El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, rompió con el Partido Comunista (PCV) y otros sectores de izquierda que lo apoyaron por 10 años, acusándolos de «mentirosos, desleales y contrarrevolucionarios», por respaldar candidatos estaduales y municipales ajenos a su agrupación política.
"La cuestión de fondo es que no reconocen mi liderazgo, y entonces yo tampoco los reconozco a ellos", dijo Chávez en mítines de respaldo a candidatos del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
"Me encargaré personalmente de que desaparezcan del mapa político venezolano", aseveró.
Junto al PCV fue defenestrado Patria Para Todos (PPT), un partido de cuadros de raíz obrerista, y grupos remanentes de viejas formaciones socialistas, como Gente Emergente, Movimiento Electoral del Pueblo y Joven. Entre todos suman 10 de los 167 diputados de la Asamblea Nacional (parlamento unicameral), donde el PSUV ocupa más de 140 bancas.
Venezuela elegirá el 23 de noviembre a gobernadores para 22 de sus 23 estados y a 328 de sus 335 alcaldes. En varias regiones PPT, el PCV y otros grupos aliados al chavismo apoyan a candidatos diferentes a los del PSUV, con opción de triunfo o capaces de dividir la votación pro-oficialista y favorecer así una victoria de abanderados de la oposición.
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La divisoria de aguas el mandatario no cesa de recordarlo— se produjo desde que a comienzos de 2007 propuso unificar a sus seguidores en un solo partido, el PSUV, creado sobre la base del Movimiento V República (MVR), la organización electoral que llevó a Chávez a la presidencia en 1998 y fue su plataforma en otros comicios desde entonces.
Hubo dirigentes y militantes de partidos aliados que adhirieron al PSUV, pero Podemos, de tendencia socialdemócrata, pasó a la oposición, y los comunistas y otros grupos, aunque conservaron a Chávez como referencia, mantuvieron sus siglas y estructuras y este año presentaron candidatos que rivalizan con los oficialistas en varias regiones.
También han respaldado el discurso con el que Chávez acompaña sus ejecutorias, nutrido ya no sólo con frases del libertador Simón Bolívar (1783-1830) sino con consignas de la izquierda latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX, pero colocando como norte la búsqueda de un "socialismo del siglo XXI".
Oscar Figuera, secretario general del PCV, dijo a IPS que las palabras de Chávez fueron "injustificadas y gratuitas", pues "a los comunistas no se nos puede llamar contrarrevolucionarios, porque buscamos profundizar la revolución en el terreno electoral, social, político, cultural e ideológico".
Además, "en el terreno electoral, de las 22 candidaturas a gobernaciones que postula el PSUV, los comunistas apoyamos 17. En los restantes casos, apoyamos a quienes consideramos los mejores cuadros para que avance y se profundice la revolución".
"Somos parte de este proceso desde que en 1997 fuimos el primer partido (fuera del MVR) en apoyar la candidatura de Chávez y desde 1931 formamos parte de las fuerzas revolucionarias en el continente americano. Esas críticas no se justifican", indicó Figuera.
Desde el PPT, su secretario general, José Albornoz, fue más duro. "Cuando el presidente trataba de satanizarnos y hablaba del exterminio para el PPT, nos recordaba a José Stalin (Iósif Vissariónovich Dzughasvili (1878-1953)", quien durante tres décadas condujo verticalmente la hoy desaparecida Unión Soviética y por ende el movimiento comunista internacional.
El PPT "no compró su condición revolucionaria en una farmacia, viene desde antes de Chávez (de una fracción del grupo obrerista Causa Radical, creado en 1971) y no estamos en la revolución por una cuota de poder, sino porque este proceso es de todos", agregó.
Tampoco, según Albornoz, "no entendemos porqué somos contrarrevolucionarios al apoyar a Lenny Manuitt (PPT) en Guárico (estado de las llanuras centrales) y en otros estados somos revolucionarios al apoyar candidatos del PSUV".
Daniel García, responsable del grupo Gente Emergente, cuestionó los ataques "ofensivos y desconsiderados" que les hizo Chávez después de que en el estado natal del presidente, Barinas, en las llanuras del sudoeste venezolano, organizaciones como la suya se alinearon con el disidente que aspira a ser gobernador, Julio César Reyes.
Aunque se trata de comicios regionales y municipales, las elecciones de noviembre son consideradas por Chávez "las más importantes de nuestra historia", porque estima que un resultado favorable impulsará su proyecto a lo largo de la siguiente década.
Dirigentes del PSUV como el alcalde caraqueño Freddy Bernal anunciaron que, luego de estas elecciones, volverán a proponer una reforma constitucional para que Chávez pueda ser reelegido indefinidamente tras concluir este sexenio en enero de 2013.
Chávez advirtió que, si la oposición consigue una decena de victorias regionales, incluidos los estados norteños más poblados, "el año próximo vendrán por mí", es decir, erigirán barreras a sus políticas y podrían impulsar un recorte de su mandato.
Los sondeos de opinión de voto conocidos hasta septiembre daban opción a los opositores —que en 2004 apenas consiguieron dos gobernaciones— para ganar en media docena de estados, pero responsables de encuestadoras consideran que en los últimos días los adversarios de Chávez se han hecho con un número mayor de distritos posibles de obtener el triunfo.
En ese marco, presentar varias candidaturas chavistas abre campo a la oposición, aunque, como compensación, las plazas donde compiten varios opositores pueden ser obtenidas por los seguidores del mandatario.
Y varias regiones que han sido bastiones oficialistas pueden ir a manos de dirigentes, que rompieron con el PSUV al no ser escogidos como candidatos. En esa situación está el estado de Barinas, donde su hermano, Adán Chávez, un antiguo militante marxista, aspira a suceder como gobernador al padre de ambos, Hugo de los Reyes Chávez.
Chávez, quien recorre el país en campaña por los suyos, llama "traidores" y "vendidos" a los disidentes, asegura que los borrará del mapa político y endureció su verbo frente a los opositores, calificando a algunos aspirantes de "imbéciles" y amenazando con no entregar recursos a gobiernos locales que "conspiren" contra sus políticas.
Según el comentarista político Nelson Bocaranda, las invectivas del presidente contra los ex aliados crecieron al leer encuestas según las cuales en algunas plazas no sólo ganará la oposición sino que los disidentes superarán a los candidatos del PSUV.
Oscar Schémel, de la firma encuestadora Hinterlaces, dijo a IPS que "hasta ahora el presidente ha tenido razón al sostener que electoralmente los pequeños partidos aliados sin él no son nada, pero, si el resultado entre varios candidatos a una plaza es muy cerrados, dos o tres puntos porcentuales pueden decidir el triunfo o la derrota".
El diputado Luis Tascón, líder de un grupo de cuatro parlamentarios que se alejaron del PSUV a comienzos de este año tras denunciar que el partido fue copado por grupos de derecha, dijo a IPS que "el mapa político venezolano después de noviembre será multicolor y Chávez deberá pensar en cómo negociar con sus adversarios".