Los consumidores de Estados Unidos no están dispuestos a gastar, y hay que tomar medidas para que eso cambie, coincidieron esta semana el gobierno del presidente George W. Bush y el Congreso legislativo.
Indicadores económicos difundidos el jueves revelan que el producto interno bruto creció entre julio y septiembre apenas 0,3 por ciento, el peor resultado en siete años, básicamente porque el público y las empresas redujeron su gasto.
Se trata de algo que debía esperarse, dijo Nouriel Roubini, profesor de economía de la Universidad de Nueva York al hablar ante una comisión parlamentaria.
"Los consumidores se encuentran bajo una gran presión", agregó, ya que temen perder sus empleos y están pagando altas cuotas por los créditos hipotecarios que asumieron.
"La ausencia de medidas de alivio de la deuda para los hogares es la razón por la cual la crisis financiera se vuelve más grave y se profundiza la recesión económica", afirmó.
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Roubini sostiene que Estados Unidos está en recesión desde enero de 2008 y que la contracción económica se mantendrá por otros 18 o 24 meses.
"Puede ser la recesión más severa experimentada por el país en muchas décadas", advirtió. Las estadísticas oficiales también señalan un aumento del desempleo.
En un intento de reanimar la economía, la Reserva Federal (banco central) redujo el miércoles en un punto porcentual la tasa de cobra por los préstamos que otorga a los bancos.
Aunque muchas empresas se encuentran en situación difícil, la petrolera Exxon Mobil anunció que sus ganancias durante el verano (boreal) se incrementaron 58 por ciento.
Ed Lazear, jefe del Consejo de Asesores Económicos del presidente Bush dijo que el gobierno mantiene su decisión de destinar 700.000 millones de dólares para rescatar a instituciones financieras con el fin de reactivar la economía.
Advirtió, sin embargo, que "tomará un tiempo", aunque se declaró confiado en que se están dando pasos en la dirección correcta.
Se estima que el gobierno usará 50.000 de esos 700.000 millones de dólares para reducir el número de ejecuciones hipotecarias, actuando como garante de algunos préstamos si las instituciones financieras aceptan reducir la tasa de interés que cobran por esos créditos.
Sheila Bair, presidenta de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos, presentó esa propuesta a Bush.
"Hay millones de personas que corren el riesgo de perder sus casas. Trabajan y pagan sus impuestos. Hay una relación directa entre esas personas y la crisis global. No pueden hacer frente a sus hipotecas", afirmó.
"Todos coinciden ahora en que se debe hacer algo más respecto de los propietarios de viviendas. Un nuevo programa tiene que ofrecer incentivos a los prestamistas para que modifiquen las condiciones de los créditos", agregó Bair.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Dana Perino, declinó hacer comentarios sobre esa propuesta. Dijo que el plan de rescate de instituciones financieras de 700.000 millones de dólares también está diseñado para auxiliar a los consumidores y las pequeñas empresas.
"No estamos en posición de anunciar nada inminente. Estamos analizando las diferentes opciones", declaró.
En las últimas semanas, tanto el Senado como la Cámara de Representantes (diputados) realizaron numerosas audiencias centralizadas en la necesidad de aumentar el gasto destinado a la creación de empleos y programas sociales.
Aunque un plan fue aprobado en la cámara baja fue rechazado en el Senado, por falta de apoyo de los legisladores del oficialista Partido Republicano.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, del opositor Partido Demócrata, pidió al oficialismo que reconsidere ese plan.
"Crea y preserva el empleo a través de la reconstrucción de la infraestructura del país para el crecimiento económico a largo plazo, amplía el seguro de desempleo, expande la ayuda alimentaria y ayuda a los estados que tienen problemas presupuestarios a atender las necesidades de salud y educación de millones de ciudadanos", dijo Pelosi.
Pero no es seguro que los republicanos modifiquen su posición.
El diputado oficialista Kevin Brady se mostró escéptico sobre la idea de los demócratas de gastar miles de millones de dólares.
"Me pregunto si es bueno para la economía", declaró. El senador oficialista Sam Brownback también se opone férreamente a incrementar el gasto.
Por su parte, el economista Richard Vedder, profesor visitante del neoconservador Instituto Estadounidense de la Empresa, señaló que las rebajas de impuestos son más efectivas para reactivar la economía.
Argumentó que construir puentes y carreteras no estimula la actividad en el corto plazo, ya que demandan cuatro o más años. Por otra parte, no considera que la economía esté en recesión.
Roubini recomendó que el Congreso legislativo autorice un gasto de 400.000 millones de dólares en carreteras, fuentes de energía alternativas, cupones de comida y otros programas.
"Debe hacerse de inmediato. Dentro de tres meses el colapso del gasto de los consumidores será tan agudo que será difícil aplicar medidas de auxilio", aseguró.