Tras décadas de enfrentamientos e intransigencia en su disputa por Cachemira, India y Pakistán apuestan al comercio en ese territorio como forma de promover el proceso de paz.
El martes, el jefe de gobierno de la Cachemira Pakistaní (o Azad Cachemira), Sardar Atique Khan, liberó una paloma blanca como señal para reanudar el comercio con el estado indio de Jammu y Cachemira a través de la vieja ruta del valle de Jhelum, cortada desde hace seis décadas.
Por su parte, el gobernador de Jammu y Cachemira, N. N. Vohra, envió un convoy de camiones con mercancías y se mostró esperanzado en que el comercio pueda contribuir a la prosperidad económica y a la paz en esta región que sufrió más de 60 años de conflictos armados.
Es significativo para los analistas que el convoy haya sido despachado tan sólo un mes después del anuncio del reinicio de las relaciones comerciales en esta región, hecho por el primer ministro indio Manmohan Singh y el presidente pakistaní Asif Ali Zardari en el marco de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.
El anuncio coincidió con manifestaciones favorables a la reapertura de la ruta del valle de Jhelum, que divide Cachemira, del lado indio.
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Más de 40 personas murieron y cientos más resultaron heridas durante una marcha en la que participaron comerciantes y líderes políticos locales por la Línea de Control, que separa ambos lados.
Singh y Zardari también se comprometieron a reanudar el comercio entre los Punjab y entre la provincia pakistaní de Sindh y los estados indios de Rajasthan y Gujarat, tras una interrupción de 43 años.
La reapertura de la ruta del valle de Jhelum es un anhelo de los cachemires de larga data, pero fueron las protestas, motivadas por un bloqueo económico al valle de Cachemira dispuesto por la población de Jammu, dominada por hindúes, lo que parece haber apurado el proceso.
"Estoy realmente muy contento. La historia se repite y las cuestiones antinaturales tienen que volver a su forma natural. Espero que no vuelvan a cambiar", dijo a IPS el comerciante Attauallah Haider.
Los cachemires, y en especial los comerciantes, temen que sus gobiernos no habiliten el comercio ni la posibilidad de ir de un lado a otro como ellos quieren.
"Sólo hay 21 productos en la lista de bienes que se pueden comerciar y todavía no existe la infraestructura para facilitar el proceso", señaló Mubeen Shah, presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Cachemira.
"Por ahora, el comercio es simbólico, pero esperamos que se amplíe la cantidad de productos y la frecuencia del intercambio", señaló.
Coincidió con él Zulfikar Abbasi, quien encabezó un equipo de 19 comerciantes desde la Cachemira pakistaní a Srinagar para discutir el asunto de la reanudación del comercio.
Abbasi también pidió rehabilitar las líneas telefónicas y el servicio de correo postal entre ambas partes. "Es imposible pensar en un intercambio comercial sin teléfonos", señaló durante su visita a la Cachemira india.
Los cachemires de India no pueden hacer llamadas a sus vecinos pakistaníes desde 1989, prohibidas por Nueva Delhi a raíz de un levantamiento armado en su contra. India acusó a Pakistán de fomentar disturbios en su estado.
Muchos analistas creen que el comercio y la posibilidad de ir de un lado a otro es central para crear una confianza que tenga resultados positivos en el terreno.
"El libre desplazamiento de la gente, por motivos comerciales u otros, puede contribuir a resolver la crisis. Las medidas a medias no servirán", según el analista político Ved Bhasin.
"Tuvimos una mala experiencia con un servicio de autobuses que comenzó a funcionar el 7 de abril de 2005 entre ambas partes, pero sólo una cantidad limitada de personas con familias divididas pudieron utilizarlo. Si pasa lo mismo con el comercio, no servirá para nada", arguyó.
La ruta del valle de Jhelum era la única vía de comunicación entre Cachemira y Pakistán y los mercados de Asia central, antes de que el ex principado quedara dividido entre ambos países en 1948 como parte del plan de cese del fuego, cuando se independizaron el Imperio Británico.
Dos tercios del estado quedaron bajo control de India y el resto bajo el de Pakistán, lo que llevó al cierre de la ruta. En la actualidad, ambas Cachemiras están divididas por un muro fortificado de 742 kilómetros a lo largo de la Línea de Control, rechazado por todos los cachemires.
"Queremos que se tiren todas las barreras, se libere el comercio y se permitan los viajes de un lado a otro, así como otro tipo de relaciones", señaló Mirwaiz Umar Farooq, líder de la Conferencia Hurriyat (libertad) de Todos los Partidos, un conglomerado de agrupaciones secesionistas.
India y Pakistán libraron tres batallas totales en un intento por lograr el control de toda Cachemira, pero se dieron cuenta rápido de la realidad, que ambos tienen bomba atómica.
Desde 2004, ambos países llevan adelante un proceso de paz tendiente a resolver sus diferencias, incluida la cuestión de un estatus definitivo para Cachemira.
Pero desde hace varios meses, el proceso parece haberse estancado, en parte por los problemas políticos internos de Pakistán, que desde febrero tiene un presidente civil tras más de ocho años de gobierno militar.
La reapertura de la ruta comercial es considerada una señal de la reanudación del proceso de paz.
"Mandamos al otro lado la famosa manzana dulce de Cachemira. Eso endulzará las relaciones entre India y Pakistán", bromeó Ghulam Rasool Bhat, presidente de la Asociación de Productores de Frutas, con sede en Srinagar.
Los agricultores y los comerciantes de la Cachemira india esperan que con la reapertura de la ruta puedan acceder a los mercados de Asia central y otros hacia occidente, vía Pakistán.
Pero aún hay ciertos aspectos confusos como la cotización de la rupia pakistaní.
"Tenemos que usar el sistema de trueque, según el cual el valor de los productos se fija mediante las actuales tasas de cambio entre India y Pakistán. Todavía resta facilitar las transacciones monetarias", señaló.