El líder de la oposición de Malasia, el ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim, espera el fin del receso parlamentario el próximo lunes para presentar una moción de censura al primer ministro, Ahmad Abdullah Badawi.
Siete meses después del revés electoral sufrido por Organización Nacional de Malayos Unidos (UMNO) en los comicios generales de marzo, Badawi finalmente decidió retirarse de la puja por la presidencia de ese partido, el mayor de la coalición gobernante Barisan Nasional (Frente Nacional).
El anuncio del miércoles parece haber allanado el camino para que su segundo Najib Razak asuma la conducción de la UMNO, que postergó las elecciones internas previstas para diciembre hasta marzo de 2009, a raíz de la polémica transición de un presidente a otro.
La decisión responde, al parecer, a la incapacidad de Abdullah para llevar adelante las reformas que prometió en noviembre de 2003, cuando llegó al gobierno y reemplazó al autoritario Mahathir Mohamad, quien desde entonces se dedica a criticarlo.
Mohamad gobernó el país por más de dos décadas, entre 1981 y 2003.
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Atraídos por la promesa de cambio, los votantes le dieron a Badawi una victoria histórica. Barisan Nasional reunió más de 90 por ciento de los escaños, 64 por ciento de los cuales por voto popular.
Pero tras el impulso inicial, Badawi no logró hacer frente a los asuntos más importantes de su plataforma: la reforma de la policía y del sistema jurídico y la erradicación de la corrupción endémica.
En cuatro años, desilusionados, los votantes desertaron en masa de la coalición gobernante y le asestaron un duro golpe en las elecciones generales del 8 de marzo.
En esa oportunidad perdió cinco estados y su codiciada mayoría parlamentaria de dos tercios. Sólo obtuvo poco más de la mitad de los votos populares.
Los días de Badawi parecían contados, pero se mantuvo.
En agosto, el gobierno sufrió otra gran derrota con el regreso al parlamento del ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim, en comicios realizados sólo en su distrito electoral, Permatang Pauh.
Al conquistar el escaño dejado vacante por la renuncia de su propia esposa, Wan Azizah, presidenta del multirracial Partido por Justicia Popular, Ibrahim se hizo cargo del liderazgo de la oposición en el parlamento.
La gran cantidad de votos obtenida por su partido cuatro meses después de las elecciones generales sugiere que el apoyo popular a la coalición gobernante puede haber caído más de lo previsto.
El 16 de septiembre, Ibrahim aseguró contar con el apoyo de 31 legisladores que desertaron de Barisan Nasional, cantidad que necesitaba su coalición, Alianza Popular, para provocar la caída del gobierno. Pero no pudo continuar debido al receso parlamentario.
Los observadores aguardan ansiosos el lunes para ver si se concretan las deserciones.
El anuncio del retiro de Badawi, cinco días antes de que se reanuden las labores del Poder Legislativo, sugiere que accedió a los pedidos de su partido de cambio de liderazgo, quizá para evitar enfrentarse con Ibrahim, pero también con agrupaciones rivales dentro de la propia UMNO.
Pero el factor decisivo pudo ser otro.
Su decisión se dio a conocer semanas después de conocerse datos económicos preocupantes del segundo trimestre, como la magnitud de la fuga de capitales y la caída de las inversiones inversión directa.
El superávit en ese periodo fue el mayor desde 2001, además de un aumento de las exportaciones de 16 por ciento, pero las inversiones se van del país.
El flujo de capitales cambió de rumbo. En el primer trimestre, ingresaron 6.000 millones de dólares, pero en el segundo se fue la misma cantidad.
La fuga de capitales se vio motivada "en parte, por la implacable tensión política que se instaló desde las elecciones generales del 8 de marzo", informó el portal de noticias en Internet The Edge.
La prensa, y en especial el mundo empresarial, también parecen molestos con Ibrahim, quien aboga por una "economía de mercado", matizada con políticas sociales "humanas".
