Las políticas del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, difieren mucho de la opinión pública de su país en lo que respecta a América Latina, según una encuesta divulgada este viernes.
La firma encuestadora Zogby Internacional constató que la mayoría de los 2.700 votantes estadounidenses entrevistados postulan una revisión del conflictivo vínculo con Cuba y creen que la "guerra contra las drogas" ha sido un fracaso.
Por otra parte, la opinión pública se muestra dividida en torno de los trámites para la obtención de la ciudadanía de 12 millones de inmigrantes indocumentados.
Mayorías relativas están a favor de revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN-NAFTA), de incluir condiciones en materia de derechos humanos al convenio comercial con Colombia y de reducir los aranceles al etanol brasileño.
"Los resultados de la encuesta indican que la opinión pública estadounidense es, por lejos, más abierta y flexible en asuntos de importancia para el vínculo con América Latina" que el gobierno, dijo Peter Hakim, presidente de la organización con sede en Washington Diálogo Interamericano, que participó en la realización de la encuesta.
Entre los resultados más destacables del estudio figura la enorme insatisfacción de los encuestados por la "guerra contra las drogas", que determina la reclusión de millones de ciudadanos estadounidenses en la cárcel y tiñe la relación con algunos países latinoamericanos, en especial los principales productores de coca, como Colombia y Bolivia.
Tres cuartas partes de los entrevistados consideraron que la "guerra contra las drogas" es un fracaso. Fuertes mayorías manifestaron esa posición en todo sector social (religioso, político y regional) y franja etaria.
Consultados sobre si, tras la salida de Fidel Castro del gobierno, había llegado la hora de cambiar la política estadounidense hacia Cuba, casi seis de cada 10 encuestados contestaron afirmativamente.
Washington ha oscilado desde la Revolución Cubana, triunfante en 1959, entre periodos de liberalización y picos de tensión, el último de ellos durante el gobierno de Bush, que mantuvo un estricto embargo y restringió los viajes de los cubanoestadounidenses a la isla.
Pero al referirse a Cuba, los encuestados mostraron posiciones menos contundentes que cuando respondían preguntas sobre la campaña antidrogas.
Más de cuatro de cada cinco entrevistados identificados con el opositor Partido Demócrata coincidieron en que la política estadounidense hacia Cuba requiere cambios, opinión que compartieron apenas 35 por ciento de los simpatizantes del gobernante Partido Republicano, así como 60 por ciento de los que se definen como independientes.
También queda en evidencia un corte ideológico: 95 por ciento de los "progresistas", 76 por ciento de los "moderados", un tercio de los "conservadores" y 22 por ciento de los "muy conservadores" se pronunciaron a favor de cambios en la política hacia Cuba.
En general 68 por ciento de los entrevistados consideraron que se debía permitir a los estadounidenses viajar a Cuba (85 por ciento de los demócratas y 46 por ciento de los republicanos).
Sesenta por ciento de los encuestados afirmaron que el gobierno debía permitir a las empresas estadounidenses hacer negocios con Cuba, opinión rechazada por 44 por ciento de los republicanos.
La proporción del público que apoya cambios en la política cubana de Washington aumentó significativamente en el último año. En julio de 2007, Zogby constató que poco más de la mitad de sus entrevistados pensaban que sería conveniente levantar las restricciones a los viajes.
La encuesta "sugiere que la opinión pública podría ser irrelevante en decisiones sobre políticas de gran importancia para América Latina", observó Hakim, de Diálogo Interamericano.
Más relevantes son las opiniones "de pequeños grupos" pero con "sentimientos intensos", sostuvo, en referencia a la comunidad cubanoestadounidense en el sudoriental estado de Florida, con fuerte presencia anticastrista.
Del mismo modo, mientras se deteriora el vínculo con Venezuela —con la expulsión recíproca de embajadores—, una mayoría relativa de encuestados dijeron preferir el fortalecimiento de las relaciones diplomáticas con el gobierno del presidente Hugo Chávez, un gran crítico de las políticas de Bush.
Cuarenta y seis por ciento de los entrevistados compartió esa posición. Una cuarta parte, en cambio, se mostró favorable a cortar las importaciones venezolanas.
Consultados sobre el tratado de libre comercio con Colombia, cuya ratificación está pendiente en el Congreso legislativo estadounidense, más de un tercio de los encuestados dijeron que no conocían suficientemente el asunto como para contestar.
Poco más de la cuarta parte de los entrevistados postularon la introducción de cláusulas sobre derechos humanos, y 18 por ciento se pronunciaron por ratificarlo tal como fue firmado, sin cambios.
Poco menos de la mitad se manifestó en contra de reducir el impuesto de 54 centavos de dólar al galón de etanol brasileño, y una cuarta parte se opuso a la idea.