El candidato a la presidencia de Estados Unidos por el opositor Partido Demócrata, Barack Obama, goza de una extraordinaria popularidad en China, según una encuesta realizada a través de Internet.
Beijing ha tenido tradicionalmente sólidas relaciones con las administraciones del hoy gobernante Partido Republicano. De hecho, fue el ex presidente Richard Nixon (1969-1974) quien descongeló las relaciones entre Estados Unidos y el régimen comunista chino en 1972.
Nixon realizó un histórico viaje a la capital china para entrevistarse con el entonces líder de la revolución, Mao Zedong (1893-1976).
La encuesta, realizada por la Embajada de Estados Unidos en el sitio de Internet del diario en inglés China Daily, mostró que 75 por ciento de los internautas chinos que participaron prefirieron a Obama ante su rival republicano, John McCain.
"Quizás a causa de su edad, energía e incluso su contextura física, que encarnan el 'sueño americano', resultan más atractivas para los chinos", declaró a China Daily Song Zhiyuan, quien analizó los resultados del sondeo.
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"Ningún líder chino es tan joven. Obama es atractivo porque no es convencional y tiene un pensamiento más moderno. Incluso utilizó el correo electrónico para desarrollar su campaña electoral", dijo Rebecca Zhu, una empleada bancaria de 29 años de edad.
La prensa china está inundada de comentarios que, en caso de triunfar el candidato demócrata, Estados Unidos tendrá un gobierno más sensible, lejano en estilo al del actual presidente, George W. Bush.
Washington, según la opinión predominante en China, intenta imponer al mundo sus valores occidentales, pero eso cambiará si llega a la presidencia un descendiente de africanos como Obama.
"Muchos creen que por ese motivo Obama estará más dispuesto que McCain a tomar en cuenta los intereses de otras naciones", afirmó Shi Yinhong, experto en relaciones internacionales de la Universidad Renmin.
"Pero lo más importante para China es que él podría mostrarse más proclive a considerar nuestras preocupaciones respecto de Taiwan", agregó.
McCain ha adoptado una posición dura en materia de seguridad nacional, prometiendo crear "un poder militar fuerte en un mundo peligroso". Su idea de enviar más tropas a Iraq no ha sido bien recibida en Beijing.
China se opone fuertemente a las ventas de armas estadounidenses a Taiwán, a la que las autoridades en Beijing no reconocen como país independiente y consideran una "provincia renegada".
Aunque tanto Obama como McCain han apoyado la venta de armas a Taipei por valor de 6.460 millones de dólares, el candidato republicano señaló que si llega a ser presidente también accederá a los pedidos de Taiwán para obtener submarinos y los avanzados aviones caza F-16.
Con independencia de este espinoso asunto, las autoridades chinas se sienten seguras de que, con independencia del triunfador en las elecciones presidenciales del 4 de noviembre en Estados Unidos, las relaciones bilaterales se profundizarán en los próximos cuatro años.
Una victoria de McCain podría ofrecer un escenario más predecible a Beijing, acostumbrada a tratar con presidentes republicanos para beneficio mutuo.
Bush, quien tomó como bandera asegurar la libertad de pueblos que viven bajo regímenes opresivos, ha mantenido relaciones sorprendentemente cálidas con China, a la que una vez calificó como "un competidor estratégico".
A la histórica visita de Nixon en 1972 se sumó la del ex presidente Ronald Reagan (1981-1989) en 1984, la primera que realizó a un país comunista en medio de la Guerra Fría contra la disuelta Unión Soviética.
El ex presidente George Bush (1989-1993) apoyó la renovación del estatus de China como socio comercial preferencial poco después de la masacre de la plaza Tienanmen de Beijing en 1989, cuando el ejército reprimió brutalmente un movimiento disidente.
"No se trata de que China 'ame' más a los republicanos. Existen objetivos comunes que nos unen a ellos. Nixon y Reagan usaron a Beijing como una carta para contrarrestar la amenaza de Moscú. Bush nos necesita para combatir al terrorismo", dijo Guo Xianggang, del Instituto de Estudios Internacionales, que forma parte del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
Las autoridades de Beijing ya se han habituado a la dura retórica contra los regímenes autoritarios en las campañas presidenciales estadounidenses, que rápidamente dan paso a un enfoque más pragmático una vez que uno de los candidatos accede a la Casa Blanca.
"Nuestras relaciones bilaterales están más allá de los discursos electoralistas", dijo Guo.
El ex presidente Bill Clinton (1993-2001) ofreció un ejemplo de este cambio del terreno del discurso a la política real.
Tras denunciar a su antecesor Bush padre por tener buenas relaciones con "envejecidos líderes que desprecian la democracia y los derechos humanos", una vez elegido decidió que usar sanciones comerciales para promover los derechos humanos sería "contraproducente".
Tras visitar China en 1998, Clinton se convirtió en uno de los presidentes estadounidenses más populares entre los ciudadanos comunes, aunque ese lugar de privilegio aparece ahora amenazado por el atractivo que ejerce Obama en la población de este país.
"Este hecho simplemente demuestra la forma en que los jóvenes chinos siguen la opinión popular en Estados Unidos", comentó Shi. "Dos meses atrás, la misma encuesta hubiera mostrado un resultado diferente. Pero la crisis financiera internacional ha cambiado completamente el escenario. McCain aparece en el campo perdedor."
Pero la opción no es tan clara como parece. Las críticas de Obama a la política comercial china y su demanda de que Beijing "juegue de acuerdo a las reglas internacionales" han irritado a las autoridades locales, quienes temen que un presidente demócrata cuestione su pobre historial en materia de derechos humanos.
Obama ha amenazado con imponer sanciones comerciales a Beijing por sus violaciones a las leyes de propiedad intelectual y su manipulación del tipo de cambio, causa fundamental de los enormes excedentes en el balance comercial de China.