Los gobiernos de los estados malasios en manos de la oposición también defienden políticas favorables al sector empresarial.
Badawi comenzó a recibir fuertes presiones de altos dirigentes del partido para que renuncie.
El 17 de septiembre, Najib reemplazó a Badawi en el poderoso Ministerio de Finanzas, y éste asumió el de Defensa.
Otro golpe para el primer ministro fue cuando el ministro de Justicia y Asuntos Legales, Zaid Ibrahim, a quien Badawi arrinconó para llevar adelante sus reformas, confirmó su renuncia.
En la conferencia de prensa del miércoles, Badawi prometió llevar adelante su programa de reforma en lo que le queda de mandato. También recalcó su voluntad de hacer cambios a la justicia, la policía y terminar con la corrupción.
Pero con Zaid afuera y Najib —que no tiene fama de político liberal— respirándole en la nuca, pocos apuestan a que Badawi, quien se convertirá en un primer ministro provisorio, esté a la altura del desafío.
Los analistas no entienden cómo Badawi pretende impulsar reformas ahora cuando fue incapaz de hacerlo en su momento de mayor popularidad.
Algunos sugirieron que el primer ministro guarda cartas en la manga. A la pregunta de quién sería su sucesor, Badawi respondió: "Espero que sea Najib. ¿Por qué digo espero? Porque primero tiene que ganar las elecciones de la UMNO. Luego de que las gane y sea presidente del partido, vamos a discutirlo."
Algunos analistas sostienen que esa declaración le da margen de maniobra para asumir él mismo o propiciar otro presidente para la UMNO.
Otro peligro al acecho es el ex ministro de Finanzas Tengku Razaleigh Hamzah, quien ya declaró que podría ser candidato a la presidencia del partido.
"Creo que tengo posibilidades, aun si Badawi se presenta, porque la gente de adentro y de afuera de la UMNO me apoya", declaró el 27 de septiembre.
Pero esa tendría que ser una orden de arriba, según algunos analistas, porque carece de apoyo de las bases dentro del partido.
Najib resultó implicado en el asesinato de un ciudadano mongol, acusación del popular sitio de noticias Malaysia Today que, por otra parte, él niega con vehemencia.
El mes pasado, uno de sus mayores críticos, Raja Petra Kamarudin, de Malaysia Today, fue detenido sin ser conducido a juez, de acuerdo con la represiva Ley de Seguridad Interna. Esta semana también afronta un juicio por sedición a raíz de un artículo periodístico vinculado con el asesinato.
La reforma prevista por Badawi no incluye revocar esa norma. Pero la oposición se comprometió a derogarla si llega al gobierno.
El propio Zaid renunció a su cargo en protesta por el uso de esa norma contra Kamaruddin y otras dos figuras públicas, un político y un periodista.
Activistas de la sociedad civil están preocupados de que el ascenso de Najib marque el comienzo de un periodo de mayor autoritarismo y el regreso de algunas personalidades de la vieja guardia.
El propio Mohamad dejó en claro que a la vieja guardia no le gustaron las ideas de Zaid.
"Al parecer, sin molestarse en consultar al resto del gabinete ni al primer ministro, propuso públicamente reformas legales y judiciales", escribió Mohamad en su blog.
"Propuso que los jueces debían ser designados por un panel integrado por varios miembros del Colegio de Abogados. Y no le pareció extraño que los integrantes de ese órgano deban enfrentarse en el cumplimiento de su tarea con los mismos jueces que nombraron", añadió.
La consagración real de la independencia del Poder Judicial podría tener grandes consecuencias sobre la prolongada hegemonía de la UMNO.
Mientras, se proponen todo tipo de combinaciones y alianzas políticas, incluida la posibilidad de un "gobierno de unidad", sugerida por Razaleigh.
Por ahora, la atención se concentra en la reapertura de la actividad parlamentaria el próximo lunes para evaluar si Ibrahim tiene posibilidades, o no, de presentar una moción de censura contra Badawi.