ECONOMÍA: Países pobres sin paraguas ante la crisis

La peor crisis bursátil desde la iniciada en 1929 domina el ambiente financiero en Estados Unidos. Pero los pobres del mundo rara vez figuran entre las preocupaciones de tanta deliberación.

Crédito: NYSE
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Y esto es así a pesar de que la crisis amenaza a cada vez más países pobres, por lo que contenerla es una prioridad con la que éstos coinciden.

Los avances arduamente alcanzados por los países en desarrollo en los últimos años corren riesgo de revertirse por la persistente y perniciosa crisis financiera desatada desde Estados Unidos, advirtió el ministro de Finanzas de Sierra Leona, David Carew.

Su par de Kenia, John Michuki, reclamó aumentar la asistencia como compensación por los perjuicios que sufren los países en desarrollo a causa de una crisis de la que no son responsables.

Michuki luego sugirió que los gobiernos de las naciones ricas deben ser llamados a la responsabilidad por su regulación "delincuente" de las instituciones financieras. "¿Quién compensará a los países inocentes que sufrirán con esta debacle?", se preguntó.
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"En el frente político, el mundo impone sanciones a los países que parecen delincuentes. ¿Hay algo más serio en el mundo que la crisis con la que nos enfrentamos hoy?", alertó.

Otro ministro de Finanzas, Eximí Menye, de Camerún, advirtió que el presupuesto de asistencia oficial, mucho menor que los compromisos asumidos por los donantes, se cortará aun más a medida que aumente el peso del rescate de los bancos y de la atención a la recesión sobre los fondos públicos de las naciones ricas.

"Al principio, uno se queda con el paraguas antes de dárselo a quien está al lado", dijo Menye a la prensa en la reunión anual conjunta del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), realizada en Washington del 11 al 13 de este mes.

"La población de los países avanzados tiene problemas a causa de los crisis. Esos países no correrán a la sabana africana para ayudarnos", ironizó.

Organizaciones humanitarias internacionales están presionando a los gobiernos de los países ricos para que hagan eso, precisamente.

"Unos 1,8 billones de dólares se encontraron en cuestión de semanas para rescatar a los banqueros de inversión. Es escandaloso que los pueblos más pobres del mundo, que sufren todos los días por el encarecimiento del combustible y de los alimentos, aún estén esperando por su paquete de rescate", dijo Shefali Sharma, de ActionAid.

La asistencia agrícola de los países ricos, por ejemplo, cayó a 3.900 millones de dólares anuales, una pequeña porción de los 30.000 millones que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se requieren para que los países en desarrollo alcancen la seguridad alimentaria, calculó ActionAid.

La crisis alimentaria mundial empujó a 100 millones de personas más a la pobreza, lo que elevó el contingente de hambrientos del mundo 1.000 millones, es decir, uno de cada seis pobladores del mundo.

La organización humanitaria Oxfam Internacional advirtió que los gobiernos de Francia, Italia y España parecían determinados a congelar sus presupuestos de ayuda a los países en desarrollo, y reclamó que, en cambio, implementen un "rescate de asistencia".

Si los donantes reducen 25 por ciento sus presupuestos de asistencia, como lo hicieron con la recesión mundial de los años 90, implicaría un recorte de más de 25.000 millones de dólares, suficiente para privar de acceso a la salud a más de 700 millones de personas, según Oxfam.

Además, el presupuesto de asistencia directa al desarrollo como proporción del producto nacional bruto de los donantes se reduciría a 0,28 por ciento, muy por debajo del 0,7 por ciento reiteradamente prometido desde los años 70.

Aunque la economía mundial no se encuentra en el umbral de la recesión, como afirma el FMI, hasta 100 millones de personas corren riesgo de convertirse en pobres por el encarecimiento de alimentos y combustibles, según el Banco Mundial.

"El gran aumento de precios de los alimentos y de la energía, y la inflación asociada, suponen grandes desafíos políticos para la mayoría de los países, que se complica" por la crisis financiera, indica un informe presentado por el Comité de Desarrollo, que asesora a ambas instituciones.

Algunos mercados emergentes y de países en desarrollo ya acusaron el golpe: se enfrentan con un reflujo de capitales, mayores gastos, dificultades para obtener crédito y caída de la demanda de sus exportaciones hacia el mundo industrializado.

Los sistemas bancarios de los países más pobres sufrirán mayor tensión si la crisis persiste y se profundiza, dijo el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.

Ministros de Finanzas del Grupo de los 24 (G-24), que representa al Sur en desarrollo en los organismos financieros multilaterales, volvieron a demandar al FMI un mayor control y supervisión de las economías de los países ricos, entre ellos Estados Unidos.

Además, reclamaron al FMI y al Banco Mundial dinero suficiente para que las naciones pobres se resguarden de la tormenta.

El keniata Michuki fustigó al FMI por no pronosticar las consecuencias que tendría la falta de regulación en los mercados financieros estadounidenses y la burbuja bursátil así formada.

"Algunos de nosotros estamos muy preocupados porque la vigilancia que debió haber desarrollado el FMI sobre los mercados pareció no aplicarse", se lamentó Michuki.

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