GEORGIA-RUSIA: Ginebra aloja ardua negociación

El conflicto que en agosto derivó en una guerra entre Rusia y Georgia ingresa desde esta semana en una etapa de negociaciones diplomáticas que ya se anticipan arduas y prolongadas.

Como ocurre siempre al comienzo de cada negociación, las posiciones van a ser muy firmes en ambos bandos y por tanto no habrá resultados concretos a corto plazo, pronosticó el jurista Marcelo Kohen, del Instituto de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra, conocido como The Graduate Institute.

Fuerzas militares rusas y georgianas libraron combates entre el 8 y el 12 de agosto, en un enfrentamiento causado en principio por los propósitos secesionistas de Abjasia y Osetia del Sur, dos territorios bajo jurisdicción original de Georgia.

Sin embargo, la disputa reconoce otros motivos de alcance internacional, como la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) hasta las fronteras de Rusia y algunos aspectos del equilibrio militar en el continente europeo, según observan expertos.

Las acciones bélicas en la región concluyeron el 12 de agosto, cuando el presidente ruso Dimitri Medvedev declaró el fin de los combates, tras los acuerdos firmados con el jefe de Estado francés Nicolas Sarkozy, que preside en este semestre la Unión Europea (UE).
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Las negociaciones, promovidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la UE y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) se desarrollan desde este miércoles en Ginebra.

Además de Rusia y Georgia, también se sumarán representantes de Estados Unidos. La delegación rusa ya ha hecho saber que insistirá en la participación de delegados de Abjasia y Osetia del Sur, los dos territorios que declararon en forma unilateral su independencia de Georgia y fueron reconocidos por Moscú el 25 de agosto.

La primera jornada de negociaciones se dedicará a una sesión plenaria de todas las partes, que luego se dividirán en dos grupos de trabajo para discutir sobre seguridad y estabilidad en la región, y sobre la situación de desplazados y refugiados.

Se espera que en una sesión plenaria de clausura se establezca un calendario para la continuación del proceso de negociación. "Creo que todavía falta mucho para que pueda llegarse a una solución", dijo Kohen a IPS.

El jurista trazó un paralelo entre el caso de Abjasia y Osetia del Sur y la independencia unilateral de la meridional provincia serbia de Kosovo, declarada el 17 de febrero de este año y reconocida por gran parte de las naciones occidentales.

Algunos elementos, como el recurso de la fuerza por parte de Rusia y Georgia y los argumentos de Moscú para justificar el reconocimiento de la independencia, al denunciar una supuesta limpieza étnica e incluso genocidio supuestamente perpetrado por Tiflis, se asemejan a las acusaciones que se cruzaban Belgrado y Pristina.

Kohen sostiene que en la proclamación de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur hay un atentado a la integridad territorial de Georgia y una falsa invocación del principio de autodeterminación.

"Dije lo mismo en el caso de Kosovo y ahora vale también para los dos territorios en disputa", reafirmó.

Con la desmembración de la Unión Soviética, en diciembre de 1991, los nuevos estados declararon el respeto a las fronteras existentes en ese momento, incluidas las de Georgia, que entonces abarcaban los territorios de Abjasia y Osetia del Sur, recordó el experto.

Los dos estados declarados independientes han sido reconocidos hasta ahora por Rusia y Nicaragua. Pero el reconocimiento no es un criterio determinante para saber si se está ante la presencia de un nuevo Estado, ya sean dos o 48, la cantidad de reconocimientos obtenido por Kosovo. "Ese dato no cambia el principio", dijo Kohen.

El jurista comentó a IPS que la comunidad internacional debe seguir con atención dos cuestiones que se debaten en la escena jurídica internacional.

Por un lado, se espera que la Corte Internacional de Justicia se pronuncie este miércoles sobre unas medidas preventivas demandadas por Georgia para determinar si durante los recientes episodios, Rusia violó cláusulas de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial.

Es la única base jurídica que Georgia ha encontrado para presentarse ante la Corte. El alto cuerpo, con sede en La Haya, no se pronunciará sobre la integridad territorial ni la autodeterminación, explicó Kohen.

El otro caso, iniciado la semana pasada, es la solicitud de la Asamblea General de la ONU al mismo tribunal, para que emita una opinión consultiva sobre la declaración unilateral de independencia de Kosovo. La cuestión es saber si esa declaración se adecua al derecho internacional, precisó Kohen.

Los dos elementos jurídicos están bien separados y no guardan relación desde el punto de vista procesal. Sin embargo, lo que diga la Corte esta semana puede insinuar lo que podrá dictaminar el año próximo cuando responda al pedido de opinión consultiva cursado por la ONU.

Lo que diga la Corte el año próximo sobre Kosovo tendrá no sólo repercusiones en Abjasia y Osetia del Sur, sino también en todas las regiones del mundo donde hay movimientos separatistas, previno Kohen.

Con relación a la demanda rusa de incluir a delegados abjasios y osetios en las negociaciones de Ginebra, Kohen estimó que esos grupos no constituyen pueblos en un sentido legal ni tampoco tienen subjetividad jurídica internacional.

Sin embargo, Georgia ha estado negociando con ellos en los últimos años y han llegado a firmar acuerdos de cese del fuego. "Si Georgia pretende negociar con alguien que tenga cierto peso en el terreno, tendrá que aceptar a esos delegados", estimó Kohen.

Otro estudioso de The Graduate Institute, André Liebich, resaltó que las negociaciones de Ginebra tendrán en primer plano el examen de la situación de los refugiados, "no solamente de los georgianos, sino también de los abjasios, mucho más numerosos y expulsados con gran antelación", dijo a IPS.

Liebich opinó que el presidente de Georgia, Mijaíl Saakashvili, es considerado un protegido de Occidente. El mandatario creía contar con apoyo del poderío de Estados Unidos, dijo.

Una de las versiones escuchadas en estas semanas indica que Saakashvili entendió que debía hacer algo antes de que el candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, el senador Barack Obama, llegara a la Casa Blanca, mencionó Liebich.

Obama no apoyaría un intervencionismo mientras que el presidente saliente, George W. Bush, se haría el distraído ante esa acción militar. Por eso, debió de existir alguna clase de presión para precipitar el conflicto bélico de agosto, sostuvo Liebich.

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