El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, viajará a Moscú la semana próxima para participar de conversaciones sobre el programa nuclear de Irán, en momentos en que Estados Unidos se muestra poco entusiasta sobre un eventual ataque israelí contra instalaciones atómicas iraníes.
Desde la última visita del presidente estadounidense George W. Bush a Israel en mayo, con motivo del 60 aniversario del Estado judío, han habido informes de que Washington se aferra a su política de sanciones a Teherán y que, por ahora, Israel no tiene luz verde para atacar territorio iraní.
Informes periodísticos de hace unos dos meses indican que Estados Unidos habría rechazado un pedido de armas por parte de Israel que hubiera incrementado su capacidad para lanzar un ataque contra instalaciones nucleares iraníes.
El mes pasado, el periódico israelí Haaretz informó que el paquete de ayuda en materia de seguridad incluía "un gran número de bombas destructoras de búnkers, permiso para usar un corredor aéreo a Irán, un sistema tecnológico avanzado y aviones de recarga de combustible".
El periódico británico The Guardian citó a funcionarios europeos señalando que Estados Unidos había rechazado a comienzos de este mes un pedido de autorización de parte de Israel para atacar sitios atómicos de Irán.
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El informe citó "altas fuentes diplomáticas europeas", señalando que "Israel dio serios indicios esta primavera (boreal) de querer lanzar un ataque militar contra los sitios nucleares de Irán, pero el presidente George W. Bush le dijo que no lo apoyaría y no iba a revisar su posición el resto de su presidencia".
La decisión de Washington, señaló el informe, se basó en el temor de que Israel no sería capaz de dañar lo suficiente las instalaciones atómicas iraníes, que están bien diseminadas y protegidas, y de que una eventual represalia de Teherán "probablemente incluiría una ola de ataques contra militares y otro personal estadounidense en Iraq y Afganistán, así como contra los barcos en el Golfo Pérsico".
Tanto Estados Unidos como Israel creen que el objetivo del programa iraní es fabricar armas atómicas, pero Teherán asegura que tiene puramente fines pacíficos, como la generación de energía. Cuando son consultados sobre su política hacia Irán, los líderes israelíes por lo general responden que todas las opciones están sobre la mesa, en clara referencia a la militar.
Pero, sin consentimiento de Estados Unidos, es poco probable que Israel lance un ataque, señaló el analista Ephraim Kam, vicepresidente del Instituto para Estudios de Seguridad Nacional, con sede en Tel Aviv. Sin embargo, el gobierno estadounidense debe ofrecerle una alternativa al israelí.
"Algunos han mencionado la posibilidad de un tratado de defensa" estadounidense-israelí, dijo a IPS.
"Necesitamos una clara declaración de que cualquier ofensiva contra Israel será considerado un ataque contra Estados Unidos, que Washington responderá con armas nucleares contra Irán. Éste sería un importante disuasivo", afirmó.
Ha habido mucha especulación sobre en qué punto Irán se convierte en un estado con capacidad nuclear. A comienzos de esta semana, David Kay, a cargo del equipo estadounidense que buscó armas de destrucción masiva en Iraq, dijo que Teherán estaba a entre dos y cinco años para obtener la capacidad de fabricar una bomba atómica.
Según Kam, quien fue coronel en la división de Investigación de la Inteligencia Militar de Israel, el criterio exacto para determinar si Irán es un estado nuclear "se mueve todo el tiempo". Esto se debe a una combinación de "falta de información de inteligencia, y a que quizás el calendario iraní está cambiando porque afrontan muchas dificultades técnicas".
Pero para un eventual ataque israelí hay otras consideraciones además del punto exacto en el que Irán se convierte en un estado nuclear, como si Teherán recibirá un sistema de defensa aérea que solicitó a Rusia. "Esto haría mucho más difícil y costoso atacar los sitios" nucleares, dijo Kam.
El experto no descarta la posibilidad de que Israel finalmente deba aceptar convivir con un Irán nuclear. Si eso sucede, "estaremos viviendo bajo una amenaza más grave, pero ¿usará la bomba Irán contra Israel? Lógicamente, no lo hará".
Israel posee una gran capacidad de respuesta. Millones de iraníes, dijo Kam, morirían en un contraataque israelí. "Ni siquiera un régimen fundamentalista como el de Irán" perdería vista este potencial, señaló.
No obstante, no hay garantías. "Mi preocupación es que no tenemos ningún diálogo con Irán. Cuando se tiene a dos actores nucleares que no se hablan entre sí, puede haber errores de cálculos. Ésta es una receta para el deterioro, para la escalada sin control", alertó.