La anunciada renuncia del primer ministro malasio Abdullah Badawi, prevista para marzo de 2009, amenaza con restaurar el estilo autoritario de gobierno que desarrolló durante 22 años su antecesor, Mahathir Mohamad, quien podría regresar a escena.
Abdullah cederá el poder al actual viceprimer ministro, Najib Razak, quien "es una copia idéntica de Mahathir", según un diplomático europeo que pidió no revelar su nombre.
"Tememos que su acceso al poder implique un posible retorno a la intolerancia frente al disenso y las restricciones a la oposición", agregó.
Najib es economista y tiene amplia experiencia en la política y funciones de gobierno, aunque ha estado siempre a la sombra de Mahathir y Abdullah.
Sus opiniones en materia de derechos humanos y la oposición política son relativamente desconocidas.
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Algunos analistas consideran que su ascenso al poder también podría significar un retorno de Mahathir al centro de la escena política, probablemente con un cargo de asesor.
"Aplaudo el alejamiento de Abdullah y estoy listo para asesorar al nuevo gobierno", declaró Mahathir a la prensa.
Abdullah, quien no concretó las reformas que prometió en la campaña electoral de 2004, dijo que implementaría tres de ellas antes de abandonar el cargo en marzo. Pero la sociedad civil no muestra mucho entusiasmo.
El primer ministro advirtió que no derogaría la severa ley de seguridad interna, que permite mantener a personas detenidas sin someterlas a juicio, pero dijo que formaría una comisión independiente para seleccionar a los magistrados, junto con otras dos, para controlar los abusos de la policía y supervisar la actividad de la agencia anticorrupción.
"Debe implementar estas reformas en el poco tiempo que le queda. Si lo hace con seriedad, cooperaremos con él, dejará un legado permanente y será bien recordado", dijo a IPS Lim Kit, un veterano legislador opositor.
"Aunque la mayoría del público da la bienvenida a Najib, también ve con tristeza el alejamiento de Abdullah", señaló a IPS Ramón Navaratnam, presidente del capítulo malasio de la organización anticorrupción Transparencia Internacional.
Sin embargo, "postergó las reformas, no actuó con decisión y esto le creó problemas con la gente", agregó.
Aunque la decisión de Abdullah de alejarse permitió superar la batalla por la sucesión en la oficialista Organización Nacional de Malayos Unidos (ONMU), es improbable que ponga fin al enfrentamiento político entre el gobierno y una resurgente oposición, liderada por el ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim.
Los analistas políticos consideran que la tensión aumentará cuando Najib asuma la jefatura del gobierno, ya que es un viejo rival de Anwar.
"Abdullah será recordado como un hombre agradable que no tenía el talento o la iniciativa para gobernar", dijo el editor de un diario que pidió no revelar su nombre. "Trató de complacer a todos pero nadie quedó conforme."
Najib tenía 22 años cuando ingresó a la política en 1976 tras la muerte de su padre, el respetado ex primer ministro Abdul Razak. Dos años más tarde se convirtió en el ministro más joven en la historia del país.
Pero su posición se vio deteriorada en 2006, por su vinculación con el asesinato de una mujer con la que supuestamente había tenido un romance. Anwar también lo acusó de recibir sobornos a cambio de la aprobación de contratos de defensa.
Najib negó ambas acusaciones y juró sobre el Corán que jamás había conocido a la mujer, Altantuya Shaariibuu, una ex modelo, quien fue asesinada con el poderoso explosivo plástico C4.
Anwar declaró que si Najib se convierte en primer ministro será un "desastre" para Malasia. "No ha dado ninguna indicación sobre su compromiso con la reforma judicial y la lucha contra la corrupción. Estos son temas que preocupan profundamente al pueblo malayo", agregó.
"La gente teme que con Najib en el poder se restrinjan las libertades democráticas y se extienda la aplicación de la ley de seguridad interna", dijo Anwar, quien también se refirió a "interrogantes sin respuesta" en el caso de los contratos de defensa y el asesinato de la ex modelo.
"Najib llega al poder en tiempos difíciles para Malasia, con agitación tanto en el campo político como económico", advirtió Navaratnam. "Tiene experiencia y el apoyo de la ONMU, pero su desempeño como líder nacional se verá afectado si no se aclara la controversia en torno al asesinato de la mujer."
Diplomáticos extranjeros señalan que las tareas prioritarias para Najib serán apuntalar la tambaleante economía, dar garantías a los inversores extranjeros y reducir las tensiones étnicas.