelitales tomadas entre 1996 y 2006 y encontró muestras claras de derretimiento en la región occidental y en la península.
La Antártida occidental perdió 132.000 millones de toneladas de hielo en 2006, mientras una década atrás la pérdida había sido de 83.000 millones de unidades, dijo Rignot. En el mismo año, en la península desaparecieron 60.000 millones de toneladas
De no ser por una simultánea acumulación de hielos en la zona oriental, el nivel del mar se hubiera elevado en 0,5 milímetros, dijo Rignot.
Los estudios que muestran a la actividad humana como causante del cambio climático pueden impulsar esfuerzos para reducir las emisiones de gases invernadero, dijo a Tierramérica la especialista Meg Boyle, de la organización ambientalista Greenpeace.
"En Estados Unidos tenemos un pequeño porcentaje de la población mundial, pero producimos 25 por ciento de la contaminación climática. Es tiempo de que le pongamos límite", agregó.
Ojalá el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, muestre voluntad en lograr acuerdos sobre cambio climático, concluyó.