Las exportaciones fueron en los últimos cinco años el combustible central del crecimiento económico de América Latina y el Caribe, pero no se les sacó el provecho adecuado, según la Cepal. En 2009, el octanaje del comercio descenderá y el reto es aprender a explotarlo mejor.
"Se requiere mejorar el manejo y uso" de los ingresos por ventas externas para favorecer "la competitividad a largo plazo, la formación de recursos humanos y la diversificación exportadora", afirma el Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Caribe, presentado este lunes en México por la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Entre julio y mediados de octubre, los precios del trigo y del maíz cayeron 70 por ciento, el del petróleo 55 por ciento, y los del aluminio, el cobre, el níquel y el platino cerca de 50 por ciento. Esas caídas afectan a los países de la región.
"La reducción prevista de los precios de los productos básicos el último trimestre de 2008 es un hecho negativo para los países en desarrollo exportadores de materias primas como los de América Latina y el Caribe", indica el estudio.
Para la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, en estos momentos de crisis financiera internacional, de la que la región no es responsable, "la recesión (en Estados Unidos) aparece como algo inevitable".
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Los países latinoamericanos están mejor preparados para enfrentar los problemas en marcha, de los "que no sabemos si ya tocaron fondo", pero de todas maneras resultarán golpeados, aseveró.
En 2009, el sector externo puede "dejar de ser un factor de holgura para la región", luego de que sus exportaciones llegaron a crecer a ritmos incluso superiores a los del promedio mundial entre 2003 y 2007, advierte la Cepal.
El repunte de las ventas de la región alcanzó su punto más alto en 2005, con cerca de 12 por ciento anual. Este año la expansión exportadora será de 2,3 por ciento y para el año próximo se prevé un crecimiento incluso menor.
Pero los mejores términos de intercambio, el flujo positivo de financiamiento externo y la reducción del desempleo de 11 a 7,7 por ciento entre 2003 y 2006, entre otros factores registrados en la región, pudieron haber sido mejor aprovechados para enfrentar esta coyuntura, dijo Bárcena.
La agencia especializada de las Naciones Unidas recomienda afianzar los esquemas de integración y comercio regional, pues es el momento propicio para "actualizar la noción de regionalismo abierto, reforzando la complementariedad entre la integración a la economía mundial y los esquemas" de intercambio locales.
"Los esquemas de integración incorporan elementos de desarrollo y coordinación de políticas que no contemplan los acuerdos de libre comercio suscritos con socios de fuera de la región. Aunque allí radica la superioridad de la integración, exige un serio esfuerzo político y técnico, hasta ahora insuficiente", apunta el informe.
La Cepal exhortó a los países a considerar que "la integración no se agota en la dimensión comercial y que es necesario otorgar más relevancia a los aspectos sociales, sobre todo en un continente tan marcado por las desigualdades" sociales.
El comercio intrarregional viene en franco aumento desde 2003, cuando creció poco más de 15 por ciento. En 2007 su expansión fue de casi 20 por ciento. A diferencia de lo que sucede con las exportaciones al resto del mundo, en este intercambio no prevalecen los recursos naturales, sino los productos con valor agregado.
En un informe de 2007, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo señalaba que la integración regional fomenta las capacidades económicas de los países en desarrollo y los pone a competir con mayores posibilidades.
"Reforzar la integración regional es un camino natural para salir mejor parados de esta crisis. Es un buen momento para que la región latinoamericana imprima velocidad a sus procesos internos y así logre desmarcarse algo del entorno mundial", dijo a IPS el especialista en comercio Teodoro Álvarez, de la Universidad Nacional Autónoma de México.
"No se puede seguir anclado como México en una gran dependencia del mercado estadounidense, es necesario ver hacia adentro de la región, donde hay la gran ventaja de tener economías relativamente sanas", opinó Álvarez en referencia al peso que tiene en la economía mexicana el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con Estados Unidos y Canadá.
En su informe, la Cepal exhorta a los países de la región a diseñar estrategias comerciales más activas frente a todos los mercados, pero especialmente con los asiáticos.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos nacionales para enfrentar la crisis internacional, los efectos negativos serán inevitables, sostiene la Cepal. El escenario más probable es que en 2009 la región registre un crecimiento económico inferior a tres por ciento, frente al promedio de cinco por ciento del período 2003-2007. "No es posible descartar que el impacto de esta crisis sea considerable pero, sin duda alguna", habría sido "aun mayor" en ausencia de las reformas financieras adoptadas por la región en los últimos años y de los beneficios que obtuvo en los mercados, indica la Cepal.
"Es el momento de perseverar con el timón firme en las reformas que están permitiendo resistir la tormenta financiera con daños aún menores: responsabilidad fiscal y control antiinflacionario, apertura comercial y diversificación de mercados, reducción de la deuda externa y acumulación de reservas internacionales", añade.