PENA DE MUERTE-PAKISTÁN: Gracia y conmutación renuevan esperanza

El presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, salvó a un hombre de la horca e insinuó que pronto cumplirá su promesa de conmutar el máximo castigo a más de 7.000 condenados a muerte.

En el Día Mundial Contra la Pena de Muerte que se celebra el 10 de octubre, activistas de derechos humanos abogaron por el fin de las ejecuciones en Asia.

La ejecución de Zulfiqar Ali, de 38 años, estaba prevista para el 8 de este mes. Pero ese mismo día, el presidente Asif Ali Zardari le concedió dos semanas de gracia.

La noticia fue dada a la familia de Ali, incluidas sus dos hijas de 10 y 11 años, por el propio ministro del Interior, Rehman Malik, mediante una llamada telefónica a último momento.

"Cuando el propio ministro del Interior me llamó y me dio la noticia, supe que había ocurrido un milagro", dijo a IPS Abudul Qayyum, hermano menor de Ali, desde la oriental ciudad de Lahore.
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Malik también le dijo que debía iniciar de inmediato las negociaciones con la familia de las dos víctimas del asesinato por el que Ali fue condenado.

Bajo la ley islámica, que es fuente de derecho en Pakistán, las familias de la víctima tienen la potestad de indultar al condenado mediante el pago de una reparación en dinero.

"Hay poco tiempo", dijo el ministro a Qayyum.

Ali sólo tiene 14 días para alcanzar un acuerdo con las familias de la víctima. De todos modos, el ministro del Interior anunció un plan del gobierno para conmutar la pena de muerte de más de 7.000 convictos.

"Malik también me dijo que el gobierno está trabajando sobre el asunto y que pronto tendré buenas noticias", aseguró Qayyum

El diario Dawn anunció el 4 de este mes que el gobierno estaba "terminando" su propuesta de conmutar esas sentencias.

"El ministro de Justicia está haciendo una investigación rigurosa al respecto y redactará una propuesta final. Cumplirá la promesa del gobierno de conmutar la pena de muerte por cadena perpetua", aseguraron fuentes del periódico.

En honor a la asesinada ex primera ministra Benazir Bhutto, el actual jefe de gobierno, Yousouf Raza Giliani, anunció el mismo día de su cumpleaños, el 21 de junio, la iniciativa de conmutación.

La dos veces primera ministra (1988-1990 y 1993-1996) fue asesinada en un acto de campaña de su Partido del Pueblo de Pakistán (PPP), ahora en el gobierno, en diciembre de 2007.

Zardari, que estaba casada con Bhutto, prestó juramento como presidente de Pakistán el 9 de septiembre, tras la renuncia del general Pervez Musharraf (1999-2008).

"Desde que el primer ministro anunció la decisión del gobierno en junio, 15 personas fueron ejecutadas. Desde el 1 de enero fueron 35 los muertos en la horca", señaló I. A. Rehman, presidente de la no gubernamental e independiente Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (CDHP).

Activistas de derechos humanos prevén una resistencia férrea a cualquier medida tendiente a frenar la pena capital.

"Creo que el gobierno dejó claro que quiere eliminarla, pero algunos de sus miembros, como el muy ortodoxo ministro de Justicia Farrooq Naek, temen tomar decisiones audaces", sostuvo el ex senador Syed Iqbal Haider.

Ex ministro de Justicia y fiscal general, Haider es un conocido opositor al máximo castigo.

"La decisión del gobierno es la correcta. Debe mostrar determinación y no ceder a ninguna presión", añadió.

Rehman consideró que la conmutación es un "asunto explosivo" y pronosticó que grupos islamistas "armarán un escándalo".

El partido religioso Jamiat-Ulema-Islam, encabezado por Maulana Fazlur Rehman, quien se opone al indulto presidencial, ya manifestó su rotunda oposición.

El presidente del Corte Suprema de Pakistán, Abdul Hameed Dogar, nombrado por Musharraf en noviembre de 2007, también objetó el proyecto.

Tras el anuncio de conmutación, la Corte Suprema pidió al fiscal general y a los ministros del Interior y de Justicia explicaciones, por escrito, acerca de la posición del gobierno respecto de los condenados a muerte.

"Eso sugiere que Musharraf puede haberla instigado a ello como forma de ejercer presión sobre el gobierno", sostuvo Rehman. Quizá también quiera ver en la horca a los que trataron de asesinarlo.

Otra razón que puede explicar la oposición del presidente de la Corte Suprema es que quizá comparte la opinión de la mayoría de los pakistaníes acerca de que la pena de muerte es una ordenanza del Corán, libro sagrado del Islam, y no debe ser abolida.

"Por eso pedimos una moratoria sobre las ejecuciones, la cual reduzca la cantidad de delitos capitales. Prevemos más dificultades, pero tenemos esperanza de que la controversia se salde de forma saludable", señaló Rehman.

Cuando Pakistán se independizó del Imperio Británico, en 1947, sólo el asesinato y la traición eran castigables con la pena de muerte.

Hoy son 27 los delitos capitales, incluidos blasfemia, arrancar la ropa a una mujer en público y sabotear la red ferroviaria. Muchos de ellos fueron incluidos durante la dictadura del general Zia-ul-Haq, de 1977 a 1988.

La Comisión de Derechos Humanos de Asia aplaudió la suspensión de la ejecución de Ali, así como el decreto presidencial que traslada 475 convictos del pabellón de la muerte de la cárcel de Adiala, en la localidad de Rawalpindi, cerca de Islamabad, a recintos abiertos donde están alojados presos comunes.

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